De los tres motores diesel que animan actualmente la gama Focus, os comentaré el motor básico, 1.6 TDCi de 90 CV y el mediano, 1.8 TDCi de 115 CV, que son a efectos de mercado los más interesantes. En cuanto a comportamiento, el Focus es de lo mejorcito del segmento compacto. Conozcámoslo:
Conducción y dinámica
Meses antes, la gama diesel comenzaba por sendos bloques 1.6 TDCi (de origen PSA) de 90 y 110 CV. El básico utilizaba una turbina de geometría fija, y el otro geometría variable y otras modificaciones menores. Debido a problemas de suministro de los motores de 110 CV, demandadísimos, Ford optó por rescatar el antiguo 1.8 TDCi de 115 CV con algunas modificaciones para cumplir la norma Euro IV y aumentar la fiabilidad.
El propulsor de 110 CV estaba asociado a la versión automática, con un cambio automático de variador contínuo, hasta hace poco tiempo. El configurador de Ford no contempla dicha posibilidad ya.
El 1.6 TDCi de 90 CV tiene un bloque de 1.560 cc, hecho en aluminio, con alta tecnología turbodiesel. Su par máximo es 215 Nm a 1.750 RPM y es uno de los motores más eficientes que hay, sin desprecios a los TDI o los dCi. Con 1.357 Kg. de carrocería no es ningún torpedo en cuanto a respuesta, pero para quien no exija prestaciones elevadas, este motor mueve bien el coche, adelanta correctamente y ofrece un consumo realmente bajo.
Según el ordenador, que por cierto NO tiene económetro instantáneo, el consumo era de 4,8 a 5 litros de gasóleo a los 100, a lo que hay que sumar el 5% para ser real. Es decir, con 55 litros la autonomía es superior a 1.000 kilómetros. Es un motor muy agradable, progresivo casi como un gasolina, que responde bien a bajas revoluciones y se defiende hasta las 4.000 RPM, donde es posible seguir acelerando pero más que nada de forma simbólica. Un testigo en el tablero de instrumentos nos indicará la conveniencia de pasar a una relación superior pasadas las 4.000 RPM.
Bajo mi punto de vista tiene potencia más que suficiente para uso diario: ciudad, puertos, autopista… incluso si eres de los que se hace cruceros por encima de los 140 Km/h, el motor puede. Eso sí, en adelantamientos hay que tener en cuenta que es como un utilitario turbodiesel de 70 CV, necesitamos unos 12 segundos para pasar de 80 a 120 Km/h en 4ª y 15,6 segundos en 5ª, y si viajamos cargados, un poquito más. Alcanza 179 Km/h y necesita 12,7 segundos en el paso 0-100 Km/h.
Siendo una motorización de acceso, es muy recomendable. Se le puede criticar que es un poco lentillo en recuperaciones y que la sonoridad y vibraciones es un poco superior a las de algunos competidores, pero en conjunto es un buen producto.
En cuanto al 1.8 TDCi, no creo que sea mejor que el 1.6 TDCi de 110 CV en términos globales. Es cierto que entrega sobre ficha 5 caballos más y 40 Nm de par adicionales, pero no puede competir en refinamiento y suavidad con el propulsor más moderno, que por algo es tan demandado, tampoco con su oponente de 90 CV. Conduje el 1.6 TDCi de 110 CV hace 2 años en el Focus, y lo prefiero al motor actual. A bajas revoluciones se muestra más torpe y es más propenso a calarse que los 1.6.
En aceleración y recuperaciones es satisfactorio, pues supone un aumento de prestaciones notable respecto al 1.6 TDCi de 90 CV, por ejemplo el 1.8 necesita unos 8,74 segundos para hacer un adelantamiento en 4ª, casi 3 segundos menos. La punta se eleva hasta 190 Km/h y baja de 11 segundos para hacer el paso de 0 a 100 Km/h. Eso sí, en consumo la diferencia se nota. Según el ordenador, medias de 5,6 a 5,8 litros, lo que pasado a autonomía real (+5%) es entre 900 y 935 kilómetros, más o menos.
El par máximo, 280 Nm, lo da a 1.900 RPM, y la cifra máxima de caballos a las 3.700 RPM, y llegadas las 4.000 RPM no tiene sentido seguir acelerando, la pérdida de rendimiento se nota. Entre 2.000 y 3.000 RPM obtendremos lo mejor del motor en cuanto a empuje, y se nota diferencia con el 1.6 de 90 CV, pues hay menos progresividad y más patada. Puestos a elegir entre el de 90 CV y este, creo que aceptaría el sacrificio de prestaciones a cambio de mayor agrado de uso y un mejor rendimiento, pero eso ya es una elección muy personal (consideraciones económicas al margen).
Dejemos ahora a un lado los motores, el coche se merece un comentario aparte.
Si el Focus I ya fue uno de los compactos con mejor comportamiento de su categoría, en el presente su sucesor toma partido de ese ADN. Es prácticamente igual al Golf o León, con un gran equilibrio entre un gran confort de marcha y comportamiento deportivo. El coche responde a las órdenes del conductor sin rechistar, incluso cuando se cierra una trazada con decisión, el tren trasero se muestra vivo pero es controlable. El ESP es opcional, pero como siempre es un extra obligatorio para evitar algún que otro susto, y funciona a la perfección.
La suspensión ni es incómoda ni blandorra, viene igual de bien para asfaltos en mal estado como para buenos firmes llenos de curvas, sujeta perfectamente y a menos que se ruede muy rápido donde no hay que hacerlo, no se le encuentran pegas. Está muy cerca del compromiso perfecto entre lo racional y lo pasional.
La dirección, que cuenta con 3 programas diferentes (Deportivo, Confortable y Estándar) es muy agradable y eficaz, sólo se le puede reprochar cierta falta de asistencia cuando tenemos que pegar un volantazo a baja velocidad en caso de riesgo. Los pedales tienen buena precisión y no hay objecciones en cuanto a su recorrido o dureza. Respecto al cambio, aquí si que se pueden sacar defectos.
Ambos modelos son de 5 velocidades. La palanca tiene un tacto mecánico, un poco duro, no es totalmente satisfactoria. Entre la 4ª y la 5ª hay un escalón que obliga a hacer más preciso el movimiento de la mano para insertar bien la marcha. Si quiere mejorar Ford el tacto de la caja de cambios, debería hacerla de un tacto más suave y eliminar ese escalón. No es un gran problema una vez que uno se acostumbra, de hecho ni se entera, pero no es lo que abunda en las cajas manuales de los compactos.
Los desarrollos de la transmisión son correctos incluso en autopista, aunque el 1.8 TDCi podría admitir una caja de 6 velocidades para poder exprimir más el motor y bajar un poco el consumo en cruceros. Si hablamos del modelo de 90 CV, no hay nada que objetar.
En general el coche se muestra muy estable, tanto en conducción normal como deportiva, pues apenas balancea y transmite mucha confianza al conductor, que por ejemplo no se tendría en un Renault Megane o un Peugeot 307, que miman más al pasaje con tarados un poco más blandos. Cuando las cosas se ponen feas, los frenos responden muy bien y detienen al Focus en una distancia satisfactoria, sin sorpresas. Por ejemplo, a 120 Km/h en un frenazo recorre 61 metros (1.6 TDCi) y 54,6 metros (1.8 TDCi), una buena cifra.
Agrada tanto a conductores tranquilos como a los más dinámicos, esta es una de las explicaciones de por qué se vende tan bien este coche. De todo el segmento compacto, me parece uno de los modelos más completos y más recomendables para un amplio público.
En la próxima entrega, veremos qué tal anda de equipamiento y hasta qué punto es seguro.