Tesla ha anunciado una mejora en el software integrado en el Tesla Model S de cara a reducir un potencial riesgo que la compañía ha detectado fruto de varios factores como deficiencias técnicas en las instalaciones domésticas (corrosión o daños en los puertos, cableado incorrecto, etc.). Estas podrían causar una mayor resistencia eléctrica y un excesivo aumento de la temperatura de los adaptadores.
En algunos casos se llegaba a fundir parte del adaptador y del cable, y suponía en última instancia cierto riesgo de incendio mientras el coche se recargaba.
Para paliar esto, Tesla Motors ha venido trabajando en una actualización que permite al Tesla Model S reducir la carga en un 25% en caso de que se detecten cambios inesperados en la corriente eléctrica durante la recarga. La actualización se ofrece a los conductores vía online, o en caso de no poseer ese acceso, en cualquier centro de la compañía.
Para terminar de curarse de espanto, el fabricante ha variado el diseño del adaptador de corriente utilizado para recargar el Tesla Model S con el cable de recarga ocasional. Este cable es lo que vendría a ser el equivalente al cable con conector schuko en Europa, conocido en Estados Unidos como "Universal Mobile Connector - NEMA 14-50".
El cambio ha consistido sencillamente en añadir un fusible térmico, que impedirá que la recarga continúe si detecta un aumento extraordinario de la temperatura. Se trata de detalles no tan insignificantes para Tesla, que quiere conservar su halo de seguridad después de que la NHTSA haya reafirmado las cinco estrellas para el Tesla Model S.
Tesla Motors asegura por escrito a la NHTSA que con estas dos medidas queda resuelto el problema. Hay 29.222 unidades de Tesla Model S afectadas, las fabricadas entre el 15 de septiembre de 2012 y el 10 de enero de 2014, a las que se les suministró el cable con el adaptador de corriente que se sustituye. El nuevo cable será enviado gratuitamente a todos los propietarios.
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