Una vez que cruzó la línea de meta en India, Sebastian Vettel se convirtió en tetracampeón del mundo de Fórmula 1. Día de celebraciones que el alemán abrió con una buena ronda de donuts ante la tribuna principal del Buddh International Circuit, todo un recital digno de apreciar desde el lugar del aficionado, ya que la FIA en los últimos años se ha empeñado en prohibir detalles emblemáticos como el de la bandera que Fernando Alonso lució cuando ganó los grandes premios de Europa (2012) y España (2013). Vettel es cuatro veces campeón del mundo, como algún día lo fueron Prost, Fangio y Schumacher.
Pero a los aficionados, incluso a los no españoles, les queda un sabor agridulce. Ver el dominio de Vettel en pista y su facilidad de arrasar en carrera junto a su RB9 mientras su mayor perseguidor se parte el alma por llegar al podio saliendo más atrás de la quinta posición, duele a la F1. Habría sido bonito ver una lucha encarnizada por el título hasta el Gran Premio de Brasil, lo ganara quien lo ganara. Entrar en suspicacias, o en polémicas, es una tontería: Vettel y Red Bull son la mejor combinación equipo-piloto de la parrilla, y eso es indudable, por mucho que a algún sector le cueste asumirlo.
Llegados a la mitad de la temporada, el dominio de Red Bull ha sido absoluto. Desde Bélgica no ha ganado otro que no sea Sebastian Vettel, ni siquiera en territorio Ferrari pudieron bajarle de lo más alto del podio. Tiene tantos puntos como para ser subcampeón de constructores y solo tiene 26 años. Lejos queda ya aquella época en la que un Renault azul celebró dos Mundiales en Brasil y en los que tres o cuatro pilotos luchaban por el título en la última carrera.
Ferrari lo podría haber hecho mejor, mucho mejor. Quizá Alonso también haya demostrado sus puntos débiles, como por ejemplo hizo en Mónaco, y la mala suerte también ha estado presente, como en Malasia y en Bahréin, con aquel DRS. No sabemos qué habría pasado a igualdad de condiciones, seguro que Fernando le habría puesto las cosas más difíciles a Sebastian. No lo sabremos, así es la Fórmula 1.
El año que viene empiezan las cosas de cero, y en eso hay que pensar. Aunque nadie se pueda conformar con un subcampeonato, es eso lo que demuestra lo que ha hecho Ferrari esta temporada. Han vivido de la renta de la primera mitad de la temporada hasta el final: cambios en Pirelli, mejoras que no han funcionado... y alguien ha hecho un mejor trabajo que ellos. Más allá de lo deportivo, también han fallado en la parte interna: muestran que no hay estabilidad y que su piloto no está contento con lo que tiene, ni el que tiene que ayudar lo hace... y así no venden la filosofía de la gran familia Ferrari.
Fernando debería continuar en Ferrari. Sería bonito verle ganar en McLaren-Honda, sí, pero siempre le quedará el resquemor de no haberlo hecho con el equipo más laureado de la historia tras varias temporadas en él. Esperemos que alguien ponga órden en 2014 y si no... aplaudiremos a Vettel y a Red Bull, que bien lo merecen, o a cualquier otro que gane.