Estos días hemos tenido una última actualización de la saga del ciclo de homologación europeo NEDC. En verano os contábamos que la Unión Europea quería avivar el proceso para modificarlo hacia un estándar de homologación más cercano a la realidad, y ahora nos llega una estimación sobre cuándo esos cambios serán efectivos.
Se está hablando de que el desarrollo y todas las decisiones que queden por tomar al respecto se tomarán antes de que acabe 2016, para el que al año siguiente, en 2017, el nuevo NEDC sea una realidad. Evidentemente, los órganos encargados de representar a los fabricantes siguen oponiendo la correspondiente presión, pero hay signos que nos hacen pensar que esta vez Europa no va a ceder con la cuestión, que va en serio.
Hay que recordar que estamos hablando de unos métodos encargados de determinar consumo y emisiones de forma objetiva que tienen más de 25 años (el ciclo NEDC, cuyas siglas obedecen a New European Driving Cycle, ya no tiene nada de nuevo) y que han quedado completamente desactualizados.
En los últimos años, los estudios empeñados en demostrar esto se han sucedido. Como sabéis, no es una cuestión trivial, sino que determina, por ejemplo, que el hueco actual entre el consumo homologado y el real nos cueste unos 450 euros más al año. Esto es así porque los fabricantes han comenzado a desarrollar técnicas específicas y alejadas de la conducción en condiciones convencionales para obtener mejores estadísticas una vez superada la homologación.
Como decimos esto afecta tanto a nuestros bolsillos, como a nuestros pulmones, pues la reducción de emisiones por parte de los fabricantes y lo que se ha ido ganando en los últimos años corre peligro de dar dos pasos hacia atrás.
Si la Unión Europea se mantiene firme, los fabricantes se verían con un margen de actuación cada vez menor ("no sabemos" cómo se ha llegado aquí), amenazados por sanciones antes posibles incumplimientos y el reto de afrontar la inversión necesaria para reducir emisiones y escoger entre los diferentes caminos que propone la movilidad alternativa. Un llanto que es cada vez menos consolador.
No obstante, todavía no se ha tomado la última decisión. Aunque resignadas, la ACEA (Asociación de fabricantes europeos de automóviles) y la SMMT (Sociedad británica de fabricantes y vendedores de coches) presionan a las autoridades europeas esgrimiendo que si se cumplen las fechas para el cambio del estándar de homologación implicaría un gran gasto para modificar los actuales ciclos de desarrollo de muchos fabricantes. No les falta razón, por una parte, pero por la otra, ¿cuándo no ocurriría esto?
¿Un punto de inflexión o de depresión?
No va a ser un momento sencillo aquel en el que el mercado europeo vaya a afrontar su particular realidad. Veremos también qué tratamiento y vías se toman, pero nos gustaría saber cómo se va informar de que, por ejemplo, los 118 g/km de CO2 que os anunciábamos la semana pasada de media conseguida para España "no son tan reales"; o si tras el paso por el nuevo NEDC los fabricantes se aplicarán para que no notemos que los nuevos coches siguen esa estela de reducción para alcanzar los 95 g/km de CO2 en 2021.
Lo que está claro es que bajo el contraste y la perspectiva de otros ciclos de homologación más modernos no estaría tan claro que se hubiera alcanzado ya el año pasado el objetivo para 2015 de 130 g/km de CO2. De momento, muchos fabricantes ya buscan opciones para paliar lo que se les puede venir encima. Esta misma semana, por ejemplo, Honda hablaba de un actualización para sus catalizadores (FLORA) que se aplicaría a sus modelos en 2017 para tratar de cumplir con los objetivos de emisiones (esto último se subrayaba en la propia nota). ¿Casualidad?
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