Cuando el Tesla Model 3 empezó a catapultar las ventas de Tesla, muchas fueron las marcas que presentaron sus modelos como el anti-Tesla Model 3 y ninguna lo ha logrado, salvo quizá BYD. Con su berlina BYD Seal, la firma china ha logrado lo que muchos creían imposible, proponer un modelo capaz de ser una alternativa a la referencia de los eléctricos en términos de precio, prestaciones y autonomía.
En esta ocasión probamos el que es el verdadero buque insignia de BYD, el coche que mejor representa a la marca con toda su experiencia y tecnología, el BYD Seal AWD de 530 CV y una autonomía superior a los 500 km (WLTP), por menos de lo que cuesta un Tesla Model 3 Gran Autonomía.
BYD Seal: un diseño con carácter
No hay nada que criticar del diseño general del coche. Este tipo de look nunca generará consenso, pero la estética del modelo no presenta ningún paso en falso ni opciones discutibles. Es elegante y está bien proporcionado. Es más, el BYD Seal tiene algo que la mayoría de propuestas chinas, muy similares todas, no tienen: personalidad.
Además de una línea esbelta, la firma luminosa y algunos detalles estéticos, como las “tomas de aire” delanteras, lo hacen único. Es un modelo inconfundible, y eso en una marca que busca hacerse un hueco es esencial.
Y es que al frente del departamento de diseño de la marca está uno de los mejores diseñadores de los últimos años, Wolfgang Egger. El alemán es antiguo diseñador de SEAT (trabajó en los SEAT Ibiza, Altea y Córdoba, por ejemplo), fue jefe del diseño de Audi y de Alfa Romeo.
Con 4,80 m de largo, el BYD Seal es tan 2 cm más grande que un BMW i4 y 8 cm más grande que un Tesla Model 3 y 5 cm más corto que un Hyundai Ioniq 6. Sus dimensiones no son nada del otro mundo a primera vista, pero BYD ha conseguido dotar a su coche de una distancia entre ejes de 2,92 m. Casi tres metros entre cada eje, eso sí es una proeza. Estos centímetros extra (hasta 10 cm más con respecto a sus rivales) benefician a los pasajeros.
Espacio y calidad al nivel de las marcas premium alemanas
Una de las ventajas de esta gran distancia entre ejes es la poder proponer un habitáculo espacioso. Cuatro adultos pueden sentarse en el Seal con una comodidad desconcertante. Si bien es un modelo homologado como cinco plazas, la plaza central trasera sirve, como en casi todos los coches, para un corto trayecto.
Eso sí, para cuatro personas el espacio a bordo es muy amplio. Los asientos delanteros son muy cómodos y ofrecen una relativa sujeción en curvas, sin llegar a ser los mejores en ese apartado. La posición de conducción es excelente, por otra parte, mucho más lograda que en la otra berlina de la marca, la Han.
Las plazas traseras son de las más amplias del segmento, con permiso del Volkswagen ID.7. En todo caso otorgan más espacio que en el BMW i4 y bastante más que en el Tesla Model 3, tanto en espacio como en comodidad. A pesar de la línea de techo más baja, el espacio para la cabeza sigue siendo cómodo. A ello ha contribuido sin duda el hecho de que la batería sólo tenga 11 cm de altura.
El maletero, de 400 litros, es más profundo que alto. Tiene una capacidad correcta pero la apertura es un poco estrecha, recordemos que es un 4 puertas. En todo caso dispone de un doble fondo y de un segundo maletero, delante, de 53 litros, ideal para guardar los cables.
Como corresponde a un vehículo eléctrico moderno, el habitáculo también está lleno de compartimentos. Desde la parte inferior del túnel central hasta los bolsillos situados detrás de los asientos delanteros, no faltan lugares donde guardar pequeños objetos.
Por último, está el otro punto fuerte del habitáculo. En términos de elección de materiales y acabados, el Seal juega a un nivel particularmente alto. Por ejemplo, para encontrar plásticos duros, hay que rebuscar bajo la consola central y el salpicadero. Es decir, hay que ir a buscarlos expresamente, no los ves. No se puede decir lo mismo de algunos de sus rivales premium.
De manera general, la calidad percibida de los materiales está realmente al nivel de las mejores marcas europeas, aunque con todavía con puntos de mejora (parte baja de los asientos, por ejemplo). En todo caso, está muy pot encima de lo que ofrece Tesla y está al nivel de BMW y de Audi (Audi de los 90 a 2010) y definitivamente no tiene nada que envidiar a Mercedes. Está muy bien. Sobre todo para un coche de menos de 50.000 euros.
BYD Seal: más de 400 km de autonomía real
Anunciada para 520 km de autonomía (ciclo WLTP), el BYD Seal AWD supera por poco en ese aspecto al Tesla Model 3 Tracción Trasera (518 km), un modelo 9.000 euros más barato, pero se queda lejos del Model 3 Gran Autonomía (618 km) y del BMW i4 eDrive40 (599 km). Esa es la teoría, en la práctica esas autonomías son bastante inferiores dependiendo del uso (ciudad o autopista, por ejemplo) y de la temperatura exterior y de la orografía.
En nuestra prueba el Seal arrojó un consumo medio de 19 kWh/100 km, disfrutando en más de una ocasión de los 530 CV a disposición. Que sea un coche eléctrico no nos obliga a una ecoconducción, que esto no es un rally de eficiencia. Esto implica una autonomía real de 434 km. En autopista, a un ritmo de entre 120 y 130 km/h, el consumo sube a 22 kWh/100 km, para una autonomía de 375 km. No es la referencia del mercado, sin duda, pero es suficiente para poder hacer viajes largos sin mucha preocupación. Si no fuera por los tiempos de carga, claro está.
En corriente rápida (las cargas rápidas), el Seal carga a 150 kW como máximo, con 37 minutos para pasar del 10 y al 80% de carga. Eso son 10 minutos más que un Model 3 de Tracción Trasera o que un BMW i4 eDrive40. Curiosamente son también 20 minutos más que un Tesla Model Y Tracciòn Trasera equipado con una batería de origen BYD. A nivel práctico, el Seal tiene una autonomía suficiente, pero se echa en falta una mayor potencia de recarga.
Esto es un gran turismo, no un deportivo
Esta berlina eléctrica en su acabado Excellence y tracción a las 4 ruedas cuenta con dos motores. Asíncrono de 313 CV en la parte trasera, y síncrono de 217 CV en la parte delantera. En total, el Seal AWD puede alardear de 530 CV y 670 Nm de par motor. Este Seal Excellence AWD saca su lado deportivo sobre todo por sus cronómetros: de 0 a 100 en 3,8 segundos (de ahí lo de 3.8S en el portón trasero) y de 80 a 120 km/h en 2,8 segundos.
La aceleración es enérgica y es relativamente fácil dosificar la potente frenada (discos delanteros perforados), sin duda gracias una regeneración más bien suave, incluso en su posición más fuerte. Las suspensiones son más bien firmes, aunque nunca son realmente duras o incómodas. Y sin embargo, los apoyos en curvas no son del todo francos, hay un ligero rebote con el que el coche termina de asentarse.
Aunque puedas ir muy rápido a su volante y el coche hace gala de cierta agilidad, con un tren delantero nada perezoso, esa falta de apoyo franco en curva te termina por frenar y estropea un poco la conducción a fuerte ritmo. Por otra parte, aunque la dirección es muy precisa, es también artificial y poco informativa.
En realidad, los 2.185 kg del coche pasan factura y el coche se aprecia mejor en una conducción suave. En condiciones normales, esta berlina premium es equilibrada y confortable, una sensación en la que su lograda insonorización abunda. En ciudad, su capacidad de respuesta y maniobrabilidad facilitan la conducción, a pesar de sus 4,80 m de largo.
Al final, el BYD Seal no termina de realmente demostrar su potencial deportivo más allá de sus cronómetros. Se queda corto en sensaciones y en eficacia.
Una de las mejores relaciones precio-equipamiento-prestaciones
Una de las maneras de hacerse un hueco en el mercado para una marca desconocida es dotar el coche de un equipamiento lo más completo posible. Y aquí BYD lo cumple a rajatabla, pues todo es de serie. Desde la tapicería de cuero y los asientos calefactados y ventilados hasta el climatizador por bomba de calor (que permitirá en invierno no mermar la autonomía manteniendo la batería en temperatura), todo es de serie en este coche de 46.990 euros.
También lo es la pantalla de instrumentos de 10,25 pulgadas y la gran pantalla táctil central de 15,6 pulgadas, con un navegador que cuenta con planificador de rutas y puntos de carga. La pantalla tiene la característica única de ser giratoria, cambiando entre horizontal y vertical. No aporta mucho, es una cuestión de gustos, pero ahí está.
Los dos cargadores de móvil por inducción, los puertos USB, el equipo caraudio de altagama Dynaudio, el asistente por voz y el Head-up Display completan el paquete tecnológico. Al final las dos únicas opción disponibles son los colores Indigo Grey y Shadow green, cada una costando 1.000 euros.
Por otra parte, las actualizaciones remotas del software permiten, además, mejorar algunas funciones del coche sin pasar por caja o recurrir a suscripciones.
Por ejemplo, para desconectar el aviso ISA obligatorio cuando hemos superado el límite de velocidad de la vía (la lectura de las señales es muy perfectible, por cierto) era preciso hacerlo en cinco pasos indagando en los menús.
Ahora se puede desconectar desde un atajo en el menú principal para silenciar el aviso sonoro, que no el visual, para así no tener que desconectarlo cada vez que encendemos el coche (la ley obliga a que esté conectado cuando se enciende el coche). El aviso sigue estando por lo que se cumple la ley (es visual, en el cuadro de instrumentos), pero el agudo pitido que va asociado ya no nos molesta.
El Seal es uno de los eléctricos con la mejor relación precio-equipamiento-prestaciones del mercado. Sólo Tesla, con el Model 3 Gran Autonomía AWD de 500 CV, es una mejor propuesta. Si bien es ligeramente más caro, desde 51.490 euros, ofrece a cambio una autonomía de hasta 629 km en ciclo WLTP y una velocidad de carga de 250 kW en corriente continua.
El resto de berlinas deportivas similares al BYD Seal son descaradamente mucho más caras, como el BMW i4 M50 de 544 CV que cuesta desde 80.500 euros (incluso la excelente versión i4 eDrive40 de 340 CV es 19.500 euros más cara). Hasta el Hyundai Ioniq 6 es más caro. Parte de 49.620 euros para la versión de 150 CV y batería de 53 kWh.
BYD Seal AWD: nuestra valoración
7,8
A favor
- Habitabilidad y equipamiento
- Confort de marcha
- Consumo y autonomía
En contra
- Carga rápida demasiado lenta (150 kW máximo)
- Dinamismo mejorable
Cómodo, silencioso, bien presentado, bien equipado y con un cierto dinamismo, a pesar de su elevado peso y tamaño, el BYD Seal es un excelente coche eléctrico. Su gran batería proporciona una cómoda autonomía a pesar de un consumo simplemente correcto, pero a costa de tiempos de recarga rápidos más largos que sus rivales.
BYD, básicamente, nos propone un coche de 70.000 euros a casi la mitad de precio. Es uno de los pocos coches, sino el único, que puede tratar de tú a tú con el Tesla Model 3 y con un precio muy similar. El Seal es una buena alternativa al Model 3, sólo tiene en contra una imagen de marca por construir frente a Tesla.
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Motor |
Dos eléctricos de 160 kW (218 CV), delante, y 230 kW (313 CV), detrás. |
batería |
LFP (litio hierro fosfato) de 82,5 kWh de capacidad útil |
potencia máxima |
390 kW (530 CV) |
par máximo |
670 Nm |
transmisión |
Integral |
dimensiones (Largo x ancho x alto) |
4.800 x 1.875 x 1.460 mm |
batalla |
2.920 mm |
maletero |
400 litros (+53 litros delante) |
peso |
2.185 kg |
80 a 120 km/h |
2,6 s |
0 a 100 km/h |
3,8 s |
velocidad máxima |
180 km/h |
consumo medio homologado (WLTP) |
18,2 kWh/100 km |
consumo medio en prueba |
19,6 kWh/100 km (22 kWh/100 km en autopista) |
Autonomía eléctrica máxima homologada (WLTP) |
520 km |
Autonomía eléctrica en prueba |
420 km (375 km en autopista) |
Precio |
desde 46.990 euros |
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El coche para esta prueba ha sido prestado por BYD. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas. |