Si os soy sincero, no se que se le estaba pasando por la cabeza a la gente de Ford cuando se les ocurrió hacer esta rocambolesca comparativa: su nuevo motor Ecoboost de dos litros enfrentado a los propulsores del transbordador espacial. Como diríamos coloquialmente es como comparar la velocidad con el tocino.
Cuando nos recuperemos de la impresión inicial, si leemos un poco más detenidamente veremos que se trata de una maniobra de marketing para resaltar las virtudes de su nuevo motor turboalimentado el cual está fabricado con tecnología y materiales de la era espacial.
Hay que reconocer que los motores Ecoboost gasolina turbo del Fabricante Americano hoy por hoy son el referente en el mercado. Desde el mediático 1.0 que tanto revuelo ha causado últimamente, pasando por el 1.6 hasta llegar al 2.0 que es el protagonista de la comparativa.
Son varios los avances técnicos que hacen que los motores de Ford estén a la cabeza en rendimiento y emisiones. Por ejemplo, la turbina del sobrealimentador está fabricada con carísimas aleaciones de wolframio y cobalto. Gracias a este material, el turbo puede aguantar una temperatura máxima en servicio de hasta 1050 grados.
Fijaros a que nivel tecnológico está esta aleación que se utiliza, por ejemplo, en aplicaciones tan duras y extremas como es la fabricación de ciertos componentes del transbordador espacial.
Materiales más fuertes implica, como no, una mayor fiabilidad y durabilidad. Esta es una mejora capital ya que el turbo es un componente del coche bastante delicado que suele averiarse con "demasiada" frecuencia y encima es muy caro de reparar.
Otra innovación de Ford para mejorar el rendimiento disminuyendo las emisiones es la de construir o implementar el colector de escape del motor en la propia culata del mismo. De esta manera los gases de escape tienen que recorrer menos distancia hasta llegar al turbo y por lo tanto pierden menos energía en el recorrido.
También han dado con una solución para un problema típico de estos propulsores. Los motores turboalimentados sufren bastante cuando paras la máquina justo después de haberla solicitado mucha potencia. Normalmente lo que hay que hacer es mantener el motor durante unos segundos al ralentí para dejar que se estabilicen las temperaturas y se enfríen los componentes antes de apagar el motor.
Esto, en la práctica no se hace "nunca" y acorta notablemente la vida del turbo. Pero Ford ha desarrollado un sistema que genera un flujo de agua para refrigerar este componente cuando detenemos el motor lo cual mitiga en gran medida esta mala practica de la mayoría de los conductores.
¿Y estas mejoras técnicas en que se traducen?
Si vamos a los números, el 2.0 ECOBOST de Ford da 237 CV, 250 en el Focus ST con una electrónica más agresiva. Su turbo gira a 190.000 rpm y puede soplar a una presión de un bar. Desde luego son cifras récord para tratarse de un motor generalista que se montará en coches para la gente de la calle.
Estamos hablando de 118,5 CV/l. Como siempre el problema de estrujar tanto los motores es que se acorta su vida, pero en Ford afirman que con sus avances técnicos la durabilidad está más que garantizada. Desde luego sólo el tiempo dirá si eso es cierto o no.
De momento, el downsizing es la solución que están tomando la mayoría de fabricantes para reducir el consumo y las emisiones de sus coches. Montar motores más pequeños y eficientes pero incorporarles turboalimentación para de esta forma mantener o incluso aumentar las prestaciones.
Vía | Autoblog Green En Motorpasión Futuro | El motor Ecoboost de Ford supera las expectativas de ventas; El motor 1.0 EcoBoost de Ford gana el premio internacional a Motor del Año; Ford anuncia una inversión de 137 millones de dólares para lanzar más modelos alternativos
