La semana pasada publicamos la prueba del Nissan 370Z (parte 1, parte 2, parte 3 y parte 4) un biplaza deportivo con motor 3.7 V6 de 331 caballos, tracción trasera y un precio de 42.550 euros para la versión básica.
Lo que más me sorprendió, es que en los comentarios de la prueba, el coche al que más referencias se hicieron era el Audi TT RS, biplaza deportivo, de motor 2.5 TFSI de cinco cilindros en línea turbo con 340 caballos de potencia, tracción Quattro y un precio de partida de 62.900 euros.
En principio es como comparar jamón de Jabugo de 100 euros el kilo con jamón normal y corriente de 6 euros el kilo, pero me entró la curiosidad e intenté conseguir un Audi TT RS. Lo conseguí, aunque en su versión Roadster que cuesta 66.850 euros como precio base.
El Audi TT RS es la versión más radical de la gama TT. El año pasado probé el Audi TT S en su versión Roadster (parte 1, parte 2, parte 3, parte 4), aquel que compartía el motor 2.0 TFSI evolucionado hasta 272 caballos y me gustó tanto que le di una nota final de un 9 sobre una escala de 10 dígitos.
Era el mes de diciembre de 2008, y por aquel entonces Audi todavía no había presentado esta evolución tan “radical” con apellido RS firmada por la filial quattro GmbH.
Estéticamente el Audi TT RS es puro músculo. Viéndolo por la parte delantera, el aspecto elegante y discreto del Audi TT normal se ha transformado por completo, gracias a un faldón delantero de grandes dimensiones dónde las entradas de aire son lo más llamativo.
En las delanteras, estas incorporan tres barras transversales en posición horizontal, que gracias al paquete óptico que incorporaba la unidad de pruebas, van pintadas en color negro brillante por un precio de 455 euros. Este detalle recuerda de forma inevitable al Audi R8 (parte 1, parte 2, parte 3, parte 4), que también lleva entradas de aire con este tipo de barras.
La parrilla delantera de grandes dimensiones está pintada en color negro brillante, y lleva un perfil en el borde de aluminio mate. El diseño exagonal de sus agujeros es muy atractivo, y debería llevar un pequeño escudo con las letras TT RS, aunque algún “envidioso” de lo arrancó antes de que me lo dejasen.
Pero no nos olvidemos que el Audi TT RS es un coche de altas prestaciones, y en este tipo de coches los elementos que en otros coches solo suelen tener una función estética, en los deportivos de verdad cobran una función mecánica.
Así los bordes de las entradas de aire se han ensanchado de modo que dirigen mejor el aire hasta el vano motor. A través de la entrada de aire izquierda entra el aire para refrigerar la caja de cambios, mientras que a través de la derecha el aire entra hacia un radiador de agua adicional. El turbocompresor toma el aire a través de la zona superior de la parrilla mientras que el radiador está detrás de la parrilla y coge el aire de allí.
Los faros delanteros incorporan de serie el Xenon Plus, pero sobre todo llaman poderosamente la atención por los doce diodos luminosos que lleva la óptica delantera en la parte de inferior. Las luces diurnas son uno de los elementos diferenciadores de la generación actual Audi, y estos llaman mucho la atención.
Otro elemento que permite diferenciar estéticamente al Audi TT RS de cualquier otra versión, son los faldones laterales, que han ganado tamaño y son ahora más deportivos.
Las llantas de serie son de 18 pulgadas, aunque la unidad de pruebas incorporaba unas preciosas llantas opcionales de 19 pulgadas, compuestas por cinco radios y pintadas en color gris oscuro. Su precio es de 1.905 euros, pero sinceramente mejoran tanto el aspecto del coche, que creo que son una buena opción para un coche así.
Eso si, los neumáticos con perfil 35 transmiten todas las irregularidades, y además hay que estar muy atento para no rascarlas con los perfiles de las aceras, a pesar de que los neumáticos llevaban protector de llanta.
Estas llantas, permiten ver con total facilidad el impresionante equipo de frenos. Los discos son ventilados y tienen un tamaño de 370 milímetros de diámetro delante y 310 milímetros detrás, auténticas moles necesarias para detener un coche con este potencial. Las pinzas son de cuatro pistones en el eje delantero y llevan el logotipo RS inscrito.
Pero como siempre hay gente a la que todo le parece poco, para los más atrevidos hay disponibles unas preciosas llantas de 20 pulgadas con diseño de radios dobles al estilo del antiguo RS4, por el nada despreciable precio de 2.855 euros.
Los espejos retrovisores son de gran tamaño, y van pintados en color gris plata mate, algo que también incorporaba el Audi TT S Roadster y que destaca poco con el color blanco grisáceo de la carrocería. Lo bueno es que si no te gustan, los puedes pedir en el mismo color de la carrocería o incluso encargarlos en fibra de carbono.
En la unidad de pruebas los espejos llevaban un extra, ya que eran abatibles eléctricamente, tenían función de oscurecido automático antideslumbramiento y son calefactables. El precio, 585 euros.
Pero sin duda la parte trasera es la que delata que estamos detrás de la versión más radical del Audi TT. Hay varios elementos diferenciadores, el primero y más llamativo es el alerón fijo de grandes dimensiones, que sobresale de forma muy llamativa sobre la línea curva que hace la trasera.
Este alerón va fijado a la parte trasera del coche mediante dos brazos dobles, y según Audi no solo tiene una función estética, sino que ayuda a que el eje trasero se pegue bien al asfalto.
Personalmente creo que se han pasado demasiado con las dimensiones del alerón, y llama mucho la atención incluso a los que no saben de coches. El punto bueno es que Audi ofrece como opción sin sobreprecio un alerón trasero retráctil eléctricamente, como el que lleva el TT normal. Este alerón sale cuando pasamos de 120 kilómetros por hora y se esconde al bajar de 80 kilómetros por hora. Un alivio para los que busquen algo de discreción.
En la parte inferior de la trasera, las dobles salidas de escape simétricas del Audi TT S han desaparecido para dejar paso a los escapes de forma ovalada, cada una situada a un lado de la carrocería.
Su diseño ovalado es un rasgo de los modelos más radicales de Audi. De serie son en color metálico, pero la unidad de pruebas venía equipada con los escapes deportivos, que se diferencian porque van pintados en color negro mate. Además de ser auténtica música para los oídos, estos combinan a la perfección con el difusor trasero, que también es de color negro.
Los escapes deportivos cuestan 1.270 euros, pero os aseguro que con ellos, estarás deseando apagar la radio para escuchar constantemente el sonido del motor cinco cilindros, sobre todo cuando éste sube de vueltas o cuando ruedas en una marcha larga y le pides respuesta.
Continuará...
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