De Melkus no hemos hablado en Motorpasión, y ahora lo hacemos porque es la segunda vez que la iniciativa empresarial se estrella. En 1959 nace la marca, tomando el apellido de Heinz Melkus. Se dedicaron a fabricar coches de carreras tomando piezas de modelos existentes.
Produjeron un coche propio, el Melkus RS 1000, un “deportivo” con motor tricilíndrico de dos tiempos y 1.0-1.2 litros, propulsores más típicos de motocicleta. Se fabricaron 101 unidades y dejaron de fabricar coches en 1986, cinco años después de la presentación del RS 1000.
En 2006 el hijo de Heinz, Peter, intenta volver a sacar adelante la empresa, y acaba apareciendo el Melkus RS 2000, utilizando una carrocería tubular en aluminio, suspensión independiente y motores gasolina turbo de hasta 325 CV de origen Opel o Volkswagen. Estos coches se producirían de forma artesanal, no más de 25 al año.
¿Qué ha pasado? Que las escasas ventas no han permitido a la empresa seguir a flote, y han declarado suspensión de pagos ante las autoridades de Dresde (Alemania). No es el final de la marca, pero han de reorganizarse a nivel financiero y puede que no se recuperen de este golpe.
Os traslado un comentario de Autoevolution, “el mundo está lleno de gente que cree que puede hacerlo mejor que Ferrari o Lamborghini. […] no se puede vender un supercoche sin una historia detrás”. Estos fabricantes artesanales tienen unos enormes costes por su reducido volumen de fabricación.
Por ejemplo, General Motors puede proporcionar por el mismo dinero —150.000 euros hacia delante— un coche muchísimo mejor, el Corvette, porque producen un volumen superior. También es que con plena crisis mundial, es mal momento para sacar deportivos si tus clientes potenciales encima ni siquiera saben que existes. Que pregunten a a.d. Tramontana por qué a ellos sí les funciona el negocio.
Fotografía inicial | Wikimedia Commons (licencia CC)
Vía | Autoevolution
Fuente | GT Spirit, Wikipedia