No se habla de otra cosa más que de hidrógeno. La tecnología asociada a los coches de pila de combustible es, seguramente, el "trending topic" para cualquiera que hable de novedades en automoción, y gran parte de la culpa la tiene el Toyota Mirai. Su concepto no sólo es novedoso, sino además práctico: está ahí, rueda y está listo para su comercialización. Como sabemos, la tecnología de pila de combustible lleva años de investigación y desarrollo sobre sus espaldas, y el Toyota Mirai es el fruto de todo ello, un fruto que ya lleva 1.500 pedidos en Japón al cumplirse el primer mes desde su lanzamiento.
La pregunta es más que evidente: ahora que el coche de pila de combustible es real y es un producto comercial, ¿qué pasará? ¿Nos enfrentamos al fin del petróleo, a medio plazo, como fuente de energía dominante? Son muchos los retos a los que debe enfrentarse la tecnología de pila de combustible, pero estamos hablando de una tecnología limpia y que ofrece buenas prestaciones, como una autonomía que es, hoy, muy digna, en torno a los 500 km, un buen par (nada menos de 35 Nm) y buena caballería (155 CV).
Lo cierto es que el futuro ('Mirai' en japonés) pinta crudo para el petróleo, pues no solo estamos hablando de una tecnología en pleno desarrollo que ya da buenos resultados, sino que gracias a la liberación de patentes por parte de Toyota, experimentará un auge mayor, al permitirse a otros fabricantes diseñar y desarrollar sus propias soluciones basándose en lo aplicado ya por Toyota.
El fabricante anunció en el pasado CES, en Las Vegas, que liberaba miles de patentes con el único fin de espolear el desarrollo y la introducción de tecnologías de pila de combustible en todo el mundo. Para entender los motivos de, aparentemente, perder voluntariamente el control sobre las patentes que "definen" sus propios prototipos, hay que pensar que cuanto más extendida esté esta tecnología, más baratos serán ciertos costes, como sin ir más lejos, la extracción del hidrógeno, la fabricación de contenedores de alta presión, o la proliferación de "hidrolineras".
Precisamente, el punto de disponer de suficientes estaciones de servicio con capacidad para "repostar" hidrógeno es clave para la expansión a nivel mundial de esta tecnología, e impulsar así las ventas de estos híbridos no contaminantes. De ahí que Toyota haya liberado nada menos que:
- 1.970 patentes relacionadas con los sistemas de pila de combustible
- 290 asociadas a los depósitos de hidrógeno a alta presión
- 3.350 relativas al software de control del sistema de pila de combustible
- 70 patentes sobre la producción y el suministro de hidrógeno.
Esta liberación de patentes, que pueden ser utilizadas exentas de derechos, es una forma de apostar por la generalización de esta tecnología, y que la sociedad entera impulse el cambio. Si es más barato producir cada pieza, cada sistema, si es más barato extraer y procesar el hidrógeno, si es más barato acceder a un punto de recarga... entonces el precio final del automóvil será más asequible y estará al alcance de más gente.
Bob Carter, vicepresidente principal de Operaciones de Automoción de Toyota Motor Sales USA Inc, lo explica así:
La primera generación de vehículos de pila de combustible de hidrógeno, lanzada entre 2015 y 2020, será crucial, y precisará de un esfuerzo concertado y una colaboración sin precedentes entre fabricantes, reguladores gubernamentales, centros de investigación y proveedores de energía. Al suprimir los límites corporativos tradicionales, podemos acelerar el desarrollo de nuevas tecnologías y hacer realidad el futuro de la movilidad de forma más rápida, eficaz y económica.
El mismo Bob Carter ha sido citado exponiendo su idea sobre por dónde discurrirá el futuro de la automoción: "Creemos que [el híbrido] hidrógeno-eléctrico será el principal combustible durante los próximos 100 años". Todo esto será posible si existe una verdadera vocación por simplificar la tarea a todos los fabricantes que quieran contribuir y sacar al mercado sus soluciones.
Como contrapartida (voluntaria, en todo caso), Toyota pide a los demás desarrolladores que compartan de igual manera sus patentes, y también exentas de derechos, algo que demuestra coherencia. La realidad es que si de verdad se quiere conseguir el objetivo de desterrar al petróleo como combustible dominante, hay que trabajar en conjunto en la misma dirección, que no es otra que conseguir que todos podamos tener un coche de pila de combustible en el garaje.
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