Si nos centramos en las infraestructuras que permitan desarrollar nuevos modos de movilidad urbana alternativa, las necesidades de aparcamiento de los vehículos son primordiales. El caso del coche eléctrico apelando al civismo del resto de conductores a la hora de aparcar es un ejemplo claro.
En el caso de moverse por la ciudad con una bicicleta convencional, o una impulsada por un motor eléctrico, la cuestión de las infraestructuras cobra el mismo sentido. Y esto incluye todos los aspectos de la conducción de estos vehículos, a través de ciclocarriles y ciclocalles, pero también con aparcamientos especiales para bicicletas.
Resulta curioso que a estas alturas el aparcamiento clásico y convencional de una bicicleta en ciudad continúe siendo el árbol, el bolardo o la farola. Bien es cierto que cada vez vemos más aparcamientos especiales, y que al menos hemos atendido a una evolución correcta. Los sistemas de sujeción de estos aparcamientos ya permiten anclar el cuadro de las bicicletas, superando a aquellos sistemas en los que sólo se alcanzaba a proteger candado una de las ruedas.
Precisamente, el tema de la seguridad a la hora de abandonar el vehículo es uno de los factores que podría jugar en contra de que alguien pueda adquirir una bicicleta eléctrica. No es lo mismo moverse en ciudad con una bicicleta herrumbrosa que no llamaría la atención de ningún caco, que con una bicicleta eléctrica, cuyo precio de mercado es elevado.
Como bien sabemos, una bicicleta eléctrica no es un ciclomotor. Es más manejable y ligera (a pesar de las baterías), y por tanto, más fácil de ser substraída. En la actualidad, se nos plantean varias alternativas en forma de ejemplos para solucionar este problema. Uno nos llega de Japón, donde existen aparcamientos subterráneos y automatizados especiales para bicicletas.
Funciona tal y como lo hace un aparcamiento robotizado de turismos, y con menos espacio. Es una solución además que despeja la vía, problema frecuente en países como Holanda o Dinamarca.
Otra vía similar es el uso de taquillas para bicicletas que permiten ser plegadas. El ejemplo de esto nos llega desde Utah, en Estados Unidos, donde una compañía de alquiler de bicicletas ha mostrado un prototipo de este sistema de aparcamiento y almacenamiento bautizado como Dahon Dock-In Station.
Está claro que estas son alternativas aplicables en zonas urbanas donde se encuentras generalizado el uso de la bicicleta, y que en nuestro país, realizar inversiones de este tipo puedan ser calificadas de poco prioritarias. Ahora bien, habría que entender en conjunto los beneficios que acarrearían el fomentar el uso urbano de la bicicleta y la bicicleta eléctrica, para lo que sin duda queda todavía mucho por hacer en cuestión de infraestructuras.
Vía | Bike Biz Foto | Flickr En Motorpasión Futuro | ¿Cual es el coste comparativo de la bicicleta y del coche para la sociedad?
