La pasada semana el Turismo Carretera, una de las competiciones más importantes y más seguidas de Argentina, era noticia por el fallecimiento de Guido Falaschi. Hoy, esta competición, va a servirme para ilustrar lo que considero uno de los problemas-deficiencias que tienen las competiciones de automovilismo- motociclismo: los comisarios de pista.
Al igual que ocurre con los árbitros en el fútbol, no es de recibo que algunas de las personas que tienen un papel fundamental dentro de una competición, como lo son los comisarios de pista, no sea un puesto de carácter profesional. Entiendo que una competición menor no se lo pueda permitir, pero no es lógico que la Fórmula 1 o el Mundial de Motociclismo (bochornoso el traslado de Marco Simoncelli) tengan personas amateur, en algunos casos con escasa formación, realizando tareas que puedan significar la supervivencia de un piloto o simplemente el normal desarrollo de una competición.
En este sentido, los Estados Unidos son un espejo a seguir. Al menos su máximas competiciones, NASCAR e IndyCar Series, cuentan con un batallón de comisarios de pista profesionales que se desplazan junto con el campeonato y que reciben formación continua con objeto de que si algo pasa, todo el mundo sepa que la competición está bajo las mejores manos. El que hacer, o que no hacer, en caso de accidente es fundamental. La extracción de un piloto del vehículo, como trasladarle si fuera necesario, la retirada del vehículo (teniendo en cuenta que tipo es), primeros auxilios por si fuese necesario, la utilización de las banderas…Resulta algo básico, ¿no?.
Con esto no quiero hacer de menos a los miles de aficionados que realizan su trabajo como comisarios cada fin de semana en los cientos de circuitos a lo largo del planeta (en muchos casos sobradamente preparados). Lo que pido es que al menos, al máximo nivel, se tomen medidas para que se cuente con el mejor personal.
