Recientemente Julio Sanz (presidente de la Federación Profesional del Taxi de Madrid) ha confirmado que solicitaban 5.000 licencias de arrendamiento de vehículos con conductor (VTC), las autorizaciones con las que Uber vuelve a operar en España de forma legal.
¿Y eso para qué? ¿No se supone que taxistas y titulares de VTC son antagónicos? Pues no, esta práctica lleva ocurriendo desde hace tiempo. Por desconocimiento y conveniencia a partes iguales siempre parece mejor verlos como enemigos, pero no es así. Todo esto además ha levantado ampollas entre ciertos sectores del taxi que se ven traicionados, al menos en parte, por sus propios aliados.
Algunas verdades y mentiras sobre taxis y VTC
Así de entrada, sabiendo el limitado número de licencias VTC que hay en toda España (unas 7.000) resulta bastante rocambolesco pensar que a un solo solicitante se le van a otorgar 5.000 del tirón. Es decir, que ni de coña, pero la noticia no es esa, es otra. Que alguien con un taxi se haga con una VTC no es nada nuevo precisamente.
¿Por qué? Pues sencillo: es algo que viene pasando desde hace tiempo, pero es más fácil dar al público la imagen de que son dos sectores enfrentados. No son una ni dos las empresas que a parte de su flota de taxis disponen de vehículos con licencia VTC. Ejemplo: Taxi Mercedes. Aquí tenéis su web en la que podéis ver que disponen tanto de un servicio como del otro indistintamente.
La pregunta entonces es: ¿y dónde está la noticia en la petición de 5.000 licencias de Julio Sanz?. Pues que de ser cierta sólo puede haber tres opciones:
Que sí, que fuera verdad que la Federación Profesional del Taxi de Madrid quiere hacerse con 5.000 licencias para bloquear el progreso de las VTC en la capital y hacer la puñeta a Uber. De ser eso cierto y concederse es de suponer que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia tendría algo que decir, porque no es una maniobra muy de libre mercado precisamente.
Que sí, que fuera cierto pero la intención de la FPTM no fuera bloquear las VTC, sino subirse al carro de los alquileres con conductor en un giro de guión en esta película. Toda una traición en palabras de la Asociación Gremial del Taxi de Madrid. El movimiento desataría las iras que antes estaban volcadas hacia Uber o Cabify contra quienes eran hasta ahora sus aliados. Saca las palomitas.
Que no, que fuera un bulo. Lo más probable. Teniendo en cuenta que, reconocido por el propio Julio Sanz, actualmente hay 1.624 licencias VTC en Madrid, nadie en su sano juicio puede pensar que se le van a conceder 5.000 así por las buenas. Como mucho se otorgarán unas 1.000 más en el plazo de un año tras recurrir en el Tribunal Supremo, pero no al mismo titular.
Cuando pedir es gratis, pides 5.000
Que alguien solicite 5.000 licencias es un despropósito por sí mismo. Sencillamente no hay por dónde coger la idea de que alguien de la noche a la mañana se haga con una cartera de 5.000 VTC, y menos aún bajo la sospecha bien de que quiera bloquear el negocio del alquiler de vehículos con conductor o ponerse en contra del sector del taxi.
En cualquiera de los casos la maniobra, de ser cierta, incurriría bien en un escenario de competencia desleal o bien de algo muy parecido a un monopolio. Pero peor aún, podría convertirse en un caso de especulación pura y dura.
Hay que mencionar que las VTC son otorgamientos administrativos y, como tales, no implican un desembolso. No tienen precio, simplemente si cumples los requisitos necesarios solicitas una licencia y la administración considera si lo mereces o no. En caso afirmativo ya tienes una VTC para trabajar en el sector del autotaxi.
Aunque claro, la cara onerosa del asunto viene cuando a posteriori esas licencias se transfieren a un tercero (que por otra parte tiene que cumplir unos requisitos que impiden la entrada de nuevos actores como comentamos aquí) actualmente rondan unos precios sobre los 25.000 euros. Si te dan 5.000 licencias por 0 euros y luego las vendes por decenas de miles de euros cada una... ¡Negocio redondo! Pero es demasiado bonito para ser verdad.
Un sector excesivamente encorsetado
La ley es la ley, y contra el marco legal no hay mucho que debatir: sólo puede haber una licencia VTC por cada 30 licencias de taxi. Punto pelota. Así que mientras el número de licencias de taxi no aumente, difícilmente lo hará el de VTC. Este handicap es el Santo Grial de los palos en las ruedas para la evolución del sector.
Bien es cierto que limitándonos a los simples datos, las VTC se benefician dentro de una superpoblación si nos atenemos al ratio de taxi/habitante en las ciudades más taxificadas de España. Pero en el conjunto nacional existen un total aproximado de 7.000 licencias VTC.
Según un informe elaborado por la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) y recogido en La Gaceta del Taxi, en Barcelona hay 6,5 taxis por cada 1.000 habitantes, 4,9 en Tenerife y 4,8 en Madrid. Si hay más licencias de taxi también hay más VTC, ¡pues claro! Pero incrementar el número de licencias no es solución.
No queremos entrar en la polémica de si el ratio taxi/habitante es demasiado elevado, ni queremos desmerecer el esfuerzo de los trabajadores del sector del taxi para hacerse con una licencia. Pero, sin intención de ofender, limitar el número de VTC a 1/30 es una medida proteccionista y anquilosada. Así no se soluciona nada, sólo es pan para hoy y hambre para mañana.
Los taxis que no amaban a las VTC...
Estamos ya excesivamente acostumbrados a ser testigos del enfrentamiento entre quienes defienden el sector del taxi a capa y espada y sus supuestos rivales. El recurso fácil es sacar en los medios a taxistas manifestándose, actitudes más o menos violentas contra otros, pero esa no es toda la verdad.
Es comprensible que quien lleva toda su vida tras el volante de un taxi no quiera que le falte el pan a su familia. Muchos taxistas no están de acuerdo con las VTC pero tampoco van a manifestarse y procuran esforzarse para que su trabajo sea el mejor y su negocio funcione. Os aseguro que las manifestaciones y los incidentes que hemos visto en los medios han sido iniciativa sólo de una parte del sector.
Pero todos, tanto los que hacen ruido y se manifiestan como los que no, deberían entender que las VTC no han venido a quitar el pan a los taxistas, son otro modelo de negocio. Un modelo legal que funciona y que está en el mismo derecho de prestar sus servicios a través del trampolín de las nuevas tecnologías, igual que lo hacen los taxis con Hailo, MyTaxi o Pidetaxi.
Si un autónomo es titular de una VTC, está dado de alta en la seguridad social y paga sus impuestos debería poder trabajar con quien quisiera, ya sea a través de una cooperativa, por cuenta propia, por una empresa de gestión de servicios, Uber, Cabify, MyDriver o cualquier otro medio.
Pero en realidad esta rivalidad no es tal. El cliente que escoge ir en taxi es porque quiere ir en taxi, quien solicita el servicio de una VTC es porque quiere montarse en un coche con su licencia VTC, cada uno con sus precios y sus características propias. Y esta discusión debería terminar aquí, porque no son servicios excluyentes, son complementarios.
El taxi es un servicio y la VTC otro, y así se recogió en el Reglamento de la Ley de Ordenación de los Transportes Terrestres, aprobado por Real Decreto 1211/1990, de 28 de septiembre.
...y los taxis que conviven con las VTC
Ahondando en el tema, no todos los taxistas odian el modelo VTC ni mucho menos. Tiene que haber gente pa'tó que diría alguno, pero esa debe ser la tónica general: que los propios implicados en el negocio se comprendan y puedan convivir en armonía. Se puede, vaya que sí, pero claro este sector no hace el mismo ruido aunque quizá sería el más legitimado para dar su opinión.
Los ejemplos con nombre y apellidos de autónomos que, además de su licencia de taxi, tienen alguna VTC o de ex-taxistas que vendieron su taxi y se pasaron a las VTC porque vieron un modelo más viable no son ninguna excepción. Son vías de negocio diferentes, por eso, siguiendo el ejemplo de antes, Taxi Mercedes ofrece los dos servicios.
De hecho la prueba más fehaciente de la compatibilidad de los servicios está en que ya desde hace tiempo trabajan juntos, ¡y no pasa nada! Dentro de algunas de las aplicaciones que hemos citado anteriormente el usuario puede elegir entre varios tipos de coche. Pero no son todos VTC, también hay taxis. La imagen que tenéis encima de estas líneas es una captura de la web de Cabify donde seleccionas el tipo de servicio.
Es decir, que por un lado tenemos a taxistas que argumentan que las start-up emplean a conductores sin licencia (algo que sólo fue así con Uber Pop, tanto Uber como Cabify funcionan únicamente con conductores con VTC en la actualidad) y por el otro tenemos a taxistas que trabajan con estas start-up.
Que haya integrantes del sector del taxi que ya sean parte de este movimiento debería ser suficiente como para calmar ciertos ánimos. Pero más allá de esto, e infinitamente más importante, el consumidor debe tener claro que puede elegir libremente sin que se le intente hacer escoger bando en una guerra que ni siquiera existe.
Es un derecho intrínseco del consumidor que puede escoger en un mercado de libre competencia. Nadie debería hacerle sentir mal por montarse en un coche negro o en uno blanco. Todos son trabajadores.
Fotos | Massimo, Nils Geylen, Faisal AlThani, Nicolas Buquet, Manevtsov Ivan Photography, Samantha Strohbehn