Se acerca inminentemente el 2013 y BMW, que tiene en mente lanzar el modelo 100% eléctrico BMW i3 a finales del próximo año, se ha puesto a rememorar tiempos pasados y recordarnos que cumple 40 años de movilidad eléctrica. Y es que el primer modelo eléctrico de la marca alemana data de 1972 (aunque empezó a desarrollarse en 1969, el año en el que el hombre pisaba por primera vez La Luna).
Y es que coincidiendo con los Juegos Olímpicos de Múnich, la marca comenzó su andadura por la senda de los coches eléctricos. Aquel año presentó dos BMW 1602 eléctricos que eran basicamente un BMW 02 convertido a eléctrico, que se utilizaron por el comité organizador de los juegos y también para apoyo de la televisión que retransmitía eventos de larga distancia como el maratón.
El problema de la tecnología de aquel entonces era que las baterías de plomo de Varta de 12,6 kWh de capacidad pesaban 350 kg y estos BMW 1602 solo tenían una autonomía de unos 60 kilómetros como mucho, y eso a velocidad constante, porque en uso real por ciudad solo eran 30 km de autonomía. La gran singularidad es que el paquete de baterías podía retirarse fácil y rápidamente para ser sustituido por uno completamente cargado.
El primer intento no resultó viable, pero fue el comienzo de lo que estaría por llegar
El motor eléctrico de 43,5 CV (32 kW) de Bosch de estos 1602 por supuesto hacía girar las ruedas traseras y también funcionaba como generador en la frenada para recargar algo las baterías. El BMW 1602 podía alcanzar los 100 km/h. De todos se vió que no era una solución viable por su reducidísima autonomía, pero la experiencia sirvió como prueba y primer paso para investigar y desarrollar coches eléctricos.
Unos pocos años después, en 1975, BMW lanzó un nuevo coche eléctrico, esta vez un prototipo basado en el descartado BMW LS. El BMW LS eléctrico utilizaba una evolución tecnológica del sistema empleado en el 1602, con un nuevo motor eléctrico en serie de corriente continua y nuevas baterías de plomo con agua para rellenado centralizado.
Además el cargador estaba incorporado en el propio coche y se podía enchufar a una toma de corriente convencional para recargar las baterías en 14 horas. Aún así las prestaciones de este prototipo, de nuevo solo como ejercicio de prueba y experimentación, eran todavía más modestas: tenía solo 23 CV (17 kW), su velocidad punta era de 65 km/h y las baterías seguían pesando más de 300 kg para tener igualmente una autonomía de solo 30 km en ciudad.
1981: nuevas baterías más capaces
En 1981 surge un nuevo proyecto con el objetivo de desarrollar un coche eléctrico con baterías de mayor densidad energética. En este caso se probaron baterías de sulfuro de sodio desarrolladas por Asea Brown Boveri (ABB). Se fabricaron ocho BMW serie 3 eléctricos en 1987, basados en el BMW 325iX, que se pusieron a prueba en un uso continuado por ciudad, por ejemplo para tareas de reparto postal (BMW Serie 3 Touring eléctrico).
Estos BMW serie 3 eléctricos tenían tracción delantera y un motor eléctrico de 30 CV (22 kW). Podían alcanzar los 100 km/h y sus nuevas baterías tenían más capacidad, pesaban menos y ocupaban menos espacio: 22 kWh y 265 kg. Gracias a ellas en ciudad tenían una autonomía de 150 km. El salto en la autonomía fue muy grande.
Toda la electrónica de control fue compactada y alojada en una unidad que no ocupaba mucho espacio justo al lado del motor eléctrico. Para la calefacción del habitáculo se empleó un sistema de calefacción independiente a gasóleo, para no gastar electricidad.
Los resultados de esta experiencia de finales de los 80 fueron tan prometedores, que BMW decidió diseñar un coche expresamente concebido desde el principio para ser eléctrico y destinado a ser utilizado donde más cómodos se encontraban estos coches, la ciudad.
BMW E1: el primer coche de la marca nacido eléctrico
Así en 1991 nace el BMW E1. Este utilitario urbano 100% eléctrico de 3,46 m de largo se presentó en el Salón de Fráncfort de aquel año y tenía como principal característica su construcción ligera. Gracias al empleo del aluminio en el bastidor, capó y portón del maletero y del plástico en la carrocería, el BMW E1 pesaba menos de 1.000 kg y sus baterías de 19,2 kWh pesaban 200 kg.
Tenía cuatro plazas y un motor eléctrico de 50 CV (37 kW) y 150 Nm integrado en el eje trasero. Podía alcanzar los 120 km/h y tenía una autonomía en ciudad de unos 160 km. Hubo dos versiones, con baterías de sulfuro de sodio y un poco más tarde con baterías Zebra de sal fundida.
En los años 90, en paralelo al E1, BMW fabricó 25 BMW Serie 3 convertidos a eléctricos para poner a prueba en uso real diferentes combinaciones de motores, transmisiones, baterías y componentes. Venían a tener entre 43,5 y 61 CV (32 a 45 kW) de potencia continua (no disponemos del dato de la potencia pico en esta ocasión) y baterías de sulfuro de sodio, sal fundida o níquel-cadmio, de entre 21,7 y 29 kWh de capacidad, que pesaban de 260 a 350 kg y permitían autonomías urbanas de 120 a 150 km.
También se puso a prueba la recarga rápida, pudiendo recargar las baterías al 75% en unos 40 minutos. Los primeros ocho Serie 3 eléctrios de esta flota formaron parte de una prueba en la isla alemana de Rügen, junto con los modelos de varios fabricantes más. Los últimos diez fabricados, entre 1995 y 1997 se conocieron como BMW Electric.
Y llegamos a la actualidad
En 2008 BMW fabricó 600 unidades del Mini E, la versión eléctrica del pequeño utilitario retro, con un contundente motor de 204 CV (150 kW) y baterías de iones de litio de 35 kWh de capacidad que pesan 260 kg. Este apetecible eléctrico alcanza los 152 km/h y puede acelerar de 0 a 100 km en 8,5 segundos. El Mini E tiene una autonomía de unos 250 km.
Este modelo estuvo en manos de particulares y empresas en modalidad de alquiler, tanto en Estados Unidos como en Europa, durante casi dos años. Con una estación de recarga doméstica específica se pueden recargar completamente las baterías en dos horas y media.
Y finalmente en 2010 llegó el BMW ActiveE, basado en el BMW Serie 1 coupé. En 2011 BMW entregó de manera muy similar a como hizo con el Mini E 1.000 unidades de este bonito coche eléctrico a particulares y empresas, con el objetivo de poner a prueba en la práctica los componentes de preproducción del sistema de eléctrico del futuro MegaCity Vehicle (MCV), o en otras palabras el futuro BMW i3.
El ActiveE no llega prestacionalmente a la altura del más pequeño Mini E. Tiene 170 CV y 250 Nm de par y sus baterías de iones de litio son más pesadas (450 kg) y menos capaces (32 kWh). Su autonomía es de unos más discretos 160 km. Acelera de 0 a 100 km/h en 9 segundos y tiene una velocidad máxima de 145 km/h.
No siempre se avanza tecnológicamente tan rápido como se desea, pero fijaos en la diferencia: hace 40 años un coche eléctrico tenía una autonomía de solo 30 km en ciudad, ahora viene a tener unos 175 a 200 km. En pocas palabras, en cuatro décadas se ha multiplicado por seis la autonomía en ciudad y podemos recargar el 80% de la capacidad de las baterías en unos 30 minutos (y no 14 horas). Tengamos esperanza en las próximas décadas.
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