Tal y como comentamos en el mes de abril, Jeremy Clarkson se mantiene en el candelero gracias a la columna semanal que publica en el Sunday Times. En esta ocasión, el veterano periodista ha disparado contra SEAT y contra España en general, y no ha tardado en cosechar las reacciones que seguramente esperaba. Con decir que en el ABC piden que el embajador de España en Reino Unido medie en el conflicto...
No hay que exagerar. Jeremy Clarkson es, ante todo, un personaje. Y como tal personaje debe alimentar su ego como sea. Si no, que se lo cuenten a los argentinos. No nos puede ofender que se critique la Historia de SEAT o su situación en el Grupo Volkswagen, ni siquiera que se refiera a los españoles como "una panda de gente que hace una semana se estaban disparando unos a otros y apuñalando vacas". No nos puede ofender, porque eso no es lo más grave del discurso de Clarkson.
No ofende, pero sí que molesta, el aparente desconocimiento con el que Jeremy Clarkson realiza su crítica.
Empezando por el principio, Clarkson reconoce que el SEAT León X-Perience que ha probado es el primer modelo de la marca que llega a sus manos en sus 31 años de trayectoria profesional, que ya son años. La marca nunca le había ofrecido un coche para probar, y él tampoco lo había pedido porque nunca le vio interés alguno. A partir de ahí, lo suyo va de los argumentos patilleros a los recursos pueriles. Todo, para dejar por los suelos una industria que duplica en producción a la británica, esa que Clarkson defiende a capa y espada. Veámoslo punto por punto.
Cinco 'argumentos' de Clarkson que no se aguantan pero dan para echarse unas risas a su costa
- SEAT fue una marca que creó el Gobierno de Franco para sacar al país del Tercer Mundo y poder cargar de impuestos la importación de coches extranjeros. De acuerdo, es cierto. Pero no es un argumento válido para evaluar el producto actual de SEAT ni de España en su conjunto. De hecho, si jugamos a ese juego y nos ponemos a sacar trapos sucios del pasado de las marcas, no queda ni un alma en pie, teniendo en cuenta cómo funcionó el siglo XX en medio mundo. Clarkson pone los ejemplos de Jaguar, Honda o Chevrolet como casos en los que un apasionado de la velocidad, la belleza y la potencia crea una marca, pero a la vez esconde las vergüenzas de Volkswagen, General Motors, BMW, Ford, Renault...
- Menudo marrón de coche. El SEAT León X-Perience que le prestaron para la prueba era de color marrón. Nos solidarizamos con el periodista británico como damnificados por el color marrón de los coches de Prensa de muchas marcas, porque suelen ser feos a rabiar, pero tampoco es un argumento demasiado sólido para nutrir una crítica feroz hacia un vehículo.
- ¿Quién en la Tierra podría comprarse esta cosa?, en referencia al SEAT León X-Perience. Mucha gente. De hecho, en 2014 el SEAT León incrementó sus ventas en Europa en un 50 % y colocó 154.100 unidades, superando al principal pilar de la casa, el SEAT Ibiza.
- SEAT produce coches Volkswagen que no parecen Volkswagen. Precisamente se parecen demasiado entre sí, para mayor cabreo de Volkswagen y para consiguiente acojone de SEAT. Hasta hace una generación del mismo SEAT León, todavía se podía hablar de las diferentes calidades en los interiores, pero a día de hoy los que antaño nos ensañábamos con las calidades percibidas de esta marca nos hemos tenido que reciclar tras rendirnos a la evidencia.
- ¿Quién puede querer un coche hecho por españoles, que son buenos pescando en Cornualles, cuando puede tener uno exactamente igual hecho por alemanes? Sin acabar de comprender qué tiene que ver en esto la pesca en la acantilada zona turística de Gran Bretaña, hay que recordar que España es hoy el octavo productor del mundo, y eso teniendo en cuenta que la logística no es favorable a los intereses de nuestro país, estando como estamos en una península del extremo suroeste de Europa. Algo harán bien las fábricas de por aquí, tanto las de SEAT como las de Ford, General Motors, Iveco, Nissan, PSA Peugeot Citroën, Renault... y las de las alemanas Mercedes-Benz y Volkswagen, claro.
Por alargar un poco este último punto, que sin duda es el que más molesta de la columna de Clarkson, hay que puntualizar que la producción de España ha recibido, marca por marca, el reconocimiento de sus respectivas sedes centrales. Que cuando se habla de calidad, España es un referente a nivel mundial. Que lo dicho por Jeremy Clarkson, en consecuencia, no nos puede ofender, o no demasiado, porque está escrito sin demasiado criterio pero con muy mala intención. Nada nuevo, por otra parte, en la trayectoria del veterano periodista británico metido a showman.
Como mucho molesta, a un nivel estrictamente profesional, por lo que supone un artículo como este. Pero nada de esto ofende, porque no ofende quien quiere, sino quien puede. Y con toda la sarta de idioteces que ha dicho Jeremy Clarkson como personaje, su impotencia está más que demostrada.
Vía | ABC < Sunday Times (bajo suscripción). ¡Un saludo para AMGlover!