La última vez que pudimos leer declaraciones de Adrián Campos fue a principio del mes de febrero. En aquel momento, Campos apareció para acallar los rumores que decían que Dallara podría haber vendido su diseño de monoplaza a Stefan GP. De aquello nada pasó y el máximo responsable de Campos Meta comentó que todo podía quedar solucionado unos días después.
La solución no vino de la mano de Adrián Campos, vino del José Ramón Carabante y su dinero. A pesar de que también se dijo que Adrián Campos iba a salir del proyecto, finalmente se quedó con un cargo directivo, lejos de la pista. Quizás por ello me resultaron tan extrañas, e incluso fuera de lugar las declaraciones que ayer todo el mundo se hacía eco y que utilizaron parcialmente, al menos en sus títulos.
Hispania hará el ridículo en Bahrein
Por suerte para los aficionados, alguna página publicó integramente los comentarios de Adrián, en los que la frase inial, llena de fuerza de cara al público dejaba de ser tan amarillista.
Es muy probable, pero no se debe entender como ridículo. Se debe entender como que el coche se pone en la pista y debe utilizarse el Gran Premio para dar las vueltas que se puedan dar. Yo personalmente, si no hubiera tenido el problema del entry y hubiera tenido que tomar decisiones no hubiera ido a Bahrein. Ahora, hay que estar allí para no tener ningún problema. Si la gente lo quiere ver como ridículo es su problema, pero lo que debe hacerse es una planificación seria para que el coche recorra los kilómetros necesarios para ultimar su puesta a punto
Un día después ha sido el propio Adrián Campos quien ha matizado sus palabras (cuando hace falta hacerlo, malo), mal entendidas y lo que es peor utilizadas de forma sesgada. Pero claro, hoy casi nadie se hará eco de ellas y para el recuerdo quedará que Campos estaba tirando piedras contra su propio tejado.
Su respuesta ha sido la adecuada. A pesar de que tuviera que dar un paso atrás en el proyecto, a fin de cuentas fue el quién lo inició y debería estar, en sus propias palabras, tremendamente orgulloso de ver el coche en la pista. Lo secundo.
