Si en octubre Tesla experimentaba problemas con los concesionarios de coches por su particular política de establecimientos, ahora es la mismísima General Motors la que tiene a algunos vendedores algo mosqueados. Las condiciones en las que tienen que trabajar los servicios oficiales, que están obligados a manipular las baterías del Chevrolet Volt y descargarlas en caso de avería para reducir costes logísticos, están en el origen del cabreo.
La maquinaria para manipular las baterías vale un dinerito. 5.100 dólares (unos 3.850 euros al cambio) que se suman a los entre 1.800 y 2.000 (de 1.360 a 1.500 euros) que ya pagaron a lo largo de 2012 los servicios oficiales a General Motors. Negocio redondo para la marca, pero no tanto para algunos talleres. Máxime, si consideramos el nivel de ventas real que está teniendo este coche eléctrico.
Se trata de unos 40 establecimientos cuyos responsables se están viendo empujados fuera del negocio, que parece pensado sólo para grandes distribuidores que manejan grandes números. Hay concesionarios cuyas ventas del Volt se cuentan con los dedos de una mano. ¿Cómo hacer frente así a la factura de la maquinaria? En estos talleres lo tienen claro. Si la cosa sigue bajo estas condiciones, no seguirán vendiendo el Chevrolet Volt. No les sale a cuenta.
Vía | Automotive News En Motorpasión Futuro | Tesla choca en Estados Unidos contra los vendedores