Es el momento de la bicicleta compartida

Es el momento de la bicicleta compartida
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Los programas de bicicleta compartida han ido creciendo en fuerza en los últimos años a escala global. Si nos vamos a Estados Unidos, para valernos de un ejemplo en concreto, descubriremos que una tendencia que habla por si sola. De 2012 a 2014, en tan sólo dos años, el número de bicicletas para este uso se va a cuadriplicar.

Es por eso que os hablábamos hace poco del creciente interés de la iniciativa privada en este área, que en teoría, vendría a sustituir a la pública, al comenzar a observar potenciales clientes en lugar de potenciales usuarios, al igual que está ocurriendo con las plataformas de coche compartido.

Aumento del uso Bicicleta Compartida

¿Todos saldrían ganando?

Sabemos que la respuesta a esa pregunta no deja de ser relativa, y quizá algo dolorosa en cuanto a nuestra pasión por los coches se refiere. Si hablamos de beneficios para la sociedad, pocas veces hemos dejado de resaltar en cifras mediante estudios o análisis de cada bicicleta, moto y coche sus ventajas económicas y medio ambientales.

Bikeconmics
La pasada primavera, poníamos nuestra atención precisamente en un estudio danés que trataba de averiguar el coste comparativo de la bicicleta y del coche. Este arrojaba un dato de ahorro de la bicicleta de 42 céntimos de euro por kilómetro. Ahora ha llegado a nuestros oídos, más que otro estudio, un libro publicado que precisamente se centra en esto.

Acierta a llamarse Bikeconomics y subtitula How Bycicling Will Save The Economy. Un atrevimiento que sólo podríamos entender en la boca de un fanático de este medio de transporte, porque sabemos que cambiar el mundo no es tan sencillo. Y así es, la periodista Elly Blue, autora de este libro, se confiesa activista de la bicicleta, pero hay que reconocer que haber apostillado tras el mencionado título If we let it (que se podría traducir como Si dejamos que ocurra) le otorga algo más de credibilidad.

Dicho esto, diremos con más perspectiva que el gran titular que arroja la lectura de este libro es el caso concreto de alguien que en sus desplazamientos sólo ha utilizado la bicicleta, lo que le ha permitido un ahorro anual de más de 7.300 euros. Extrapolar este hecho a una escala social termina por ser el propósito de Elly Blue.

Decimos que se nos antoja más que utópico semejante cambio. No obstante, la tendencia al uso de la bicicleta sólo va a aumentar en el mismo grado que los programas de bici compartida (por iniciativa pública o privada) están proliferando. Y es que, comienza a existir una relación entre el número de bicicletas públicas disponibles y el aumento en su uso, que aunque parezca obvio, no tiene por qué serlo.

Bici compartida en París

La guía definitiva para la Bicicleta Compartida

Alcanzar la situación ideal para la bicicleta compartida pasaría por la respuesta a estas preguntas: ¿Puedes encontrar una bicicleta cerca cuando la necesitas? ¿Puedes dejarla en una estación próxima a dónde vas? ¿Ves en tu ciudad con frecuencia bicicletas compartidas circulando?

Volvemos a Estados Unidos porque allí están otorgando cierta relevancia a contestar estos interrogantes. Allí, el Institute for Transportation and Development Policy (ITDP) ha publicado una la guía para esclarecer los criterios que hay que atender a la hora de desarrollar los programas de bici compartida en 150 páginas. Estos se resumen muy escuetamente en 5 puntos:

  • Densidad de estaciones. Establece que un sistema de bici compartida requiere de la friolera cifra de entre 10 y 16 puntos de recogida por kilómetro cuadrado, con una distancia media de 300 metros entre puntos. Bajar esa densidad supone reducir el uso de la bici compartida.
  • Bicicletas por residentes. Establece una media de entre 10 y 30 bicicletas por cada 1.000 residentes en el área de cobertura. Esta cifra también dependería de los picos de demanda que se produzcan.
  • Área de cobertura. Un sistema requiere de 10 kilómetros cuadrados al menos.
  • Calidad de las bicicletas. Se especifica en este punto que las bicicletas han de ser duraderas, prácticas (con elementos que facilitan transportar cierta carga) y atractivas para el que lo conduzca. Se han de marcar con partes identificativas al uso para desmotivar el robo o la reventa. Hemos de decir que las ventajas de la bicicleta eléctrica son más que ideales para satisfacer este criterio.
  • Facilidad de uso de las estaciones. El proceso de recogida de la bicicleta ha de ser lo más simple posible, y el sistema de pago y autorización han de venir proporcionados por una tecnología fácil de usar. También se han de posibilitar los sistema para monitorizar el tráfico entre estaciones.
Gráfico de bicicleta compartida en ciudades

De vuelta al ejemplo de Madrid

He de reconocer que no he podido volver a caer en la tentación de aplicar estos datos al servicio de bicicleta compartida de la ciudad de Madrid, que nacerá tardíamente el próximo año. En cuanto a precios y tamaño, estará en desventaja con respecto a otras ciudades como Barcelona, París, Londres o Lyon. Sin embargo, nos interesa más como muestra para aplicar, siendo justos, los criterios mencionados.

Sabemos que serán 120 estaciones y 1.650 bicicletas. De la calidad de las mismas, y de los sistemas tecnológicos todavía no poseemos datos (aunque sabemos que el servicio contempla bicicletas eléctricas). El quid está en averiguar correctamente el área de servicio, según el mapa publicado, este contendrá a la zona centro.

Zona de Bici compartida de Madrid

Si tomamos sólo los dos del distrito centro (5,23 km2 y 150.000 habitantes) significaría un servicio sobresaliente de 23 estaciones por km2 y 90,9 bicicletas por cada 1.000 habitantes. No obstante, el área marcada por el ayuntamiento resulta más extensa.

En cualquier caso, ya que hemos sido benévolos, tomemos el otro extremo (que en el fondo es exagerado, pero no demasiado): lo que la Comunidad de Madrid entiende por centro para el transporte (y en consonancia sus tarifas), denominado como Zona A. Esta, sin llegar a contener toda la ciudad, se extiende en 605 km2 y viven en ella 3.273.049 de habitantes. Corresponderían 5 bicicletas por cabeza (no está mal siendo "el otro extremo") y 0,2 estaciones cada km2.

Beneficios en la vida social de la ciudad

En mayor o menor medida, en las ciudades poco a poco encontraremos cada vez más bicicletas, bicicletas eléctricas y sus servicios relativos que vamos a poder utilizar para hacer un favor a nuestro bolsillo y al medio ambiente. Además, con perspectiva, en ciudades como Nueva York se están observando otro tipo de ventajas.

Bicicleta Compartida en Chicago

De su servicio de bicicleta compartida, Citibike, ya os hemos hablado. Aspira a tener pronto 10.000 bicicletas y 600 estaciones. Las autoridades han anunciado que ha empezado a aportar un beneficio social a la vida de la ciudad importante, en parámetros más difíciles de cuantificar, como los niveles de sociabilidad y amigabilidad entre sus usuarios.

Ya nos lo decían nuestros padres y maestros: hay que compartir, o compartir es vivir.

Vía | Clean Technica y Tree Hugger Más información | ITDP, la Guía definitiva Fotos | Flickr En Motorpasión Futuro | Alquiler de bicicletas: ¿un negocio en expansión?, ¿Están las bicicletas eléctricas reduciendo las ventas de coches?

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