El Maserati International Rally reunió el pasado fin de semana en Barcelona a más de 100 coches Maserati y sus apasionados propietarios, llegados de todas las partes del mundo, para disfrutar de un programa repleto de actividades. Allí tuvimos ocasión de conducir los Maserati GranTurismo Trofeo, MC20, Levante Trofeo y Grecale GT, y te contamos qué se siente al volante las últimas creaciones del tridente.
El Club Maserati España fue el encargado de organizar este año 2023 el MIR, siglas que definen al Maserati International Rally, un encuentro de propietarios y amantes de la marca italiana que cada año se celebra en una localización diferente.
De Australia a Barcelona por el Maserati International Rally
Durante el jueves 14 de septiembre, los participantes fueron llegando con sus coches al espectacular hotel W Barcelona, punto neurálgico de todas las actividades organizadas con todo lujo de detalle por Felix Buget, Presidente del Club Maserati España y su equipo de colaboradores.
Veíamos gente llegar desde Noruega, Suecia, Inglaterra, Escocia, Alemania, Francia, e incluso otros desde mucho más lejos como los participantes que se atrevieron a venir desde Australia o Sudáfrica. La ocasión merecía la pena, ya que Barcelona acogería muchas actividades en un fin de semana muy intenso donde la conducción iba a ser el eje vertical de las actividades.
Los coches eran de todo tipo, desde modelos actuales, entre los que destacaban los espectaculares MC20 e incluso la primera unidad matriculada en España del especialísimo MC20 Cielo Primaserie, hasta otros modelos clásicos con mucho encanto, como los Shamal, el Kialamy y muchos otros clásicos en perfecto estado de conservación.
El viernes por la mañana la caravana de coches recorría la Ronda Litoral con destino el Circuit de Barcelona Catalunya, donde además de juntarse por primera vez a la luz del día todos los coches, los participantes tendrían ocasión de hacer una foto de familia única, rodar en pista con sus coches o los que no querían tanta acción, participar en el concurso de elegancia.
Allí fue donde, después de la foto de familia con todos los coches perfectamente formados en la recta y de dar un par de vueltas en caravana con los 100 coches al circuito de MotoGP y Fórmula 1, pudimos ponernos al volante del Maserati GranTurismo y del MC20, para contaros qué se siente cuando los conduces.
Maserati GranTurismo Trofeo, haciendo honor a su nombre
Maserati España había desplazado hasta el MIR 2023 cuatro de sus coches para que un reducido grupo de periodistas pudiésemos conducirlos en las actividades para los participantes. Yo tuve el placer de conducir el GranTurismo hasta el Circuit de Barcelona Catalunya, donde iba a poder salir a pista con él.
El coche, en su versión de combustión más potente, la que lleva apellido Trofeo (habrá una versión eléctrica de nombre Folgore con 761 CV) equipa el motor V6 de tres litros, llevado en este caso hasta los 557 CV de potencia.
Ya cuando tuvimos ocasión de encontrarnos por primera vez en persona con el GranTurismo de Maserati en el mes de marzo, me gustó mucho la forma en la que el nuevo modelo había evolucionado respecto a la anterior. El coche es capaz de mantener su línea maestra, sus volúmenes y proporciones tan marcados que permiten identificarlo como otra generación del GranTurismo, pero al mismo tiempo se percibe como un modelo nuevo, actual y vanguardista.
Guarda sus virtudes que lo convierten en uno de los coches que mejor combinan la elegancia y la deportividad de cuantos hay hoy en día en el mercado, y lo hace añadiendo un punto de digitalización muy palpable en el interior, donde las pantallas electrónicas están por todas partes y se combinan muy bien con materiales de alta calidad y unos acabados sublimes.
En carretera el GranTurismo Trofeo cumple al dedillo con el guión que le han marcado. Es un coche extremadamente cómodo, sorprendentemente silencioso y muy, muy rápido. El motor V6 es un ejemplo de progresividad como pocos, y es uno de esos motores que anima a hacer muchos kilómetros disfrutando de su vigor.
¿Y en pista? Aunque los menesteres en circuito están más reservados a su hermano el MC20, del que hablaremos a continuación, lo cierto es que el GranTurismo demostró muy buenas maneras sobre el trazado del Circuit de Barcelona Catalunya.
En el modo Race de los que se pueden seleccionar desde el "manettino" situado en el volante, el carácter del coche cambia mucho. El motor y el cambio juegan a deleitarte con fuerza y potencia en la zona óptima del cuenta revoluciones mientras las suspensiones se endurecen todo lo que queramos, ya que en ese programa de conducción permite elegir entre "blando" o "duro".
Siempre y cuando seas capaz de no pasarte con las inercias derivadas de sus más de 1.800 kilos de peso, que te pueden llevar si te pasas con el acelerador en un apoyo fuerte como el de la curva parabólica a destrozar los neumáticos por sobrecalentamiento, el coche va por el sitio y es muy rápido.
Es un auténtico GT, y por tanto permite viajar rápida y cómodamente con elegancia y al mismo tiempo disfrutar en circuito haciendo gala de esos mismos atributos.
El brutal Maserati MC20 en su habitat natural
Hace poco más de un año tuve ocasión de probar durante una jornada el espectacular Maserati MC20, el deportivo de motor central que entrega 630 CV. Fue una prueba en carretera, por las preciosas carreteras de la serranía de Málaga, y el coche me dejó muy buen sabor de boca.
Tanto es así que en el titular decía que aquel coche "rozaba la perfección", y mantengo esa afirmación a pesar de que hay que ser consciente que sacarle partido a un coche de 630 CV y poco más de 1.100 kilos de peso en carretera abierta, es prácticamente imposible.
Por eso tenía muchas ganas de hacer lo que iba a hacer en el Maserati International Rally, salir a pista con esta bestia y tratar de buscarle las cosquillas. Y tanto que lo hice.
Me siento en el asiento del conductor y la diferencia en la postura respecto al GranTurismo del que me acababa de bajar es notable. Aunque en ambos vas con brazos y piernas muy estirados, en el caso del MC20 vas sentado muy muy bajo, con el chasis de carbono casi rozando el asfalto.
Cerrar las puertas de tijera es parte del espectáculo de este coche, y cuando pones en marcha el motor el sonido de este, situado justo detrás de mi cabeza, me pone el vello de punta pese a que no es un sonido exagerado.
El comisario que vigila el acceso a pista me da la salida haciendo la cuenta atrás con los dedos y salgo al ataque como lo haría un piloto de rallyes. De hecho, ahora que lo pienso, estaba participando en un rally, así que hice lo correcto.
El motor es absolutamente interminable. Sube de vueltas con mucha fuerza y brío gracias al turbo, que marca claramente su carácter por el sonido del soplido, que es una constante en el habitáculo.
Pisar a fondo el acelerador es sinónimo de prestaciones de auténtico superdeportivo, ya que corre mucho no, muchísimo. Lo bueno que tiene este coche es que por su arquitectura y puesta a punto, está perfectamente equilibrado.
Aquí no pasa nada si entras tarde a la curva, si frenas 5 metros más adelante de lo que deberías o si giras el volante más de la cuenta. El coche lo permite absolutamente todo, y lo permite todo con un nivel de diversión sorprendente.
¿Por qué? Porque el coche se mueve, juega, baila, pero lo hace en su justa medida para que puedas sentir en todo momento que llevas el control y al mismo tiempo te lo pases en grande buscando el vértice de la curva o apurando la frenada.
No es de esos coches que van sobre raíles y por eso llegan a ser aburridos, aquí al contrario has de conducir haciendo que el coche se mueva ligeramente de la trasera, abriendo gas un poco antes de lo debido para provocar el derrapaje y moviendo con mucha rapidez la dirección, porque todo esto ocurre a ritmo muy rápido.
Es precisamente la dirección el otro elemento que me vuelve loco en el MC20. Tiene un tarado sencillamente perfecto, es precisa y es sencillo llevar el coche al punto exacto por el que quieres pasar. Eso se traduce en una confianza absoluta cuando vas al ataque.
Sinceramente, he dado vueltas a lo largo de mi vida al Circuit de Barcelona Catalunya en coches rápidos como los Audi R8 V10, los BMW M3 V8 y muchos otros, pero creo que nunca había disfrutado tanto al volante de un coche en este trazado como esta vez al volante del MC20.
Maserati Grecale GT
Tras haber disfrutado de lo lindo al volante de los GranTurismo y el MC20, subirse al Grecale GT era como volver a la tierra. El SUV pequeño (de 4,8 metros) de Maserati es el modelo de acceso a la familia del tridente, y lo es en esta versión GT que tiene un precio de 82.750 euros, casi un tercio de lo que costaban los dos coches que habíamos conducido anteriormente.
Está equipado con un motor 2.0 de cuatro cilindros que desarrolla 300 CV de potencia. Es un motor con un tacto algo áspero, especialmente palpable este aspecto si te acabas de bajar de dos coches con motor V6 y más de 500 CV de potencia.
Pese a ello, hay que reconocer que el rendimiento del motor es más que sorprendente, ya que es capaz de llevar este coche de más de 1.800 kilos de 0 a 100 km/h en solo 5,6 segundos y llegar a alcanzar una velocidad máxima de 240 km/h.
En carretera, que es donde tuvimos oportunidad de conducirlo, principalmente por tramos de autovía, se muestra como un coche confortable y bien insonorizado.
Tiene lo último a nivel tecnológico de Maserati, destacando la pantalla táctil multifunción situada en la parte inferior del salpicadero. Encima de esta, los botones plásticos para engranar P, D, N o R tienen una calidad un tanto dudosa para un coche de su nivel.
El equipo de música firmado por Sonus Faber ofrecen una nitidez y calidad de sonido realmente espectacular. En conjunto, creo que el Grecale GT es un buen SUV, cómodo y práctico y con el punto de distinción que otorga el hecho de llevar el tridente presidiendo el frontal.
Si fuese un poco más pequeño, sería el rival directo del Porsche Macan, pero se queda a medio camino entre este y un Cayenne. Aun así es alternativa.
Maserati Levante Trofeo
De todos los anteriores coches, más o menos me esperaba lo que viví conduciéndolos, pero admito que al último que iba a conducir aquel día, lo había subestimado. Se trataba del Maserati Levante Trofeo, el SUV grande de la casa de Módena que ya lleva unos cuantos años en el mercado y que en cierta medida ha quedado relegado del protagonismo y las portadas por la llegada de sus nuevos hermanos.
Pero lo cierto es que el Maserati Levante Trofeo tiene todo lo que puedes esperar de un SUV grande de altos vuelos. Más allá de su imponente semblante, marcado principalmente por la parrilla delantera de gigantescas dimensiones y forma cóncava, el Levante Trofeo esconde bajo el capó un motor de los de verdad.
Se trata de un bloque 3.8 con arquitectura V8, que desarrolla ni más ni menos que 580 CV. Es por tanto uno de los SUV más potentes del mercado.
Al poner en marcha el motor, ya demuestra sus intenciones. Lo hace con un bramido intenso, grave, de esos que impresionan hoy en día y que sabemos vamos a echar mucho de menos en poco tiempo.
En carretera, el coche demuestra muy buenas maneras. Es súper cómodo, y lo que tiene más mérito, lo es pese a que la unidad que probábamos lleva las llantas opcionales más grandes del catálogo, con 23 pulgadas. Preciosas por cierto en color negro que contrasta con el naranja metalizado de su carrocería.
Es un coche que está muy bien puesto a punto para hacer muchos kilómetros a ritmo alto sin cansarse. Estirar su motor, llevarlo alto de vueltas y sentir la finura contundente del V8 se convierte en algo adictivo.
Las gigantescas levas del cambio en fibra de carbono van fijadas a la columna de dirección y permiten con la punta de los dedos subir o bajar cada una de las ocho marchas de la caja de cambios automática con convertidor de par.
Es de esos coches en los que viajar a ritmo alto es súper sencillo, tanto que puedes despistarte y en nada superar los límites establecidos en nuestro país. Me dejó tan buen sabor de boca que no tardaré en hacerle una prueba completa.
Otras actividades del Maserati International Rally
La actividad del fin de semana para los participantes del Maserati International Rally se completó con una cena en la Llotja de Barcelona, uno de los edificios más bonitos de la Ciudad Condal.
Al día siguiente, el plan consistía en una ruta hasta los pueblos de piedra medievales de la Costa Brava, en donde pudimos visitar con los coches las poblaciones de Monells, Peratallada y Palau Sator.
El clima acompañaba y tras sellar los pasaportes que acreditaban la visita a estos tres puntos de control, el rally siguió hacia el monumental Palacio de Bell Reco en Argentona, donde los participantes disfrutaron de un espectacular Castell.
El punto y final del programa lo marcó una cena de gala en el propio hotel W de Barcelona, donde se entregaron los premios al coche más elegante, más singular, el llegado desde más lejos y se sortearon 10 relojes Maserati entre los participantes que acreditasen haber visitado los tres pueblos que establecía la organización.
El año que viene, tal y como se anunció en la propia cena, el Maserati International Rally se celebrará en Austria y una vez más los participantes podrán disfrutar de la conducción de sus coches en grupo tanto en carretera como en circuito, esta vez con los preciosos paisajes montañoso del país como escenario.