Un nuevo accidente de tráfico con víctimas mortales provocado por un conductor anciano vuelve a poner sobre la mesa un debate tan endémico como polémico: el coladero de las revisiones para renovar el carnet de conducir en personas mayores.
El pasado domingo, un automovilista de 87 años que circulaba en dirección contraria por la autovía A-7 a su paso por Rotglà i Corberà (Valencia) chocó frontalmente contra otro coche, lo que a su vez provocó una colisión múltiple. El siniestro se saldó con cinco fallecidos y cuatro heridos leves.
Tras los hechos, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha adelantado, que ya se está trabajando en un proyecto de ley para modificar las revisiones que permiten renovar el carnet de conducir. La propia DGT ya confirmó a finales del año pasado que se quieren acortar los plazos existentes para mayores de 65 años.
Aunque más allá de reducir este intervalo, también habría que revisar las pruebas psicofísicas que se realizan, pues son las mismas para cualquier conductor independientemente de su edad.
Acortar los plazos para renovar el carnet de conducir
"Hay que trabajar de forma seria para que las personas que se ponen a dirigir un vehículo se encuentre en las capacidades psicofísicas adecuadas para no poner en riesgo ninguna vida", ha señalado Grande-Marlaska, según recoge El Mundo, que además ha calificado este incidente de "violencia vial".
Por ahora, Tráfico macera la revisión de los plazos para renovar el carnet de conducir, que en el caso de personas mayores de 65 años son los siguientes:
- Permisos AM, A1, A2, A y B: cada cinco años.
- Permisos C, C1, D, D1, EC, EC1, ED, ED1 etc.: cada tres años.
Es decir que por ejemplo para renovar el carnet de coche (B) el intervalo es de cinco años, mientras que si se trata de profesionales de transporte (camiones, autobuses etc.) es de tres. Pero dado que los mayores de 65 años son en su mayoría jubilados, cinco años se antoja una horquilla demasiado grande para el gran grueso de estos conductores.
Así, lo que plantea la DGT, y que se recoge en la Estrategia de Seguridad Vial 2021-2030, es que se fijen intervalos más adaptados "a la evolución psicofísica de las personas", según ha detallado María José Aparicio, subdirectora de Educación y Formación Vial de la Dirección General de Tráfico (DGT).
Aparicio considera que el plazo actual es demasiado amplio y que la idea es "subdividir" ese grupo "excesivamente amplio y diverso" ya que "cinco años para una persona de 90 es mucho". Así lo considera asimismo Mª Cristina Iglesias Fernández, la Responsable del Área de Tráfico del Colegio Oficial de Psicólogos de Extremadura.
"Es evidente que en cinco años las condiciones psicofísicas y las funciones psicológicas necesarias para poder conducir de una manera adecuada y segura se pueden deteriorar, e incluso de un año para otro, por lo que tal vez sería necesario acortar el plazo de vigencia, para poder detectar a tiempo estos cambios, ya que no todo el mundo va a ser consciente de ellos", ha señalado a Motorpasión.
Las mismas pruebas para todos los conductores
Pero si bien reducir el plazo de las revisiones podría ayudar a cribar quien está en condiciones psicofísicas de ponerse al volante, también habría que reformular las pruebas de la revisión en sí, que son demasiadas laxas y no están adaptadas a la edad del automovilista.
Para renovar el carnet de conducir, el reconocimiento médico que se realiza es el mismo para el grueso de conductores, ya tenga más de 65 años o esté en la veintena. Así, los centros médicos suelen poner a prueba, y de forma no muy exhaustiva, las siguientes áreas:
- Valoración de la capacidad visual.
- Revisión de la vista.
- Valoración de la capacidad auditiva.
- Revisión de oídos.
- Test psicotécnico para medir la anticipación de la velocidad y la coordinación visomotora (son los desfasados test realizados con el ordenador).
- Análisis médico general. Comprobación de la tensión arterial, el pulso y una auscultación cardio-pulmonar rutinaria.
- Anamnesis. Información proporcionada por el propio paciente durante el reconocimiento.
Si bien el problema lo encontramos en el baremo en el que se aplica, pues a menos que el resultado sea escandalosamente negativo, lo habitual es pasarlo.
Para muestra, la conclusiones del estudio de Fundación Línea Directa, 'Mayores de 65 años al volante: ¿peligro real o mito social?' en el que se postulaba que el 98 % de los conductores afirman no haber suspendido nunca un examen psicotécnico. Además un 9 % reconocen haber obtenido el Apto prácticamente sin hacerlo.
Aunque otro estudio de esta misma fundación, en base a 500 pruebas psicotécnicas, arrojó que el 10 % de los conductores de más de 65 años fueron no aptos y casi el 70% tuvo algún tipo de restricción.
Más allá de resultados, se ha propuesto no pocas veces pruebas más exigentes para los conductores mayores, pero además por ejemplo presentar un informe de salud previo, porque uno de los problemas es que se tiende a ocultar la enfermedad o a exagerar la bonanza cuando se acude a este reconocimiento.
Pruebas menos laxas supondrían un mayor cribado, pero el problema es que esta reforma toparía de frente con el derecho la movilidad y libre circulación. Y es que por ejemplo en poblaciones en las que se depende totalmente del transporte privado supondría atentar contra el mismo.
Más probabilidad de sufrir o provocar un accidente y cada vez más conductores mayores
Sea como fuere numerosos estudios han puesto en tesitura la merma de capacidades psicofísicas en los conductores de avanzada edad. Por ejemplo según el Barómetro de Salud Vial en Mayores elaborado por la Fundación para la Seguridad Vial (Fesvial), se concluye que este grupo de edad es considerado de riesgo ya que:
- Un conductor mayor de 65 años tiene tres veces más posibilidades de morir en un accidente que un joven de 20.
- Entre 2011 y 2015, el número de accidentes con víctimas de este grupo ha aumentado desde los 12.288 a 17.205.
- Las personas mayores -especialmente el subgrupo de los que tienen entre 85 y 99 años- hacen menor uso del cinturón de seguridad conforme aumenta su edad.
- A pesar de que apenas usan el móvil al volante, incurren en infracciones como no respetar los stops, distancia de seguridad o velocidad máxima permitida.
Asimismo, otro estudio más reciente de Fesvial, en el que se acuña el término 'viejennials', postula que los mayores de 64 años tienen una probabilidad de +169 % de saltarse un Stop, además de un 41 % más probabilidades de cometer infracciones en una intersección y un 19 % más de sufrir colisiones laterales, frontolaterales y alcances.
Y es que, según se avanza en años, la movilidad, la agudeza visual o la velocidad de transmisión neuronal se ve mermada notablemente, lo que, obviamente, afecta a la conducción.
"Está claro que con el paso de los años las funciones psicológicas cambian y se deterioran, en muchas ocasiones no somos conscientes, o no queremos serlo, de estos cambios, porque se van dando paulatina y gradualmente", nos ha explicado Iglesias Fernández.
A ello se suma que suelen estar sujetos a más medicación que conductores de menor edad, la cual también puede influir en las capacidades para ponerse al volante. No en vano, las personas mayores son más propensas a recibir tratamientos para la incontinencia urinaria, la enfermedad de Parkinson, las alergias o la depresión, entre otros.
Según datos de Tráfico, el 28 % de los fallecidos en accidente de tráfico tienen más de 65 años. Pero la tendencia apunta a ser al alza porque cada vez hay más conductores mayores: si bien el censo de conductores de esa edad es del 15 %, dado que se tiende a una población cada vez más envejecida, se prevé que aumente al 26,5 % en 2035.
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