La Unión Europea sigue trabajando sobre los objetivos de emisiones de gases contaminantes, y en concreto las CO2, que es el primer baremo de presión para que los fabricantes reduzcan el impacto de los vehículos en el medio ambiente y apuesten por soluciones alternativos. Estos objetivos no son algo baladí, de ellos en buena medida depende las prisas para la introducción, por ejemplo, de la movilidad eléctrica en los próximos años.
Pues bien, en la actualidad la comisión europea se encuentra analizando la inversión que han de acometer los fabricantes, de cara a dar por buenos los plazos marcados, pero no sólo eso, ya se mira hacia el siguiente escalón. Algunos expertos indican que se moverá en torno a los 75 gramos de CO2 por kilómetro, y en este caso, más relevante que el "qué", es el "cuándo".
De momento, gracias a los esfuerzos de los fabricantes se superó el objetivo de 2012, y ya estamos por debajo del de 2015 (130 g/km). No obstante, no existen motivos para que cunda el optimismo con esta cuestión. La presión alemana consiguió en su día 12 meses más de margen para el escalón de la próxima década, los 95 g/km, y en el debate para el siguiente paso, parece que se están moviendo por los mismos derroteros en el patio automovilístico continental.
Es decir, esos 75 g/km (de los que se duda todavía que en un intervalo entre los 68 y los 78 g/km) se esperaban para 2025, y estos días ya se hablan de que la norma no entraría en vigor hasta 2030. Cinco años de diferencia que pueden acelerar o aminorar los ánimos y presupuestos dedicados en materia de movilidad alternativa.
Hay otra cuestión, no menos espinosa, que es la próxima actualización del ciclo de homologación NEDC, en un intento por hacer la puñeta las cosas bien y que no nos veamos abocados a contaros malas noticias como la ocurrida con Mercedes-Benz y sus prácticas de manipulación de los consumos de sus coches. Claro está, de modificarlo y hacerlo más estricto cercano a la realidad afectará a la carrera de la industria con sus exámenes europeos.
Los analistas hablan del siguiente paso, el de los 75 g/km, como el que verdaderamente tornará irrevocable el cambio hacia las motorizaciones eléctricas, y en el que ya no valdrán medidas intermedias para aumentar la eficiencia. Fabricantes como Volkswagen hablan, por su parte, de no sobrecargar a los fabricantes porque puede ser contraproducente desde el punto de vista económico.
Vía | Automotive News Europe
Imágenes | Luigi Rosa (CC) en Flickr
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