En los Grandes Premios de Fórmula 1, al igual que en otras categorías del mundo del motor y otras disciplinas deportivas, en los últimos años se ha puesto de moda la colocación de cámaras que permitan a los espectadores pasar a formar parte de la acción mediante una visión aproximada de lo que los deportistas ven en cada momento.
En las retransmisiones de Fórmula 1 son habituales los planos de las cámaras subjetivas de los monoplazas que ayudan a los que están en casa a ver la distancia a la que se encuentra un piloto de otro o ver cómo es la soledad del que tiene terreno libre por delante pero no tiene velocidad suficiente para recortar distancia con los rivales.
El la clasificación pasado Gran Premio de Austria Nico Hülkenberg logró hacerse con el tercer mejor tiempo de la sesión tan solo por detrás de los inalcanzables Mercedes. Pero, ¿a dónde miraba el alemán en cada momento? Gracias a Sky Sports F1, Foce India y unas gafas de última generación hemos podido descubrir a dónde miran exactamente los pilotos de Fórmula 1 cuando están dentro de sus monoplazas.
Las gafas están equipadas con cinco diminutas cámaras con infrarojos que detecta el movimiento del globo ocular y se traducen en el sentido de éstas cámaras. No sólo detectan la posición de la pista y el enfoque de los ojos del piloto sino que también nos permite ver el tiempo de reacción al mismo tiempo que nos muestra el ángulo correcto de la cámara.
Comenzando por el inicio de cualquier vuelta, en la salida del garaje los ojos lo primero que hacen es adaptarse a la claridad de un circuito soleado después de haber pasado un rato en la oscuridad relativa con luz artificial del box.
Una de las cosas que más sorprenden es lo atareados que están los ojos. Esto se debe en parte porque el ojo humano tiene un campo visual bastante reducido por lo que hace que sea una especie de cámara bastante mala. Sin embargo, nuestro cerebro es un gran procesador que llena los vacíos para crear lo que llamamos visión periférica.
Según confirma el afamado periodista británico Ted Kravitz, los piloto de Fórmula 1 a diferencia del resto de los mortales entrenan sus ojos para procesar más información en menos tiempo que cualquier otro mortal. Podríamos decir que es un una especie de súpersentido.
Si analizamos la salida del pitlane y la incorporación a la pista de Hülkenberg podemos ver cómo mira instintivamente los retrovisores pero esta acción tan solo le lleva unas décimas de segundo, es decir, el tiempo mínimo en el que un humano puede mirar algo y recoger la información de lo que está viendo. Cuando cualquiera de nosotros lo hace en carretera, necesitamos como mínimo medio segundo para poder reconocer algún objeto.
Uno de los procedimiento más tensos de la carrera y de los que más concentración requiere es la salida. Si analizamos los datos del Eye Tracking- que es el nombre que recibe este sistema- podemos ver cómo los datos revelan que el tiempo de reacción de Hülkenberg es inferior a una décima de segundo. Algo realmente sobrehumano.
Una vez en la pista, Nico se centra en los vértices. Cuando se acerca a una curva centra la vista en el vértice más allá de su rueda delantera, en el caso del vídeo, la izquierda. Ésto combinado con la sensación de velocidad que puede sentir en su cuerpo le permite saber a qué velocidad máxima girará su coche en las curvas sin trompear. Hülkenberg ni siquiera mira a la pista porque realmente no lo necesita, tiene información suficiente para saber que va a marcar un buen tiempo por vuelta.
Tampoco mira a los botones, a las herramientas que tiene en el volante ni al volante en sí mismo. Es su visión periférica la que se encarga de recoger toda esa información sin que el piloto tenga que centrase en ella específicamente.
Una vez ya de vuelta al garaje. En la entrada del pitlane el de Force India mantiene la mirada en el cartel blanco y negro de "PITS" que marca el punto de comienzo del limitador de velocidad del pitlane. Después, echa una mirada a izquierda y derecha antes de accionar instintivamente el botón verde del volante que pone el monoplaza en neutral.
Si nos fijamos en el vídeo, Hülkenberg, no obstante, no está mirando el botón sino a los guantes a rayas del mecánico delantero izquierdo que le sirve como referencia visual para la parada.
Tal y como se ha demostrado, cada vuelta en un Fórmula 1 es un baile de movimientos perfectamente orquestado en los que una centésima de segundo puede marcar la diferencia entre el fracaso o la victoria.