Cuando fui a recoger el Toyota Prius al parque de prensa estaba empezando a caer una gran nevada, de esas que amenazan colapsarlo todo. A la vez, tenía que devolver otro coche, otro conductor me ayudó a hacer el cambio. Mucho frío, el termómetro estaba rondando los 0ºC y eso no ayuda a gastar poco.
Me entregaron un Executive, es decir, con llantas de 17”, otro problemita añadido. El coche recorrió 111 km hasta que llené el depósito hasta arriba (derramé un poco de gasolina) y comprobé las presiones, que estaban un poco bajas. Puse las recomendadas +0,2 bares, lo que suelo hacer.
Ese día salí para Sevilla prontito. Ya hacía sol y puse el climatizador a 22ºC, sin A/C. La primera mitad del viaje la hice con un uso intensivo del control de crucero automático, puesto a 130 km/h, que según GPS son 123 km/h. El modo de conducción era ECO, con el que menos gasta.
Viendo que no conseguía bajar las gráficas de 5 l/100 km decidí dejar de utilizar el control de crucero y hacerlo a mi manera. Conseguí bajarlo un poco, más cerca de 5 l/100 km que de 6 l/100 km, pero empecé a ser un poco más lento. Era todo psicológico, en este coche se percibe la velocidad poco.
Es decir, de ir a 130 km/h de marcador a 120 ó 110 km/h apenas hay diferencia acústica, el motor de gasolina gira a menos de 2.500 RPM y casi no suena, y la aerodinámica es tan limpia que casi no se nota. Así que, puestos a tardar unos minutos más, me daba igual, así que reduje un poco el trote medio.
Habiendo hecho la Ruta de la Plata (A-5 + A-66) llegué con un consumo de 5,5 l/100 km y un promedio de 103 km/h, y tuve que atravesar una población, eso se nota. Declaró un consumo de 5,5 l/100 km y estaba cerca del último cuarto de depósito. Vale, los 4 l/100 km no los ha hecho ni de coña.
Las gráficas de consumo del Prius se actualizan cada un minuto o cada cinco, es muy fácil asociar las condiciones con el consumo en un momento dado. Por Sevilla y alrededores me estuve moviendo hasta que pitó la reserva, y eso fue a los 653 km. Indicaba 35 km de autonomía, ridículo, pero no tanto.
Me pitó la reserva a 200 metros de una gasolinera, así que puse el modo EV para ir sin gasolina hasta allí y hacer una media más exacta. La gente cuando te ve llegar a una gasolina con “el motor apagado” alucina. Entraron 37,89 litros hasta que rebasó otra vez, haciendo una proporción salen 5,8 l/100 km.
El ordenador estaba declarando 5,5 l/100 km hasta ese momento, desde el primer llenado. Si el depósito es de 45 litros la reserva dura mucho más de lo que dice, es imposible que con 7 litros sólo haga 35 km. Al llenar, la autonomía subió hasta 755 km. Ojo, no se actualiza si echas poco combustible, lo avisa el manual.
En los recorridos urbanos por Sevilla hubo muchas ocasiones en las que el consumo bajó de 5 l/100 km e incluso bajó de 2,5 l/100 km. Sin necesidad de forzar el modo eléctrico (EV), la gestión es muy eficiente y el motor de gasolina se usa realmente poco, priorizando el eléctrico y logrando una tremenda eficiencia.
Cuando la batería llega a un nivel “bajo”, ya que nunca se descarga del todo, podemos tener una media de 10 l/100 km durante 5 minutos, lo que necesita para recargar. Si vamos con calma y no exigimos aceleración fuerte, se acaba apagando y vuelta a gastar la batería. También cuenta cómo se aprovecha la frenada regenerativa.
A lo lejos veo un semáforo cerrado, suelto el acelerador, ya está recargando. Si veo que me lo voy a comer, piso el freno lo justo para cargar más, sin que actuen los discos, pero el tacto al pedal es el de unos frenos normales siempre. En el Honda Civic Hybrid ese tacto no está conseguido y tiene dos durezas.
Dicho de otra forma, en el Prius no percibes estar frenando sin frenos, sino con el motor eléctrico. Por otra parte, no me corté en usar los asientos calefactados cuando me vino en gana, o el desempañador o la luneta térmica. Todo eso hace que el coche gaste más, pero la prueba quería que fuese realista en ese sentido.
Donde más ahorra este coche es en ciclo urbano, no conozco ningún otro que gaste menos, gasolina, híbrido o diesel. Claro, que depende si salimos de los semáforos más enérgicamente o menos, que con el modo PWR y una pisada leve al acelerador casi nadie nos sigue en los primeros metros, si eres suave arranca con el eléctrico nada más.
En una salida fuerte los dos motores intervienen, y tiene muy buena salida. Practicaba conducción de taxista, es decir, me colocaba lo más cerca posible del semáforo y luego estaba pendiente del verde para salir el primero. Así, aunque fuese de forma muy eficiente, no afectaba a la fluidez del tráfico.
Quise volver a Madrid cuando dio la casualidad que nevó por primera vez en Sevilla desde los años 50, y todas las “rutas de escape” de Andalucía implicaban cadenas, y como servidor no las tenía, amplió su estancia. Pude volver al día siguiente. La gasolina del depósito era Repsol Efitec 95, no sé qué gasolina me dio Toyota.
No pasé de 120 km/h casi nunca (112 km/h por GPS), primero por no tener ninguna prisa, segundo porque la calzada estaba muy fría y llena de sal. Aún usando el control de crucero mucho, la primera mitad de la vuelta (en ascenso) la hice a razón de 5,4 l/100 km y 96 km/h de promedio. Esperaba más, la verdad.
Cuando decidí parar levanté el pedal del acelerador un kilómetro antes de una gasolinera. Al final tuve que usar los frenos de verdad, el coche apenas pierde velocidad en “D” y sin acelerar, y la frenada regenerativa no era suficiente para no comerme el STOP a la salida de la autopista.
Es más, con un desnivel del 10%, sin poner el punto muerto (“N”) ni acelerar, el coche se embala y recarga batería, al inicio de un descenso iba a 95 km/h y finalicé a más de 120 km/h. Poner “N” en este coche es una gilipollez total, en cualquier caso y circunstancia, en un coche normal se puede hasta discutir en casos puntuales.
Al final llegué a Madrid manteniendo los 5,4 l/100 km (que cuentan desde el segundo llenado) y un promedio de 99 km/h. Casi igual de rápido, orográficamente desfavorecido y gasté casi lo mismo que a la ida. Puede que hubiese repostado ahora gasolina de mejor calidad.
Pasados un par de días, hice una prueba. Un recorrido cortísimo (no llega a un kilómetro), motor frío y 0ºC exteriores. El motor de gasolina no se apagó hasta que llegué, normal, pero recargó lo suficiente como para poder volver sin gastar nada, en modo eléctrico, pero pisando el acelerador con mucho cariño.
El consumo fue MUY inferior al de cualquier otro coche con el motor frío, este bajó de 10 l/100 km, cuando fácilmente un coche normal puede gastar el doble en ese tipo de trayecto, el típico viaje a por el pan. Hice otra prueba, Madrid-Navacerrada (subida) a ritmo alegre y haciendo muchas variaciones de velocidad debido a un atasco.
Sorprendentemente recargué mucha energía, lo cual hizo al motor eléctrico trabajar más para gastarla, así que el motor térmico se alivió mucho. Me hizo 5,3 l/100 km en esas condiciones, imposible para un coche convencional gasolina o diesel de la misma potencia. Yendo más despacito habría bajado de 5 l/100 km, seguro.
Regresé, y contabilicé 139 km. La media se llegó a estabilizar en 5,0 l/100 km a un promedio de 44 km/h, nuevamente inalcanzable para cualquier gasolina y la mayoría de diesel (por no decir todos) de esa potencia. El viaje de devolución, a peseta, conseguí dejarlo en 4,1 l/100 km en 31 km, promedio de 65 km/h (por la M-30).
En resumen, mis consumos andaron por los 5,4 l/100 km en 1.388 km, promedio de 70 km/h. Tuve tres factores en mi contra: gasolina de diferente calidad en la mitad de la prueba, neumáticos de 17”, un coche entregado con menos de 4.000 km y unas temperaturas nada favorables, el sistema híbrido es menos eficiente así.
Apuesto a que puedo bajarlo de 5 l/100 km en condiciones reales de circulación con más temperatura ambiente, y con neumáticos de 15” más (versión Eco o con pack Ecosolar). La cifra de homologación es un pelín optimista sí, pero si te lo propones lo bajas de 4 l/100 km en zona urbana. ¿Qué otro coche consigue eso?
Por cierto, la reserva saltó a los 632 km con la gasolina sevillana, considerando que las condiciones fueron menos favorables, sí, decidido, el primer depósito tenía peor combustible o se nota mucho el efecto rodaje. Es más, con el primer depósito no usé para nada el modo PWR, moví menos peso/pasajeros y le pisé un poco menos.
Para entender el último gráfico, indico a qué corresponde cada barrita. Este coche almacena los históricos de consumo cada vez que pones a cero el contador A o el B:
- 653: Ida a Sevilla y movimientos urbanos por la zona
- 552: Vuelta de Sevilla
- 11: Movimientos urbanos a poca distancia y con motor frío
- 139: Conducción por Madrid
- 30: Viaje de devolución, conducción muy eficiente (detalles en la siguiente imagen)
Antes las dudas sobre esta prueba, recomiendo dirigirse al foro Mitoyotaprius y contrastar con la experiencia de los propietarios. Mis consumos han sido muy parecidos a los que tienen ellos. En verano intentaré mejorar mis registros, se abren las apuestas de si lo consigo o no, a ver quién acierta.
Por cierto, me despido con una puyita. En casi cualquier coche con termómetro exterior, cuando hay menos de 4ºC hay una advertencia para indicar riesgo de hielo, cosa que el Prius no hace, ese detalle no me gustó. Pues anda que no tuve situaciones de riesgo de hielo, de todas formas, esto es una maldición.
Le caigo mal al invierno. Cuando me han dejado un coche que me ha gustado especialmente, me ha caído una nevada o ha hecho muchísimo frío. Pongo como ejemplos al Mazda RX-8, Renault Mégane CC… y el blanquito este. Por cierto, dejo como dato que en verano el Prius II y el Insight me han gastado menos que el Prius III en invierno.
Cómo echo de menos al blanquito… snif...
En Motorpasión | Toyota Prius III, prueba – (Parte 1, Parte 2, Parte 3 y Parte 4)