Uno grupo de químicos de la Universidad de Birmingham acaban de publicar un artículo en la prestigiosa revista química Royal Society of Chemistry Journal of Materials Chemistry, con un descubrimiento insólito, al haber utilizado gelatina, de la misma que se emplea en la elaboración de jaleas y postres, como elemento para sustituir al platino como catalizador en las pilas de combustible.
La gelatina, convenientemente mezclada con partículas de hierro y magnesio, crea una estructura de tipo esponja que cuando se calienta forma nanopartículas de carburo de hierro, que pueden ser disueltas dejando pequeños agujeros a modo de capsulas huecas en las paredes de la esponja, creando un área superficial extremadamente grande, crucial para permitir que los reactivos gaseosos fluyan a través del catalizador de la pila de combustible.
Los resultados obtenidos en las pruebas efectuadas han sido casi tan buenos como los obtenidos con un catalizador de platino convencional, pero considerablemente mucho más barato. Hasta ahora los catalizadores utilizados para obtener electricidad en las pilas de combustible mediante la combinación del hidrógeno y el oxígeno estaban hechos a base de platino, material muy caro.
La industria del automóvil lleva años interesada en el uso de las celdas de combustible como un medio para suministrar energía a los vehículos mediante el hidrógeno, en lugar de utilizar los altamente contaminantes combustibles fósiles. Con este descubrimiento no solo se prescinde del uso de materiales caros sino que se pasaría a utilizar un material de gelatina muy fácil de hacer y con componentes altamente abundantes y baratos, como el hierro y el magnesio.
Esta investigación ha sido dirigida por la doctora en químicas Zoe Schnepp de la Universidad de Birmingham en conjunción con científicos del Instituto Nacional de Ciencias de los Materiales de Japón y de la Universidad del Sudeste de Nanjing, en China.
En Motorpasión Futuro | La pila de hidrógeno podría bajar notablemente de precio gracias a un nuevo catalizador, Hidrógeno, ¿el combustible mágico?
