En prácticamente cualquier competición a motor, el cruzar demasiado el vehículo, sea motocicleta o a cuatro ruedas, significa como poco una pérdida de tiempo, o en el peor de los casos un accidente. En cambio existe un tipo de evento, realizado con poderosos vehículos, profundamente tuneados en su aspecto y en sus prestaciones, que trata justamente de ir lo más “de lado” posible: el Drifting.
Con un calendario de cinco pruebas que cubren desde mediados de abril a principios de septiembre, se celebra en Austria la Dunlop Drift Challenge. En donde, como se puede observar en el vídeo que encabeza este artículo, los aficionados pueden disfrutar de espectaculares derrapajes en circuitos permanentes con la máxima seguridad.
Esta modalidad de competición de cuatro ruedas tiene como origen las carreras ilegales japonesas de los años 70 que bajaban “cruzados” carreteras de montañas y que ha sido reflejado en diferentes videojuegos y espectaculares películas. A partir de entonces, la reglamentación y la profesionalización hicieron emerger esta nueva disciplina que aúna el estilo, el talento y la espectacularidad.
A diferencia que la mayoría de las competiciones, exceptuando el free style de motos o similares, no gana quien llega el primero a la meta si no que depende de la puntuación otorgada por unos jueces que tienen en cuenta la velocidad, el ángulo de las derrapadas, el humo de las ruedas, el sonido, la respuesta del público y los valores que indica los dispositivos de posicionamiento que se han desarrollado para este tipo de competición.
Y así, desde las retorcidas carreteras en las noches japonesas se ha ido extendiendo por todo el globo esta peculiar manera de conducir. Dejando a su paso marcas negras de neumático quemado y música a todo volumen.
Más información | Dunlop Drift Challenge Austria
