El otro día veíamos los resultados del espectacular accidente de un Ferrari Enzo. Hoy empezamos a conocer la verdadera historia: cuando los servicios de emergencia llegaron, sólo encontraron en el coche a Stefan Erikssen, un sueco de 44 años que sufría heridas leves. Declaró que el coche era suyo, pero que no conducía él, sino un alemán llamado Dietrich del que no se sabe nada más. El nivel de alcohol de Erikssen era superior a lo permitido.
La sospecha de la policía es que Erikssen era realmente el conductor; lo saben por su sangre, que estaba en el airbag del conductor y no del piloto. Y lo peor de todo: parece que iba en competición con un McLaren SLR. Debían creerse Schumacher contra Raikkonen.