La NHTSA, la mismísima agencia de seguridad norteamericana, ha sido la última en recibir un varapalo por parte de los investigadores que están estudiando el caso de los bombines defectuosos de General Motors. Si en el mes de junio la lupa se cernía sobre el gigante de Detroit después de conocerse que General Motors tenía conocimiento del problema desde el año 2005, ahora le ha tocado el turno al que se supone que debía controlar la seguridad vehicular. Esto es, la NHTSA.
El organismo tuvo "amplia información" sobre el problema en 2007, según los investigadores. En aquella ocasión, la Policía del Estado de Wisconsin remitió a la agencia federal un informe que señalaba el sistema de arranque como causante de un choque en el que se vio involucrado un Chevrolet Cobalt, un modelo que se llamó a revisión de forma masiva en... febrero de 2014.
En aquel siniestro fallecieron dos jóvenes y un tercero quedó herido grave. Según el informe que ha dado a conocer la misma NHTSA, la agencia de seguridad cometió "errores críticos" en aquel caso. Sus investigadores detectaron un fallo en la apertura de los airbags, pero no fueron capaces de llegar hasta el problema de fondo.
Tim Murphy, presidente del Comité de investigación de la Cámara de Energía y Comercio, y responsable último del informe, cuenta que se produjeron otros incidentes similares, que fueron los que llevaron a General Motors a investigar el problema de los bombines defectuosos, sin que la NHTSA profundizara en el asunto. El responsable de la investigación no duda en repartir bofetadas a diestro y siniestro:
"Tanto General Motors como la NHTSA tenían la responsabilidad de actuar, y los dos comparten la culpa en este fallo de seguridad. Aunque la NHTSA ahora se queja de los interruptores de General Motors, parece que la NHTSA se quedó también dormida sobre esos interruptores."
¿Es grave que a un coloso como General Motors se le cuele este problema durante años, pese a haber comunicaciones internas hablando de él? Sí. ¿Es grave que a la NHTSA se le pase el arroz decidiendo si mueve un pie o el otro, casi como si se tratase de un organismo típicamente europeo? También. Sin embargo, hay algo que es peor todavía, y es el escenario que sustenta estos comportamientos tan surrealistas como peligrosos.
El error de la NHTSA es más serio de lo que parece
Ese escenario contempla, por ejemplo, el trabajo aislado dentro de la NHTSA. Allí se trabaja mucho y en muchas áreas, pero sin la debida coordinación. Según recoge el informe, "la NHTSA tiene una tendencia a enredarse en temas o investigaciones específicas". Además, "las fuentes de datos son inconexas y a menudo se tratan los sistemas y las funciones específicas de forma aislada".
Y ese aislamiento, de hecho, llevó a que quienes tenían que investigar las causas de los siniestros no contaran con la debida formación y con la debida información sobre los sistemas en los que estaban trabajando. Se puede decir que la carrera tecnológica los engulló, ya que no supieron estar al día en cuanto a los avances tecnológicos de los vehículos, y se quedaron atrás.
Otro punto que recoge el demoledor informe tiene que ver con la actitud de la NHTSA frente al problema detectado. Habla de "encogimiento de hombros" y sobre la "tendencia a desviar las culpas y señalar a otros con el dedo en lugar de asumir las responsabilidades y aprender de los propios fracasos". Claro, que esto último se le aplica también a la gente de General Motors, según el informe.
Es peor: la NHTSA sigue a lo suyo
Perdón. No es que el error de la NHTSA sea más serio de lo que parece. Es que es mucho más serio de lo que parece, porque todo indica que las cosas van a seguir como están. General Motors anda revolucionada desde que se dio a conocer el problema. Se le puede y se le debe recriminar su tardanza, pero parecen haber tomado nota de la crisis y hacer algo por evitar nuevos problemas. Por su parte la NHTSA —según el devastador informe— sigue a lo suyo, sin cambios en el horizonte.
"Nadie ha rendido cuentas y no se han hecho cambios sustanciales. La NHTSA y sus empleados admiten que cometieron errores, pero la falta de urgencia por identificar y resolver estas deficiencias abre interrogantes sobre el compromiso de la agencia por aprender de esta llamada a revisión".
Hay, además, un punto que añade controversia a la forma de trabajar de la NHTSA cuando se origina un problema como el detectado en General Motors. Desde el año 2006, cuando hay una crisis de este calibre la agencia de seguridad pregunta a los fabricantes implicados si pueden ofrecer detalles para esclarecer los hechos. Es lo que se conoce como los death inquiries, o investigación de la muerte. ¿Cuál es el problema? Que esos death inquiries siempre los han planteado como preguntas de respuesta opcional, como algo totalmente voluntario para las marcas.
Eso —dicen— ha cambiado este verano. A partir del mes de julio, se defiende la NHTSA, responder a estos requerimientos es obligatorio. ¿Cuál es la parte más indefendible de todo? Que hasta ahora cabía igualmente la posibilidad de que la NHTSA obligara a los fabricantes a explicar lo sucedido. En el caso de General Motors, no se utilizó esa posibilidad. La NHTSA estaba pez en Tecnología y no mostraba intención alguna de aprender de los que ya sabían lo que podía estar ocurriendo.
O sea, que nada ha cambiado en realidad este verano. De hecho, el informe recoge el malestar de los técnicos de la NHTSA ante la falta de coordinación que hubo con General Motors en 2009, cuando el fabricante no explicó a la agencia de seguridad que la apertura de los airbags sólo se podía producir si la llave estaba en posición de contacto —algo que, como sabemos ahora, era un detalle crucial para determinar el origen de las pérdidas de control sobre los vehículos siniestrados.
Sí, hasta ese nivel de estulticia y de incompetencia llega este asunto. Y la gente, muriendo.
De todas formas, por encima de todo hay un tufo extraño que todo lo impregna. A la vista de todo este caso, observando la tibieza en las actuaciones de la NHTSA, ¿podemos recordar ahora cómo fue la reacción de la NHTSA cuando las llamadas a revisión masivas no las protagonizaron un importante grupo automovilístico estadounidense sino un gigante extranjero, japonés para más señas, al que se le hundían los pedales del acelerador en aquel caso llamado Pedalgate?
Fuente | Comité de la Energía y el Comercio
En Motorpasión | El caso de los bombines defectuosos de General Motors | Caso Pedalgate