Segunda parte de este particular top ten que comenzamos ayer con los diez coches que han hecho historia en el Dakar. Si ayer nos centramos en la época de los ochenta y mediados de los noventa, hoy toca echar un vistazo a la historia más reciente de la prueba, tanto en su recta final sobre suelo africano como ya en el último lustro, en tierras sudamericanas.
Si en los primeros 15 años de la prueba, el dominio de las marcas francesas había sido apabullante (sobre todo con las rachas victoriosas de Peugeot y Citroën), ahora tomarían el testigo los equipos japoneses y alemanes, siendo Mitsubishi la que más saboreó las mieles de la victoria hasta su retirada de la prueba tras la debacle del 2009. Sin embargo, si hay un nombre que destacar en esta época es el de Stephane Peterhansel, ganador de cinco Dakar.
Mitsubishi hereda el dominio de los equipos franceses
Hubo un tiempo en que los 4x4 se relacionaban únicamente con Japón. Suzuki, Toyota o Mitsubishi tenían prácticamente monopolizado el mercado de los coches de tracción total y prácticamente todos los todoterreno (hasta el boom de los llamados SUV) salían del país del sol naciente. Es por ello que la marca de los tres diamantes aprovechó perfectamente la prohibición de la categoría T3 (en la que estaban encuadrados los prototipos de fábrica, entre otros lo Citroën ZX Rally Raid).
Con el Mitsubishi Pajero EVO inscrito en la categoría T2, los nipones consiguieron cuatro títulos con el motor V6 de 260 CV, basando en la fiabilidad parte de su éxito. Además de los triunfos de Kenjiro Shinozuka en 1997, Jean Pierre Fonteany en 1998 y en 2002 con Hiroshi Masuoka, Mistubishi logró la que supondría la primera victoria de una mujer en el Dakar. Jutta Kleinchsmidt y su copiloto, Andreas Schultz se alzaban con el triunfo en la polémica edición del 2001.
Muchos recordaréis que el equipo de Schlesser trató de incomodar a Hiroshi Masuoka haciendo que Serviá (y el propio piloto francés) salieran por delante del japonés, aun a sabiendas de que esto le supondría a ambos una penalización por adelantarse en la salida. Tras una dura lucha en los caminos cercanos a las playas de Dakar, el de Mistubishi intentó adelantar a la desesperada por fuera de la pista al español, lo que terminó de romper la suspensión de su 4x4, dejándole a Jean Louis líder en solitario de la prueba. La organización tomaría la decisión de penalizar a Schlesser, lo cual dejaba a su ex-novia, Jutta Kleinchsmidt, como ganadora de la edición.
Los buggies de Schlesser fueron los únicos capaces de parar a Mitsubishi
A pesar del complicado carácter de Jean Louis Schlesser, no se le puede negar que sabe construir buggies ganadores. Así lo lleva demostrando durante más de dos décadas en la arena primero del Dakar y después de la África Eco Race o en la Copa del Mundo de Rallyes Cross Country. Los coches, habitualmente con chasis tubulares y motores Renault V6 de 260 CV se mostraban muy rápidos sobre las dunas, sufriendo algo más en las etapas que no eran fuera pista.
Junto a José María Serviá tuvo uno de los equipos más potentes y experimentados a finales de la década de los noventa. Posiblemente el único capaz de enfrentarse con una estructura privada y coches 2RM a la superioridad de los coches nipones. Buena muestra de ello es que en la edición del 2000 fue capaz de conseguir la victoria en un año que ninguno de los participantes pudo sumar más de dos victorias, lo cual demuestra lo reñido que estuvo la resolución de la prueba.
La etapa de los MPR. Mitsubishi arrasó con su nuevo Pajero/Montero
Sin miedo a equivocarme, esta fue la última gran creación del quipo Mitsubishi antes de la debacle sufrida en 2009 por el nuevo Racing Lancer MRX09. La saga de los Pajero/Montero MPR se merece un capítulo aparte con respecto al anterior modelo. Nada más y nada menos que cinco victorias consecutivas, contra rivales de enjundia como los Nissan (pilotados por Colin McRae, Ari Vatanen o Giniel de Villiers entre otros), los Volkswagen o BMW, bajo el ala de X-Raid.
Tres victorias para Stephane Peterhansel y una para Hiroshi Masuoka y Luc Alphand completan siete años de dominio japonés en el Dakar, la racha de victorias más abultada para una marca en toda la historia de la prueba. Los chasis tubulares y la fiabilidad de los V6 de Mitsubishi permitieron a los pilotos del equipo repartirse los triunfos de etapa.
El Hat-Trick de Peterhansel podría haber sido mucho más de no haber perdido el liderato por sendos errores en 2003 y 2006 por sendos accidentes, que dejaron en bandeja el triunfo a Masuoka y Alphand respectivamente. Volkswagen poco a poco comenzaba a ganar rendimiento con nombres de la talla de Juha Kankkunen, Bruno Sabby, Jutta Kleinchsmidt, Giniel de Villiers o Mark Miller. En 2007 cierran un ciclo y se convierten en el último equipo de la categoría de coches que consigue ganar el Dakar en suelo africano.
Volkswagen consigue hacer ganar al Race Touareg en Sudamérica
Acabada la etapa en el continente africano y tras un año sabático en 2008, Volkswagen se aprovechaba de la debacle del equipo Mitsubishi con el MRX para ser el primero en “puntuar” en América. Y de paso, sirvió para que la firma de los diamantes se replanteara sus prioridades cuando la crisis económica ya comenzaba a azotar el territorio como si de una secuela de Godzilla se tratara.
A partir de ese momento, el versátil Race Touareg de Volkswagen consiguió tres triunfos con tres pilotos diferentes. Muchos seguimos teniendo la espinita de 2009, en la que Carlos Sainz se precipitó con su montura por un pequeño acantilado (afortunadamente sin consecuencias), acusando a la organización de que este no aparecía marcado en el recorrido de la prueba. El madrileño vio como su compañero, el sudafricano (anecdótico que un africano fuera el primero en vencer en Sudamérica) Giniel de Villiers se llevaba el triunfo final a sólo dos etapas de llegar a la meta de Buenos Aires.
El dos veces ganador del WRC tan sólo tuvo que esperar un año más para demostrar que estaba más en forma que nunca tras el primero de los intensos mano a mano que mantendría con Nasser Al-Attiyah. En aquella ocasión el qatarí tendría que ceder la cuchara, pero en la siguiente edición se tomaría la revancha tras un duelo que nos dejó imágenes completamente espectaculares y nada habituales entre dos compañeros de equipo. Aun se me ponen los pelos de punta viendo las imágenes de la novena etapa de 2011 en las que ambos lucharon hasta la misma línea de meta, mientras los dos Race Touareg botaban y volaban mientras que el “atrevido” publico tenía que salir corriendo por miedo a ver los coches demasiado cerca.
El todoterreno construido por Volkswagen resultó ser una verdadera obra de arte salida de la cabeza de los ingenieros alemanes. El chasis tubular, los casi 300 CV de potencia y un 0 a 100 km/h que superaba por poco los seis segundos les hizo imbatibles, más aún tras la retirada de la otra marca oficial presente en el Dakar, Mitsubishi. Tres títulos después, el equipo dirigido por Kriss Nissen recogía los bártulos y comenzaba a preparar su entrada en el WRC con el Polo R. X-Raid, perjudicada por el mayor presupuesto de las marcas de fabrica se quedaba como gran favorita.
Mini All 4Racing. El nuevo rival a batir
El último de los todoterrenos diesel que han dominado el Dakar. Tras muchos años compitiendo infructuosamente con el X5 y el X3CC, X-Raid se propuso desarrollar un nuevo coche con la base del Mini Countryman sumando todos sus años de experiencia y el escarmiento de todos los problemas mecánicos que le habían acosado edición tras edición, además de una punta de lanza con nada más y nada menos que nueve victorias a sus espaldas.
Stephane Peterhansel se aprovechó de estar en la estructura más potente y tener el coche más fiable y completo de todos los que disputaban la carrera para sumar dos victorias más consecutivas y llevar su palmarés hasta los once. El francés cambió completamente su forma de entender una prueba que ha ido aumentando su frenetismo con la entrada de los pilotos de rallyes (entre ellos el propio Sainz y el desaparecido Colin McRae). Basó en la regularidad su punto fuerte y después de ver como sus rivales o compañeros de equipo iban cayendo por errores, el se llevaba la gloria en 2012 (no logró ni una sola victoria de etapa) y 2013.
El modelo británico ha ido mejorando su fiabilidad durante los últimos años, haciendo que su motor 3.0 biturbo de 315 CV ruede como un reloj. Este año, hay una nueva evolución con el objetivo de continuar con su dominio, intentando hacer el Mini 4 All más estable y con un centro de gravedad más bajo para así poder reducir la brecha con los buggies sobre las dunas. Si el año pasado sólo los coches del Qatar Red Bull Team y Nani Roma consiguieron molestarle un poco, la edición de 2014 promete ponerle las cosas un poco más difíciles al menos si tenemos en cuenta que Nasser Al-Attiyah tendrá el mismo coche que él y que Carlos Sainz llega con bastantes kilómetros al volante del SMG.