Que los coches de una misma marca se parezcan entre sí tiene su lado bueno y su lado malo. En el plano positivo, la imagen de marca es más fácil de construir y más consistente con modelos de rasgos comunes. En el negativo a veces ocurre como en el coche que hoy nos ocupa, el nuevo Mercedes-Benz Clase E: es casi imposible diferenciarlo de su hermano pequeño el C o del mayor, el Clase S.
Sea como fuere, tras la toma de contacto hemos querido ponermos al volante del nuevo Clase E en su carrocería berlina con la motorización 220d y cambio 9G-Tronic, y esto es lo que nos ha parecido tras cuatro días de uso intenso. ¿Estaremos ante la mejor berlina grande del mercado? ¿El E sigue siendo un devora kilómetros? Veámoslo.
Lo primero que hay que decir es que a la hora de diseñar el nuevo Clase E en Mercedes han tirado por el camino más fácil. Han cogido el C, el S y los han fusionado en una carrocería de 4,92 metros de largo, 24 centímetros más que el C y 19 menos que el Clase S.
No es mala estrategia si tenemos en cuenta que el apartado estético es una de los atributos más valorados por los compradores de los otros dos modelos, por no extenderlo al resto de la familia de la estrella.
Un diseño elegante, vanguardista y con hasta cierto toque de deportividad en esta versión con llantas de 19 pulgadas firmadas por AMG no parece un mal planteamiento.
Un interior con cosas positivas y detalles negativos
Si nos vamos al interior del coche, llega la parte positiva de las semejanzas con su hermano mayor, ya que el E también adopta, como parte del equipamiento opcional, las dos pantallas de 12,3 pulgadas que conforman el tablero de instrumentos. Esta solución se utilizó por primera vez en el S y ahora lo hereda el E, que gana muchos enteros en cuanto a calidad percibida respecto a la generación anterior.
Por lo demás, el habitáculo destaca por lo espacioso que es en las plazas delanteras, todo ello a pesar de una consola central muy ancha que, dicho sea de paso, es muy bonita pero tiene un claro punto en su contra. El lacado negro brillante que luce, común a casi todos los Mercedes de nueva factura, es muy agradable a la vista y al tacto, pero tiene más tendencia a rayarse que los primeros CD's de música de los años 90.
Así pues, es posible que en solo unas semanas, el coche muestre unos síntomas de desgaste en ese área que no se corresponden con la realidad. Primer punto a mejorar.
Por lo demás, me llama la atención que los tradicionales mandos de regulación de los asientos eléctricos hayan pasado de las puertas a la banqueta del asiento, perdiendo así un punto de personalidad y adoptando la misma posición que normalmente tienen en cualquier otro coche.
En lo que respecta al resto del conjunto, la calidad de los materiales es excelente, el tacto de los mandos es el que esperas en una berlina grande de un fabricante Premium y si a eso unimos las infinitas opciones de personalización que permite el tablero de mandos digital, podemos decir que estamos ante un gran coche.
258 caballos con varias personalidades muy marcadas
Si por algo han destacado históricamente las berlinas de la marca de la estrella, es por su confort de marcha. Mientras en BMW optaban por dotar a los Serie 5 con esa característica puesta a punto con un toque de deportividad y en Audi le daban al A6 un comportamiento más neutro, en Mercedes siempre ha primado una puesta a punto premiase el confort de marcha por encima de otros aspectos.
Así pues, con el objetivo de comprobar si ese seguía siendo el principal argumento de la nueva Clase E, nos propusimos un viaje relámpago de fin de semana entre Madrid y Galicia, una ruta reiteradamente realizada en nuestras pruebas. La morriña tira, no lo vamos a negar.
En ruta, uno de los principales aspectos que pronto empieza a destacar, es el excelente aislamiento acústico, que hace que tanto el motor diésel como el viento apenas se noten en el habitáculo. Esto permite disfrutar de una conducción más relajada de lo normal, siendo este un punto en el que el E me recordó a su hermano mayor el S.
Jugando con los botones situados en la consola central descubro que hay un mando que permite elegir entre 4 modos de conducción: Sport+, Sport, Confort y ECO. Hasta el momento había ido en modo Confort y el consumo manteniendo ritmos legales estaba en 6,8 l/100 km.
Mientras asciendo una leve pendiente con el acelerador constante, paso a modo ECO al tiempo que percibo como el coche pierde empuje. Es habitual que estos modos de ahorro de combustible, que básicamente modifican la electrónica alteren el mapa del acelerador de esta forma.
A pesar de ello, la respuesta del motor de 4 cilindros en línea y 194 caballos no es mala. Sin duda uno de los secretos reside en los 400 Nm de par disponibles entre 1.600 y 2.800. Y la parte positiva de todo esto es que en el modo ECO se activa la función de planeo cuando sueltas el acelerador y el coche lleva buena inercia, por lo que los consumos después de los primeros 300 km están en unos más que razonables 6,1 l/100 km.
Hacer kilómetros sin cansarse en exceso
Pasado Benavente comienza a caer la noche, el tráfico se despeja y nosotros seguimos adelante sin hacer caso de las recomendaciones de la DGT y del propio Attention Assist del coche que nos recomienda hacer una pausa. Yo estoy fresco, nos queda más de medio depósito de combustible y no quiero llegar a destino demasiado tarde.
A medida que se va haciendo de noche el habitáculo adquiere un aspecto más llamativo, principalmente por el perímetro de luces que lo recorre desde la parte posterior de las pantallas hasta las puertas y los espacios para las piernas. El coche venía configurado con color de luz ambiente interior azul, pero jugando con el mando del brazo derecho del volante podrás acceder al área de configuración de iluminación donde descubrirás que hay una paleta de colores casi infinita para elegir. Así cada día o cada semana podrás sentir que has cambiado algo en tu coche. Una maravilla.
Y ya que hablamos de maravillas, hay que mencionar las luces de xenon adaptativas, tal vez uno de los elementos más recomendables para elegir en este coche si tienes pensado viajar habitualmente de noche. Estas luces, al igual que en el Clase S, activan de forma automática las largas y cortas, pero también despliegan un haz de luz de forma inteligente para iluminar las señales, todo ello evitando a los coches que nos preceden. Solo en un par de ocasiones me dio la sensación de que el sistema no estaba detectando a los coches que nos precedían y desconecté el sistema para evitar deslumbrarlos, pero tal vez fue una percepción equivocada mía.
Pasan los kilómetros, y nos acercamos a los puertos de La Canda y El Padornelo que separan Castilla León y Galicia. Es ahí en el único punto del viaje en el que me di cuenta de que si quería mantener un ritmo "alegre" durante el ascenso, tal vez debía sacrificar el modo ECO. Puse el modo Sport y el coche cambió radicalmente su carácter, pasando de ser una cómoda berlina con cierto aletargo a ser un enérgico atleta que digirió ambos puertos sin el más mínimo problema. A cambio las suspensiones se mostraron en ese tramo algo más duras, sin llegar a ser incómodas, la dirección me mostró su faceta más directa y el consumo subió casi 1 l/100 km.
Nada grave, ya que una vez superados los puertos y a medida que nos adentrábamos en la sucesión de curvas que nos ofrece Galicia en sus autovías, volvemos a poner el modo ECO para compensar.
En esos tramos de curvas me doy cuenta de la que tal vez sea la mejor faceta del coche que llevaba entre manos. El Clase E transmite una sensación de aplomo en curvas excelente, mejor que la del Clase C que en mi opinión peca un poco de ligereza y falta de confianza, e incluso mejor que la del Clase S que en ocasiones te aísla demasiado a la hora de sentir lo que está ocurriendo bajo los neumáticos.
En este sentido el Clase E demuestra una personalidad propia, y puedo decir sin dudarlo que no tiene nada que envidiar a un BMW Serie 5 o a un Audi A6. Y sin apenas darnos cuenta hemos llegado a nuestro destino en Vigo, exactamente 5 horas después de haber salido de Madrid, con el cuerpo descansado y todavía con más de un cuarto de depósito de gasoil animándonos a hacer más kilómetros.
Mercedes-Benz Clase E: nuestra puntuación
.6
A favor
- Aspecto interior
- Confort de marcha
- Tecnología disponible
- Consumos ajustados
En contra
- Precios de las opciones
- Calidad de algunos materiales
- Aspecto exterior sin personalidad
- Maletero más pequeño que su antecesor
Mercedes ha vuelto a golpear primero en el segmento de las berlinas grandes poniendo en el mercado el Clase E mucho antes de que BMW presente el Serie 5 o de que Audi renueve el A6, siguendo así la fórmula que tan bien le ha funcionado con el Clase S.
Liderar su segmento para que el resto le sigan, esa es la propuesta de un Clase E que a pesar de sus escasas diferencias estéticas con sus hermanos, sigue demostrando un carácter envidiable en viajes en carretera. El nuevo Clase E es y sigue siendo el referente en cuanto a confort y ahora mismo también en cuanto a tecnología aplicada a la conducción. Así que a ver con qué nos sorprende su competencia para superarle. El reto no es fácil, os lo aseguro.
Ficha técnica
Versión probada | 220d | |||
Cilindrada | 1.950 cm³ | Tipo de tracción | Trasera | |
Bloque motor | 4 cilindros en línea | Combustible | Gasoil | |
Potencia (CV @ rpm) | 194 @ | Capacidad del depósito | 66 litros | |
Par motor (Nm @ rpm) | 400 @ 1.600-2.800 | Consumo urbano | 4.3 l/100 km | |
Masa en vacío | 1.680 kg | Consumo extraurbano | 3.6 l/100 km | |
Velocidad máxima | 240 km/h | Consumo combinado | 3.9 l/100 km | |
Aceleración 0-100 km/h | 7.3 segundos | Capacidad maletero | 540 litros | |
Transmisión | 9G-Tronic | Precio | 51.100 euros |
El coche para esta prueba ha sido prestado por Mercedes-Benz. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas
Fotografía | Héctor Ares
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