Corona de flores: este es el significado de "Corolla". Un nombre curioso para un automóvil, aunque los fabricantes tienen sus motivos claros para cada denominación comercial. No obstante, con la trayectoria comercial del modelo hasta el momento, el nombre le viene al dedo. El Toyota Corolla, como ya sabréis, es el coche más vendido del mundo y eso no sucede por casualidad. Al mismo tiempo, supone un movimiento extraño desechar la denominación en Europa, como hizo cuando lanzó el Auris. Pero eso se acabó y en el nuevo camino que ha tomado la marca, el Corolla es protagonista.
Protagonista porque, frente al Auris, el Toyota Corolla llega cargado de novedades, más carrocerías y una serie de factores que lo hacen diferente. El diseño, por ejemplo, lejos de contenerse, en el Corolla luce muy bien, con una mirada deportiva y con personalidad. La trasera no le queda lejos y el perfil, con las llantas más grandes, entra por los ojos. Todo esto se acentúa en la carrocería sedán, justo la que nos ha dejado la marca para que pudiéramos comprobar durante un fin de semana, cómo ha cambiado el modelo. También nos ha servido para comprobar la mejora en ajustes, en equipamiento tecnológico y en carácter general.
El nuevo Toyota Corolla no es un Auris con otro nombre, no se parece en nada, ni siquiera en la forma de funcionar del motor. Tampoco podemos decir que sea una evolución, es un automóvil nuevo tanto a la vista como al tacto en conducción. Para empezar, sólo estará disponible con motores híbridos y con etiqueta ECO de la DGT, algo muy a tener en cuenta. Además, este Corolla sedán parece ser un acierto total, pues hemos tenido que hacer de comerciales en varias ocasiones durante el fin de semana. La gente se gira para mirar, te pregunta sobre el coche; en definitiva, parece que gusta. Fuera de la gama deportiva, nunca ha llamado la atención tanto como ahora, algo que sirve para corroborar que el nuevo lenguaje estético es un total acierto. Un diseño que se suma al silencio total que ofrece su condición de coche híbrido por ciudad, que llama todavía más la atención.
Equilibrio general y agrado de conducción como notas dominantes
Lo primero que encuentras al acercarte al nuevo Toyota Corolla sedán es el diseño con carácter. El frontal es diferente al compacto y al familiar, el lateral, con las llantas de 18 pulgadas que monta la unidad que nos prestó la marca, tiene mucha fuerza y la trasera acompaña todo el conjunto con una imagen de cierta elegancia gracias al listón cromado que une los pilotos. Nos parece un coche bonito al que las fotos no hacen justicia. Pero su deportiva estampa, no se conjuga al 100% con su conducción. El Corolla sedán es un coche muy agradable de conducir, todo el grupo propulsor trabaja mejor que antes y los consumos son los que se puede esperar de un híbrido, pero no es un coche para salir a quemar curvas como si fueras a ganar el Mundial de Rallyes.
El punto fuerte de este coche es lo que ofrece como conjunto. Está bien rematado, la posición de conducción es cómoda, su equipamiento es bastante completo y consume poco, al mismo tiempo que puedes salir a dar una vuelta el fin de semana por tu carretera favorita sin que sea un aburrimiento total. Puedes ir a buen ritmo y disfrutar al volante, aunque este no sea su punto fuerte. De todas formas, el coche ofrece mucha confianza, una estabilidad bastante alta y una sensación de control total que te permiten circular sin ninguna preocupación. Si a esto le añadimos el potencial de uso que ofrece su motor híbrido en ciclo urbano, cuando más combustible se consume, tenemos un coche capaz de satisfacer un enorme grupo de usuarios.
Hay que destacar, como ocurrió con el Toyota RAV4, el funcionamiento del modo ECO. Para activarlo, el Toyota Corolla sedán prescinde de los típicos botones y recurre a un selector colocado por delante del cambio que, accionándolo hacia arriba o hacia abajo, va cambiando entre los tres disponibles (ECO, Normal y Sport). En otras ocasiones, el modo ECO nos dio la impresión de frenar el coche, había que pisar en exceso el acelerador y que ganaba velocidad muy despacio. Con el Corolla no ha pasado nada de esto y ha sido, otra vez, el modo por defecto que hemos llevado casi siempre, incluso en carretera de montaña. Se nota claramente que da prioridad al motor eléctrico en todo momento y que, en cuanto hay ocasión, apaga el motor de combustión, incluso en autopista donde conseguimos rodar a unos 105 km/h de marcador (¡y cuesta arriba!). La retención del motor eléctrico al soltar el acelerador no es muy acusada, pero su función de autorrecarga es claramente notable y permite tener siempre la batería disponible. Además, la frenada regenerativa y el motor de combustión también colaboran en la recarga de la batería durante la marcha, como siempre en todos los Toyota Hybrid.
Mismo grupo porpulsor del Prius, pero mucho más brío
No obstante, cuando fuimos a comprobar el económetro nos llevamos una sorpresa: No hay. En su lugar se encuentra un tacómetro que nos muestra el régimen de funcionamiento del motor de combustión. Si quieres económetro, lo tienes en el ordenador de a bordo. Esto nos permitió ver ciertas cosas que antes no podíamos, tales como un régimen de 1.500 revoluciones a 120 km/h sostenidos. De hecho, la transmisión baja las revoluciones del motor de forma casi obsesiva siempre que hay una velocidad sostenida, aunque aumenta esas revoluciones de forma casi instantánea en cuanto pisas un poco el pedal del acelerador. Otro punto curioso es que nunca gira a más de 5.000 rpm o, al menos, nosotros no fuimos capaces de pasar de ahí. La verdad es que ni siquiera llega a ese régimen marcando siempre un poco debajo de las 5.000 incluso pidiendo potencia con el pedal a fondo, momento en el que su condición de híbrido se aprovecha para ofrecer ayuda al motor de gasolina con eléctricidad.
Aún sin económetro, fue sencillo controlar los consumos, puede que fuera incluso más fácil al poder tener información sobre el motor de combustión, aunque fuera poca. Nunca vimos más de 6,7 litros de ordenador, y fue subiendo a Santa María de la Alameda todo lo rápido que nos atrevimos. Bajando, el consumo bajó ostensiblemente como cabe esperar, pero se mantuvo casi hasta llegar a casa en unos buenos 5,5 litros. No está nada mal para un coche que pesa más de 1.400 kilos y sólo tiene 122 CV; lo pudimos lograr al aprovechar al máximo las posibilidades de autorrecarga durante la marcha.El motor híbrido del Corolla sedán es el mismo propulsor del Toyota Prius y del C-HR, pero la sensación es que mueve mucho mejor este coche, con mucha más soltura y unas reacciones más rápidas. Esto también se debe a la mejora de la transmisión, que sigue siendo un variador continuo pero con reacciones más rápidas y agradables. No encontramos queja teniendo en cuenta el talante del coche y las buenas sensaciones obtenidas durante todo el fin de semana.
Una de las cosas más interesantes del Toyota Corolla sedán, además de los buenos consumos y de su diseño, es el precio. No se puede decir que sea un coche caro ya que su tarifa parte de los 21.350 euros. La unidad probada, con acabado Advance, parte de los 25.900 euros según web oficial de la marca. Podríamos sumar algunos extras, como el navegador o el pequeño labio sobre el portón del maletero, pero eso ya son elementos opcionales que quedan a elección de cada uno. También debemos destacar la etiqueta ECO otorgada por la Dirección General de Tráfico, distintivo que ofrece muchas ventajas actualmente, como la posibilidad de circular en el área de Madrid Central y aprovechar otros beneficios en Barcelona. Cosas que hoy día valen tanto, o más, que cualquier otra.
Imágenes | Elaboración propia