Durante décadas, hubo un acierto tácito entre los fabricantes alemanes de prestigio: el Porsche 911 no se toca. Nadie propone una alternativa al eterno Porsche. Sí, Audi lanzó el R8, pero era un biplaza. Y Mercedes-AMG, con el AMG GT o el SLS también se limitaron a una arquitectura biplaza.
Sólo Mercedes, con el SL y su configuración 2+2, parecía ser una alternativa al Porsche 911 en clave gran turismo, más que realmente deportiva. Hasta ahora. Brabus se ha propuesto fabricar el rival del Porsche 911 que Mercedes nunca tuvo, el Brabus Rocket GTS.
Brabus Rocket GTS: con la sutileza de un cohete
La propuesta de Brabus es, además, de lo más original, pues estamos ante un shooting brake, uno de esos breaks deportivos de dos puertas. El BMW Z3 Coupé y los Ferrari FF y GTC4 Lusso siendo los últimos y más ilustres representantes de este tipo de carrocería ahora extinta. El Rocket GTS recupera así este original tipo de carrocería sobre la base del AMG SL 63 E-Performance, la variante híbrida enchufable del roadster, y lo lleva además hasta los 1.000 CV de potencia.
La silueta y el aspecto amenazante del Rocket, con su carrocería totalmente cubierta de fibra carbono a la vista, no es sin embargo tan elegante como en los BMW Z3 Coupé o los citados Ferrari. El Rocket GTS parece una torpe fusión de ideas incompatibles, una faceta que se hace más confusa por la forma en la se terminan las lunas laterales traseras, al estilo de la curva Hofmeister (Hofmeister Kink) típico de los BMW.
Además de convertir el SL en un coupé con espacio suficiente bajo techo para que un adulto se pueda sentar en las plazas traseras, el Brabus Rocket luce uno de los kits carrocerías más exuberantes de la marca. Spoilers, faldones, alerones y aletas ensanchadas (detrás, el coche mide ahora 1,98 m de ancho) en fibra de carbono siguen la tendencia iniciada por Mansory de cuánto más mejor, muy lejos de la discreción de la que presumían los Brabus en los años 80 y 90.
Al igual que el exterior, el interior está repleto de fibra de carbono, pero mantiene el lujo de los SL. El habitáculo negro y gris tiene un cierto aire industrial, mezclando los materiales que se verían en el interior de un coche de carreras, como el carbono, con las enormes pantallas de los Mercedes actuales.
Bajo el capó, Brabus sigue operando lo que mejor se le da desde hace varías décadas: sacar más potencia de los motores de Mercedes. El V8 AMG de 4.0 litros pasa aquí a 4.4 litros, mientras que su potencia da un salto pasando de 612 CV a 796 CV y su par motor pasa de 850 Nm a 1.250 Nm, aunque en el coche está limitado electrónicamente a 1.050 Nm para preservar la integridad de la caja de cambios Speedshift de 9 velocidades.
Siendo una mecánica híbrida, la potencia total del conjunto alcanza los 1.000 CV y 1.620 Nm de par motor. El motor eléctrico del eje trasero de 204 CV, que incluye una caja de cambios de dos velocidades, y la batería de 6,1 kWh siguen siendo las de serie.
Para transmitir toda esa potencia al asfalto, las llantas Brabus miden 21 y 22 pulgadas y están equipadas con neumáticos de 275 y 335 mm de ancho. En términos de prestaciones, el Rocket GTS merece su nombre de cohete con prestaciones similares a las del Porsche 911 Turbo S.
Ejecuta el 0 a 100 km/h en sólo 2,7 segundos y el 0 a 200 km/h en 9,5 s. El Rocket GTS alcanza los 300 km/h en sólo 23,6 segundos para seguir acelerando hasta los 317 km/h (330 km/h para el 911 Turbo S) antes de que la brida electrónica intervenga para poner fin a la fiesta.
¿Tentado por la última obra de los magos de Bottrop? El sitio web de la marca cuenta con una herramienta para solicitarlo. Eso sí, hay que tener en cuenta que cuesta 794,758.40 euros antes de impuestos en la fábrica, lo que para España vendría ser un precio de 1.078.000 euros con impuestos incluidos si lo recoges en fábrica. ¿Un poco caro? Bueno, incluye el Mercedes SL 63 E Performance de base que cuesta ya 248.000 euros.