Viene nueva ornada de radares para controlar los excesos de velocidad en las carreteras españolas: el Consejo de Ministros ha dado luz verde a la instalación de 46 cinemómetros nuevos, siendo en su mayoría radares de tramo. En total se destinará una partida de 14 millones de euros a la compra e instalación de estos dispositivos de control de velocidad.
Así lo ha detallado en la rueda de prensa posterior Isabel Rodríguez, portavoz del Ejecutivo y ministra de Política Territorial, señalando que el objetivo es incrementar " la seguridad en las carreteras".
Si bien la DGT ya anunció a finales de 2021 la llegada de estos radares, ahora se confirma con la aprobación del presupuesto destinado a este fin.
Objetivo: carreteras convencionales
En concreto, los radares que se instalarán son 10 radares fijos distribuidos en 20 cabinas de rotación, así como 16 de tramo. Es decir que a la postre hablamos de 26 radares, ya que los 10 fijos irán rotando en cabinas vacías, creando los denominados radares disuasorios.
¿Cuándo se instalarán? La fecha que se anunció en noviembre fue para este 2022. No obstante quizá no estén activos hasta 2023, ya que esta autorización del presupuesto es el primer paso para licitación de estos equipos de vigilancia. Sea como fuere, en esta ocasión no se ha determinado fecha.
¿Y dónde estarán estos radares? Tampoco se ha detallado, pero posiblemente será en carreteras convencionales, donde según señala la DGT "se producen siete de cada 10 accidentes mortales". Y Tráfico argumenta que los excesos de velocidad están entre las principales causas de estos siniestros.
Además, Pere Navarro reconoció que al suprimir el margen en 20 km/h para adelantar en coches y motos, se favorecería la implantación de los radares de tramo. Así, un buen grueso de estos dispositivos podría estrenarse en este tipo de vías.
Sea como fuere, actualmente la DGT dispone 780 radares fijos y 92 radares de tramo, a los que se sumarán los nuevos anunciados pasando a ser 790 fijos y 108 de tramo.
Hay que recordar que un radar de tramo se diferencia por medir la velocidad media en un tramo dado, cuya extensión puede ser de varios kilómetros.
Para ello se colocan una o varias cámaras en el inicio y final del tramo, que son infrarrojas, por lo que asimismo detectan la matrícula en condiciones de baja visibilidad.
Las multas por exceder la velocidad son exponenciales y varían en tanto en cuanto se supere el límite. Así, las sanciones pueden ir desde 100 euros sin resta de puntos a 600 euros y seis puntos del carnet.