Aunque lleva tiempo advirtiéndolo, Alonso parece ya resignado a lo que va a ser su nuevo rol este año: pasarlo mal, muy mal, como hoy para entrar en la Q3 y luchar el domingo por entrar en los puntos con la única esperanza de que una carrera loca pueda permitirle ganar algunas posiciones y, como en Melbourne, estar entre los primeros.
Pero en condiciones normales, como se ha desarrollado la sesión de calificación hoy, Alonso está entre el 9º y el 12º puesto. Hoy ha habido suerte y por unas escasas milésimas ha superado el corte de la Q3, pero una vez entre los diez mejores, no tiene coche para luchar por nada más.
El propio Alonso ha reconocido que "para estar entre los cuatro o cinco primeros tendríamos que salir sin gasolina, así que he preferido pensar en la carrera y conformarme con el noveno puesto". El piloto español no ve apenas diferencias con su situación en la parrilla del GP de Australia: "Sólo estoy una fila por delante y el objetivo será el mismo, luchar por los puntos y si sale una carrera loca como la de Australia, pues intentar aprovecharlo".
Y teniendo en cuenta como están las cosas, sólo la lluvia podría hacer que Alonso tuviera opciones de estar delante en la carrera de mañana. La amenaza de lluvia para la calificación de hoy no se ha materializado, pero hay previsiones de agua para mañana, así que habrá que cruzar los dedos para que llueva. Por lo menos, la emoción estará asegurada.