Probamos el Renault Scenic E-Tech durante 3.000 km: qué nos ha gustado y qué mejoraríamos del SUV eléctrico más familiar del mercado

A las marcas les gusta recuperar los nombres icónicos de sus modelos de éxito. Toyota lleva varias décadas con el Corolla, Ford ha recuperado los nombres de sus coupés Mustang y Capri para sus SUV eléctricos y Renault ha desempolvado el nombre de Scenic para su nuevo SUV eléctrico de corte familiar. Espacioso, práctico y con estilo, el Renault Scénic original fue el coche familiar de referencia en los años 90. Con esto en mente, ¿qué ofrece este Scenic de la era moderna? ¿Todavía conserva alguno de los puntos fuertes de sus predecesores?

Incluso más que con un coche diésel o gasolina, un coche eléctrico revela sus cualidades y defectos durante una prueba de larga duración. Uso diario, largos viajes en familia, pruebas de autonomía y de recarga: ponemos a prueba el nuevo Renault Scenic E-Tech Gran Autonomía.

Renault Scenic, el familiar de la era eléctrica

En 1996 Renault lanza la primera generación del Scénic. El monovolumen es visto como el coche familiar perfecto, es una suerte de mini Espace, pero el tiempo pasa y todo cambia. En 2024, los monovolúmenes han prácticamente desaparecido de la escena en Europa y el Renault Scénic es ahora un SUV, como lo es su hermano mayor, el Renault Espace. Ambos son modelos eminentemente familiares, pero el Scénic difiere en su motorización, pues se ha vuelto 100% eléctrico.

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El nuevo Scénic está disponible con dos baterías diferentes. La pequeña de 60 kWh es para la versión Comfort Range, mientras que la Long Range recibe una batería de 87 kWh (de la surcoreana LG Chem). La batería pequeña alimenta un motor eléctrico de 170 CV, mientras que la grande alimenta una unidad, sin tierras raras, de 220 CV.

Lógicamente, optamos por esta última versión para nuestro periplo de 3.000 km. Trayectos urbanos por Barcelona y una prueba de autonomía real en autopista viajando hasta Santander, unos días de vacaciones en familia... cada uso reveló una nueva faceta del Scénic eléctrico.

A la venta desde 45.493 euros con el acabado Techno, ya bien equipado, nuestro Scénic gran autonomía de 87 kWh y 220 CV lucía el acabado Esprit Alpine, el cual tiene un precio de partida de 48.015 euros.

El nuevo Scenic comparte su plataforma CMF-EV con el Mégane E-Tech, pero en una versión con una distancia entre ejes 10 cm mayor, tanto para adaptarse mejor a su vocación familiar como para albergar una batería más grande.

Motor, inversores y demás sistemas están situados en la parte delantera, bajo el capó, lo que significa que no hay maletero delantero para, por ejemplo, guardar los cables de carga. En cuanto a la recarga, el Scénic lleva a bordo un cargador monofásico de corriente alterna de 7 kW o, en opción por 1.520 euros, de 22 kW trifásica. Esta versión Gran Autonomía puede aceptar carga rápida en corriente continua de hasta 150 kW. En cuanto a la autonomía homologada WLTP es de 603 km.

Su estilo macizo, y un tanto agresivo con este acabado mate, lo hace parecer más grande de lo que es en realidad: mide tan sólo 4,47 m de largo. Para hacernos una idea, es tan sólo 3 cm más que un CUPRA Formentor.

A bordo del Renault Scenic: espacio y más espacio

La larga distancia entre ejes y el suelo plano son características básicas que favorecen un buen espacio interior. Incluso en la parte trasera, donde los ocupantes pueden deslizar los pies por debajo de los asientos delanteros (si no están bajados al máximo, claro) y, por tanto, disponen de un buen espacio para las rodillas. El Scénic mima a sus pasajeros si hablamos de espacio.

Esto es especialmente cierto en el acabado Esprit Alpine, con su tapicería específica con costuras de contraste y sus asientos delanteros que sujetan muy bien. El conductor dispone de una posición de conducción muy buena, a años luz de una posición tipo silla que ofrecen algunos modelos, algo que mejora el confort en largas distancias. Como es habitual en Renault, los espacios de almacenamiento son abundantes, hay casi 39 litros en total en el habitáculo.

Los materiales son correctos, el acabado meticuloso y la calidad percibida buena sin ser excelente, pues todavía deja una sensación de plásticos duros y brillantes.

En términos de modularidad, sin embargo, no tiene nada que ver con las generaciones anteriores que han llevado el nombre Scenic. Aquí, sólo los respaldos de los asientos se pueden abatir, totalmente en una proporción 40/20/40. Pero eso no significa que no sea un coche familiar y que Renault se haya olvidado de los pasajeros traseros. Por ejemplo, el reposabrazos central trasero contiene soportes giratorios para enganchar smartphones y otras tablets con dos puertos USB-C para alimentarlos.

Un buen punto a favor es el uso de Google como sistema operativo para el sistema multimedia en la pantalla táctil de 12 pulgadas (compatible Android Auto y Apple Car Play) . Es relativamente rápido en su funcionamiento y con una interfaz de sobra conocida. Otro punto a favor, los mandos del aire acondicionado son directamente accesibles vía botones físicos y no tienen que accionarse a través de la pantalla táctil central (algo que tendría que ser obligatorio).

Pero no todo es perfecto a nivel ergonómico. El bloque consta de tres módulos a la derecha del volante; uno para el mando del “cambio”, otro para los limpiaparabrisas y el tercero para el módulo de audio, como siempre en Renault. En más de una ocasión, encendimos los limpiaparabrisas cuando pensábamos darle a la de D o a la R. Y no es una cuestión de acostumbrarse, después de 3.000 km me seguía pasando.

Por cierto, también hay que decir que el cambio entre D y R no es precisamente rápido, además de un tacto en la acción de la palanca que hace que no siempre se haya seleccionado la marcha que uno deseaba. ¿Estás en marcha atrás aparcando y quieres avanzar? Ojo, que lo mismo sigue con la marcha atrás puesta.

En cuanto, al maletero ofrece 440 litros de capacidad, lo normal en un coche de estas dimensiones. Aún así, hay algo de espacio de almacenamiento bajo el piso del maletero, por ejemplo para el cable de carga. Ojo, también con el umbral de carga, un tanto alto.

Un SUV eléctrico agradable de conducir, más cómodo que dinámico

Este tracción delantera de 220 CV y 300 Nm, a pesar de pesar más de dos toneladas en el caso de nuestro coche de pruebas (sólo la batería pesa más de 500 kg), se muestra alerta, prácticamente sin balanceos y dinámico en curvas. Es cierto que no es un rayo (0 a 100 km/h en 7,9 s), pero la entrega inmediata del par enmascara de cierto modo una relación peso-potencia poco atractiva. Un par tan inmediato que permite adelantamientos muy rápidos (80 a 120 km/h en 4,5 s), excepto cuando ya vamos con poca batería. Ahí, los tiempos se alargan para maximizar la autonomía.

En un intento de fomentar la agilidad, los ingenieros también han diseñado un sistema de dirección muy directo (sólo 2,3 vueltas de volante para un pequeño radio de giro de 10,9 m entre bordillos), que resulta en una dirección muy directa y viva, ideal si te gusta conducir.

Los modos de conducción -Confort, Sport, Eco y Custom- influyen en la respuesta del acelerador, la asistencia de la dirección, la gestión de la cadena cinemática y la iluminación interior, pero no en la suspensión, pues cuenta con amortiguadores y muelles pasivos. Aún así, el resultado es un SUV familiar agradable de conducir y con un dinamismo correcto. Es también muy cómodo para sus ocupantes, gracias a un elevado nivel de confort y una muy buena insonorización acústica.

En definitiva, el modo Confort es el que mejor se adapta. Sólo acelerando francamente y con las ruedas giradas se puede detectar una ligera pérdida de tracción en la rueda interior, pero no es realmente un problema en la práctica. Por lo demás, este Scénic parece ir sobre raíles en las curvas, es extremadamente fiel a su trayectoria, resulta gratificante de conducir (si se tiene en cuenta que es un coche familiar muy tranquilo y seguro) y es agradable en el día a día.

Más aún con el sistema de frenado regenerativo, modulable mediante levas en el volante. Desde el nivel cero, útil en autopista porque permite aprovechar la inercia del coche durante una fase de rueda libre, hasta el nivel 3, que permite conducir casi con un solo pedal, útil en ciudad, este sistema de regeneración también proporciona un freno motor al reducir la velocidad. Para quien sea reacio al eléctrico, es como conducir un coche gasolina…silencioso.

Consumos, autonomía y recarga: hay margen de mejora

Para afrontar mejor los trayectos largos, se ha cuidado tanto la aerodinámica, con numerosos deflectores (especialmente en el parachoques trasero) para guiar el flujo de aire de la forma más eficaz posible, y la densidad energética de la batería NMC (Níquel, Manganeso, Cobalto) se ha incrementado en un 6% con respecto al Mégane.

Además, tomen nota en el Grupo Volkswagen, la bomba de calor es de serie en toda la gama. Así, la batería se calienta o enfría de forma automática hasta los 25°C al acercarse a uno de los puntos de carga mencionados en el planificador de ruta de Google Maps, para mejorar el tiempo de carga.

A pesar de todas estas medidas, al final este Scenic se caracteriza por un consumo, digamos, mejorable. En todo caso, esperaba unos mejores resultados. Al final de nuestra prueba de conducción, registramos una media de 19,5 kWh/100 km, con un modelo equipado con llantas de 20 pulgadas.

Si bien en ciudad, el consumo (16 kWh/100 km)y la autonomía son algo muy relativo, se vuelve un apartado importante en un coche familiar a la hora de viajar. Así, en autopista, el Scenic gastó una media de 22 kWh/100 km, con picos de 24 kWh/100 km. Es decir, con una carga de 100% a 0% nos daría para 395 km.

En la práctica, esto supone tener que parar a recargar cada 280 km más o menos usando la batería entre un 10% y un 80% de su capacidad para no eternizar las paradas. En un trayecto Barcelona-Jaca-Santander, implica parar a cargar en dos ocasiones: una parada corta en Lleida y otra de media hora en Pamplona, en el Supercargador de Tesla, para pasar de 16% a 80% de carga, ya que el Scenic no acepta más de 150 kW de potencia de carga en corriente DC. Podremos odiar a Elon Musk todo lo que queramos (y se lo ha ganado a pulso), pero su red de puntos de carga funciona siempre de maravilla.

Renault Scenic: precio y rivales

En cuanto al precio, este Scénic se distingue por su buena relación precio-equipamiento-prestaciones. Mientras que la gama empieza en 39.703 euros para la versión de acceso Evolution, con su motor de 170 CV y su pequeña batería, hay que subir hasta 46.950 euros para la primera versión Gran Autonomía, con el acabado Techno, la cual ya está bien equipada.

Incluye bomba de calor, climatizador automático, un número impresionante de ayudas a la conducción, control de crucero adaptativo, sistema multimedia OpenR Link de 12 pulgadas, portón trasero motorizado, sensores de aparcamiento, llantas de aleación de 19 pulgadas, y modos de conducción Multisense personalizables.

Nuestra versión de prueba es un Esprit Alpine de 49.373 euros, que se distingue sobre todo por sus rasgos visuales y sus llantas de 20 pulgadas. Entre las opciones interesantes está el gran techo panorámico Solarbay (1.520 euros), que baña de luz el habitáculo. Y si bien no se puede abrir, incorpora un filtro que lo hace opaco o transparente, según queramos. Está muy bien hecho y es bastante eficaz. En cuanto a la pintura Gris Pizarra Satinado con el techo en negro de nuestra unidad de prueba, cuesta 1.700 euros.

Frente a sus posibles rivales, el Peugeot E-3008, el Volkswagen ID.4 o el Skoda Enyaq, el Scenic hace gala de una mayor autonomía, un equipamiento completo y un precio inferior, especialmente frente al Skoda Enyaq que parte de los 52.800 euros. En ese sentido, es un modelo que compraría, o con el que haría un renting, antes que estos modelos.

Sin embargo, es difícil pasar por alto cierto SUV de casi 300 CV, bien equipado y muy eficiente que le iguala si no le mejora en términos de autonomía por tan sólo 39.900 euros. Sí, hablamos del Tesla Model Y. Cuesta lo mismo que la versión de base de 170 CV del Renault Scenic. Y ahora, además, está disponible en versión de siete plazas.

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Renautl Scenic E-Tech: nuestra valoración

El Renault Scenic E-ETch se muestra cómodo, espacioso, manejable en ciudad, agradable en carretera y sereno en autopista. Con una interfaz de infoentretenimiento Google y un excelente planificador de rutas, el nuevo Renault Scénic es el coche eléctrico familiar por excelencia. Eso sí, como siempre con este tipo de vehículos, el precio se nos antoja un tanto elevado.

Es el precio a pagar por su gran batería de 87 kWh, esencial para garantizar su autonomía y compensar su consumo un tanto elevado. A este precio, también nos gustaría ver una potencia de recarga más elevada que 150 kW, que permitiría recargar con más rapidez.

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