Como muchos otros, yo siempre he sido de los que piensa que lo que no exista, tecnológicamente hablando, en Japón es que no existe. Así que siempre he imaginado la seguridad de un garaje para coches de lujo con cámaras de casi cualquier tipo, detectores de movimiento e incluso sistemas de reconocimiento de huellas dactilares o puestas a pedir, de la pupila del ojo humano.
Mi paisano Kirai tira por los suelos esta teoría con estas imágenes que nos muestra hoy en su blog. Según comenta, todos los días de camino al trabajo se encuentra con un Ferrari F355 atado con una cadena a la valla de la casa. Sorprendente, ¿verdad?
Pues no, no nos tiremos todavía las manos a la cabeza, que parece lo que no es. Nadie en su sano juicio dejaría la seguridad de su preciado deportivo en manos de una frágil cadena. Por lo visto, el antirrobo mega-avanzado tecnológicamente tiene como única función preservar de los amigos de lo ajeno la tapa de fibra del motor, útil en caso de lluvia y si tienes que dejar el coche en la calle.
Aún así, Japón nunca dejará de sorprenderme...
Un saludo para Panzzero.
Vía | Kirai.NET