El sector Automoción vive en China una etapa cuyo aroma recuerda al de la fiebre del oro de los antiguos colonos del Oeste americano. Es el mayor mercado del mundo, y todo hace pensar que la tendencia se mantendrá durante los próximos tiempos, antes de que India le tome el relevo. Eso, unido a la lentitud de recuperación que han tenido otros mercados tradicionales del sector ha llevado, a los fabricantes a hacer las maletas durante los últimos años para establecerse allí.
China se ha beneficiado de esta situación. Ante la amenaza invasiva del fabricante extranjero, el Gobierno de la República Popular de China se blindó con una normativa que exige a que quienes quieran vender vehículos con su marca se asocien con fabricantes locales para que los beneficios, tanto económicos como de conocimiento se compartan. Y las decisiones que se toman allí están conformando el producto que estamos conociendo y vamos a conocer en los tiempos venideros.
Hace poco más de un año elaboramos un completo dossier sobre el desarrollo del sector Automoción en China, y lo bautizamos como El despertar de la Automoción en China porque se trataba precisamente de eso, de un despertar. Ahora, con una China que se mantiene como principal mercado, los fabricantes no sólo han aprendido a hablar en mandarín sino que, en buena lógica comercial, hacen realidad los deseos de quienes son sus principales clientes.
¿Cómo quieren China y Asia que sean los coches?
En 2014 China matriculó 23,5 millones de vehículos, y la tendencia sigue al alza. Su cifra mensual, en volumen de matriculaciones, supera ampliamente los 2 millones de vehículos. En un solo mes. Para este año 2015, las previsiones apuntan a los 25,1 millones de matriculaciones. El primer trimestre de 2015, el país asiático aglutinó el 27 % de las ventas de todo el mundo.
Siendo así las cosas, esa fiebre del oro que vive el sector se plasma en un interés por conocer los gustos del principal mercado. Los segmentos que lideran este crecimiento de ventas en China son las berlinas D (+12,5%), los MPV (+35%) y los SUV (+25%), siempre con motor de gasolina y sin tener demasiado en cuenta las restrictivas normativas de emisiones que imperan en mercados como el nuestro, donde además el amor de la clientela por el gasóleo obliga a los fabricantes a embarcarse en costosos proyectos de adaptación de los motores a las exigencias medioambientales.
De hecho, para Asia en general el mercado europeo es un embrollo de micromercados con decenas de culturas diferentes, idiomas diferentes para territorios relativamente pequeños, y particularidades de todo tipo. Y en comparación con los números que manejan los principales mercados asiáticos hoy en día, lo de Europa es una pequeña gota en el océano. ¿Por qué tendrían que complicarse la vida los fabricantes por un mercado como ese? Si Europa quiere lujos... los tiene que pagar.
La 'fiebre del oro' mueve montañas
Visto desde la perspectiva de Asia en general, lo de Europa no se comprende. Visto desde la perspectiva de China, tanto les da que Europa no se entienda, porque el mercado europeo es de todo menos rentable y además ellos están en pleno auge. Y desde la perspectiva de los fabricantes en general... es la fiebre del oro y no hay mucho más que contar. Si su trabajo consiste en vender, ¿en qué mercados harán más hincapié? ¿En los que resultan más atractivos o en los menos atractivos?
Cuando se le pregunta por las posibilidades de venta que ofrece China al fabricante extranjero, un responsable de Comunicación de uno de estos fabricantes ríe mientras exclama que en China se puede vender cualquier cosa. Existe tal volumen de demanda y tanta facilidad comercial una vez superadas las trabas políticas, que la oportunidad convence al más pintado y acata lo que sea. Si les pidieran que los coches llevaran ruedas cuadradas, estudiarían la cuadratura del círculo.
Así, no es de extrañar que los fabricantes anden inmersos en la conversión a la filosofía SUV, de la misma manera que solamente los fabricantes de origen europeo siguen a día de hoy dándose de cabezazos con las adaptaciones de los motores diésel a la normativa Euro6. Los demás ya han visto que eso no es rentable, que lo que se lleva es el SUV con motor de gasolina, y que mientras haya auge en China habrá posibilidad de negocio. ¿Es una visión cortoplacista o simple y llana adaptación? El tiempo lo dirá, pero por lo que a nosotros respecta, en un mundo globalizado en el que hay un mercado líder tan potente, cuesta poco vislumbrar el futuro más inmediato de nuestros coches.
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