En los ocho primeros meses de este año se han matriculado 882.397 coches, lo que supone un descenso de un 21% respecto al mismo período del año pasado, cuando se matricularon 1.119.050 unidades.
El mes de agosto ha sido especialmente duro, con una caída del 41,3%. Esencialmente se trata de una consecuencia de la etapa de dificultades/desaceleración/crisis/armagedón (como prefiráis llamarle, esto no es un blog económico ni político), que provoca una reducción en el consumo de los ciudadanos.
Básicamente, los cambios por necesidad se retrasan, y el presupuesto para lujos ya no es tan generoso como antes.
Las ventas de todoterrenos han sido las que mayor descenso han sufrido en agosto, se han vendido menos de la mitad que el año pasado. Se explica porque son vehículos caros, complicados de mantener, y además el nuevo impuesto de matriculación hace que la gente vea que hay opciones más eficientes de transporte y diversión que quemar tanta cantidad de combustible.
En lo que va de año, Ford ha sido la marca que más unidades ha vendido, superando ligeramente a Peugeot y Citroën. El líder por modelos es el Ford Focus, con más de 45.000 unidades.
Otro factor que arrojan las estadísticas son la paulatina reducción del porcentaje de vehículos diésel debido al precio del gasóleo. A principios de año el 74% de los coches eran diésel, y ahora son únicamente un 67%. Por otra parte, también es lógico si tenemos en cuenta que son más económicos al adquirirlos, y cuando pase el temporal económico ya no importará tanto gastar un poco más en combustible.
Vía | Público