El pasado fin de semana el Campeonato del Mundo de Turismos visitó Vila Real, una localidad portuguesa entregada al mundo de las dos y cuatro ruedas desde hace décadas. Gasolina y emoción por el motor corren por las venas de los habitantes de este pueblo rodeado de viñedos y donde el ídolo nacional, Tiago Monteiro, es aclamado allá por donde pasa.
Si además el piloto del Honda Racing Team JAS consigue hacerse con una importante pole position el sábado en un circuito donde adelantar es tarea complicada y se hace con la victoria en la segunda carrera, la fiesta estalla. Banderas portuguesas por doquier entre la muchedumbre que trataba de llegar a uno de los podios más multitudinarios de la temporada del WTCC, a la altura del momento.
Una victoria inolvidable
El WTCC hacía escala en Portugal para su séptima carrera de la temporada. Con Pechito López en una diferenciada primera posición tras la descalificación de los hombres del Honda Racing Team JAS en el circuito urbano de Marrakech por irregularidades técnicas en el fondo de los Honda Civic WTCC de Rob Huff, Tiago Monteiro y Norbert Michelisz.
A pesar de que el Circuito Internacional de Vila Real ya contaba con la experiencia del año pasado y que la organización había tratado de hacer cambios en el trazado para aumentar los puntos de adelantamientos, desde la primera sesión de entrenamientos libres, se pudo ver que la pole position iba a ser determinante para lograr la victoria.
Lograr una vuelta limpia en este trazado, como suele suceder en los circuitos de estas características no resulta tarea sencilla. Tiago Monteiro consiguió ante su público un tiempo que le puso en bandeja la primera posición para la segunda carrera del domingo -en el WTCC se invierten las 10 primeras posiciones en parrilla para la primera carrera. Pechito López que era el único que parecía que podía ponerle resistencia, cometió un error en su vuelta lanzada y terminó con su Citroën C-Elysée WTCC contra los neumáticos en una escapatoria.
La primera victoria del fin de semana en Portugal era para Tom Coronel. El experimentado piloto de LADA conseguía mantener la primera posición mientras que el líder del Campeonato se quedaba en la quinta con Rob Huff pisándole los talones. A pesar de que eran muchos los pilotos que trataban de ganar posiciones para quitarse los hombres más lentos de delante, las características del circuito lo impedían.
Ya en la segunda carrera, con las posiciones de clasificación originales, Tiago Monteiro mantenía su primera posición tras la salida para emoción de todos los aficionados presentes. Los aplausos al paso del piloto portugués se sucedían a lo largo de los casi cinco kilómetros de circuito.
Las catorce vueltas que duraba la última carrera del fin de semana se hicieron largas tanto para los aficionados bajo un abrasante sol de verano como para el propio equipo que miraba también al resto de sus pilotos que trataban de ganar posiciones, sin mucho éxito. Finalmente, Tiago Monteiro cruzaba la línea de meta en primera posición y el circuito se convertía en una fiesta.
Los aficionados dejaban rápidamente sus gradas para acercarse hasta las inmediaciones del podio que hasta minutos antes parecía imposible de llenar. Miles de personas aclamaron al piloto de Honda que no dudó en fotografiarse con todos sus aficionados y dedicarles una victoria que seguro que no podrá olvidar.
Un circuito urbano con historia propia
El Circuito Internacional de Vila Real ya tenía un largo recorrido en el mundo de las carreras antes de que el equipo de François Riveiro -organizador del campeonato- y su equipo pensasen en las calles de esta localidad como sustituto del evento que se celebró hasta el año 2013 en el Circuito de Boavista en Oporto.
En la segunda década del siglo XX un grupo de pasionados del mundo del motor organizaron algunas competiciones en la ciudad de Vila Real que comenzaron a atraer la atención del público local. El 15 de junio de 1931 tuvo lugar la primera edición de una carrera de coches del Circuito de Vila Real. Un trazado de 7.150 metros al que los participantes daban 20 vueltas para completar un total de 143 kilómetros.
Con la competición aún a nivel nacional, el número de participantes aumentaba cada año hasta que pilotos internacionales comenzaron a interesarse por esta carrera. Con el circuito ya pavimentado -en los primeros años la tierra y el polvo había sido uno de los principales problemas con el que los conductores se habían topado- llegó la internacionalización. En estos años coches como el Bugatti 35 C / 51, el Alfa Romeo 6C y 8C, el V8 Ford o el BMW315 con el que el cineasta Manoel de Oliveira tomó parte en el año 35.
Durante la II Guerra Mundial, la acción se vio interrumpida en Vila Real al igual que en el resto del mundo. Tras el conflicto bélico, se realizaron diversos cambios en el trazado original y las competiciones de motos comienzan a ganar peso. A finales de los cincuenta pilotos de la altura de Stirling Moss y María Teresa de Filippis ya habían probado suerte en este trazado urbano.
En los años setenta tuvo lugar un gravísimo accidente que supuso un punto de inflexión. El Lola T210 de Alain Cadenet sufrió un fuerte accidente tras el que el coche estalló en llamas. Hasta finales de los setenta las carreras siguieron celebrándose pero terminaron por desaparecer a causa de la ausencia de seguridad. En siglo XXI las autoridades locales trataron de resucitar el circuito sin mucho éxito hasta la llegada del WTCC.
Tiago Monteiro tuvo mucho que ver en este regreso. El propio organizador del Campeonato del Mundo de Turismos, François Riveiro, confirmaba este fin de semana que la carrera en Vila Real fue idea del propio piloto portugués el que puso en contacto a ambas partes que se entendieron a la perfección desde el principio.
La de este año ha sido la segunda edición de esta carrera que si por la organización del Campeonato -Eurosport- fue, se seguiría celebrando por mucho años.
Los gastos correpondientes al viaje para este evento han sido asumidos por Honda. Para más información consulta nuestra guía sobre relaciones con empresas.