En este segundo reportaje analizamos la experiencia de subirnos por primera vez a un scooter totalmente eléctrico de la mano de la empresa ProECO, aprovechando la exposición de varios de sus modelos en el SIMEM en Vigo.
La primera impresión que recibes al mirar uno de estos scooters es la misma que probablemente tengas al observar la foto superior: parece un scooter normal. Esto es en su mayoría cierto, estéticamente tan solo la falta de tubo de escape puede revelar su secreto, pero una vez en marcha todo cambia… para mejor.
Subidos a su asiento, encontramos sobre el manillar tres relojes cilíndricos cromados, muy al estilo custom, uno con los testigos luminosos habituales, y otros dos analógicos de velocidad y carga de la batería respectivamente. La moto en si tiene un aspecto desenfadado, una linea de corte clásico que no pasa de moda.
Prestaciones y rendimiento
De fabricación alemana al igual que sus hermanos Emil y el Emma, el Emilia dispone de dos motorizaciones eléctricas dispuestas en sendas opciones de equipamiento. La básica propone un motor de 2.000 W, con baterías de silicio que proveen de hasta 70 Km de autonomía, un tiempo de carga desde vacío de hasta ocho horas y mas de 450 ciclos de carga completos de duración.
La segunda opción es la mas avanzada, con un motor de 3.000 W, baterías de Litio y una autonomía aumentada hasta los 90 Km de media. El tiempo de carga también se reduce a tan solo cinco horas y prolonga su vida util hasta unos 800 ciclos de completos de carga. Ambos sistemas carecen de efecto memoria y se pueden recargar sin necesidad de esperar a su descarga, en cualquier momento.
Comparten también el resto de componentes ciclo y frenos de disco en ambas ruedas, si bien el modelo mas potente es algo mas ligero gracias al menor peso de sus baterías. Están homologadas para poderse conducir desde los 16 años con permiso de ciclomotor.
En marcha silenciosa
Nos sigue chocando, en este tipo de vehículos sobre todo, el hecho de girar la llave y no escuchar ningún sonido, tan solo un discreto “beep” avisando de que el sistema está en funcionamiento. Nos advierten al subirnos que seamos suaves con el puño al arrancar, mas que nada porque la falta de referencias como las revoluciones del motor nos empujan instintivamente a girar hasta sentir algo, y lo que sentimos es como el vehículo sale disparado hacia adelante sin ningún tipo de advertencia.
Si bien no es algo peligroso, si que nos manda un primer aviso de que no estamos ante una moto de juguete, pese a que lleve un motor eléctrico y baterías. Una vez estudiado el punto del acelerador todo se vuelve mas sencillo. La respuesta del motor eléctrico es instantánea, no hay variador ni correas, el motor va integrado en la propia rueda, la rapidez de reacción sigue sorprendiendo a lo largo de la prueba sin resultar incomoda.
La amortiguación responde perfectamente, no hay masas
La aceleración sorprende quizás mas por la falta de referencias sonoras. El scooter es silencioso incluso a su máxima velocidad, al menos lo suficiente para no distinguirlo bajo la combinación del casco, el viento y el ruido de rodadura. Alcanza dicha velocidad muy rápidamente, lo que quizás nos revela que sacrificando autonomía podría desarrollar una velocidad superior sin demasiados apuros. De todas formas va sobrado de prestaciones para circular por ciudad, que es su hábitat natural.
Muchos pros y pocos contras
Lo cierto es que el motor no tiene mantenimiento de ningún tipo, no hay aceites ni bujías ni niveles que revisar, no hay escape con el cual quemarse ni humos en espacios cerrados. La única pega podría ser el precio, pero se nos antoja bastante similar al de un scooter equivalente de 50 cc como el LX 50 Piaggio mas básico, rondando los 2.000 euros en su versión mas sencilla.
El coste de desplazarse 100 Km es aproximadamente de 35 céntimos de euro, el seguro ronda los ochenta euros según que compañia y habría que valorar también lo que nos ahorramos a lo largo de la vida del vehículo en mantenimientos y reparaciones. Pero en conjunto nos parece una buena inversión para nuestros desplazamientos urbanos.
Las pegas vendrían, como en cualquier vehículo eléctrico, en contar con un punto de recarga en nuestro garaje, los quizás un poco limitados ciclos de recarga de su verisón de silicio y la falta de protección contra el viento, si bien esto último no es algo achacable a su naturaleza eléctrica, sino a su estilo custom clásico.
Tras el paseo entre el tráfico urbano, podemos concluir que es un vehiculo ideal para movernos por ciudad, tiene todas las ventajas de un scooter clásico pero eliminando el ruido, los olores, la contaminación, y resultando mucho mas económico tanto de recargar como de mantener.
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