Frenar los coches de combustión quizá no sea suficiente: el aire no fue más limpio en el confinamiento, según los primeros datos

Los primeros días del confinamiento debido a la pandemia de Covid-19 tuvo como efecto colateral el de tener un aire visiblemente más limpio. Con una reducción drástica del tráfico rodado, los habitantes de la mayoría de ciudades del mundo vieron como el cielo era cada vez más azul, libre de esa boina que cubre la mayoría de las grandes ciudades del mundo. Sin embargo, puede que en realidad el aire no estuviese tan limpio como uno pensaba.

El confinamiento representó una oportunidad única para poder experimentar de primera mano cómo sería un mundo si una de las mayores fuentes de contaminación era eliminada. En este caso el automóvil. Para los científicos, explican en Bloomberg City Lab, era un avance de cómo sería un mundo en el que el coche eléctrico se habría impuesto sobre los de gasolina y diésel.

La observación por satélite y los datos de las carreteras muestran que los óxidos de nitrógeno vinculados a los automóviles se redujeron en todo el mundo después de que comenzaron los confinamientos, en algunas zonas hasta en un 50%. Y las emisiones globales de dióxido de carbono disminuyeron aproximadamente un 7% en comparación con 2019, según el Global Carbon Budget. La cancelación de la inmensa mayoría de vuelos y el uso casi nulo del automóvil permitieron esa reducción.

Los niveles de ozono y partículas finas subieron en algunas regiones a pesar del confinamiento

Sin embargo, a pesar de esos datos positivos, en algunas ciudades del mundo, el aire no era tan limpio como se pensaba. Por ejemplo, en Wuhan, China, la contaminación por ozono, resultado de la mezcla de contaminantes y que afecta a las vías respiratorias, aumentó más del 100% después de que comenzaron los confinamientos en enero de 2020. Ciudades como Roma, Londres, Nueva York o Los Angeles vieron de forma sorprendente como los niveles de ozono subían notablemente.

No por estar todos en casa y no usar el coche, el aire es necesariamente más limpio

La concentración de partículas finas, tradicionalmente asociadas a los motores diésel, a los aviones y a las centrales térmicas que queman carbón, no resultó ser menor que en 2019, según un estudio de la Universidad de Delaware. De hecho, en las 480 ciudades que analizaron, los niveles en abril de 2020 eran incluso superiores a los de 2019.

La razón, suponen, es que el tráfico de camiones y la generación de energía (en Estados Unidos, las centrales térmicas tienen mucho peso en el mix energético) no se vieron afectados en gran medida por las restricciones de movimiento.

La relación entre el confinamiento y la calidad de aire no es tan sencilla de establecer como parece. No por estar todos en casa y no usar el coche, el aire es necesariamente más limpio. A lo hora de establecer esa relación para determinar con exactitud el impacto, los investigadores deben tener en cuenta el clima, y los cambios de normativas que pudieron surgir en determinados países, entre otros.

Más adelante, sin duda, se publicarán estudios exhaustivos. Sin embargos estos primeros datos sí arrojan algo de luz y es que centrarse únicamente en las emisiones de los automóviles no lo es todo, no es suficiente.

Para Susan Anenberg, profesora asociada de salud ambiental y ocupacional en la Universidad George Washington, estos estudios servirán para determinar cual es la mejor o la más adecuada política medioambiental. Porque simplemente apostarlo todo a eliminar los motores de combustión interna podría incluso ser contraproducente.

El equipo de Anenberg rastrea vía satélite los cambios en el dióxido de nitrógeno generado por el tráfico rodado para ver dónde la contaminación se mantuvo alta a pesar del confinamiento. De entrada, la contaminación no entiende de fronteras y algunas zonas son sensibles a lo que recibend e otras. Es algo que se aprecia con claridad en Corea del Sur que recibe una buena parte de la contaminación de las centrales térmicas norcoreanas y chinas. Pero el fenómeno del ozono es significativo.

El NOx se come al ozono

El ozono, en las capas altas de la atmósfera nos protege de los rayos nocivos del sol, pero a nivel del suelo, es perjudicial para la salud. El ozono es el principal ingrediente del smog, ese humo tenue y persistente que provoca que ciudades como Madrid tengan a menudo una boina encima. El ozono se forma cuando los óxidos de nitrógeno (NOx) se mezclan con compuestos orgánicos volátiles. En 2020, incluso con los niveles más bajos de NOx, los niveles de ozono no bajaron necesariamente, lo que provocó un riesgo añadido para las poblaciones vulnerables.

El NOx tiene una asociación no lineal con el ozono y, a un cierto volumen, en realidad puede eliminar el ozono al nivel del suelo a medida que se desarrolla. Lu Hu, profesor asistente de química ambiental y analítica en la Universidad de Montana, dice que la relación es especialmente significativa en las áreas centrales de las ciudades, donde se acumulan más gases de escape.

Un nuevo estudio sugiere que serían los productos de higiene personal los que más compuestos volátiles liberarían en el aire.

“Lo que vimos fueron estas bonitas imágenes de satélite que muestran que el NOx es más bajo en las áreas urbanas. Pero ahora, ¿qué está consumiendo el ozono?”, se pregunta Lu Hu. Y es que al parecer, el NOx se come el ozono. Lo que nos lleva a la otra incógnita de la ecuación, los compuestos orgánicos volátiles.

Éstos son generados por casi todo, desde las fábricas hasta los propios árboles. Pero un nuevo estudio, de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), sugiere que serían los productos de higiene personal, como champús y cremas hidratantes, los que más compuestos volátiles liberarían en el aire.

Las partículas finas, también, han levantado algunas preguntas. Por ejemplo, la concentración de partículas fina en Los Angeles subió durante el confinamiento, mientras que en Nueva York se mantuvo estable. Y todavía no hay una respuesta.

Al final, reducir la contaminación no es tan sencillo como eliminar un elemento de la ecuación, en este caso el más fácil y más visible, el transporte y especialmente el automóvil particular. Como se suele decir, todo está conectado. Y si realmente se quiere hacer por el medioambiente los políticos deberían empezar a escuchar a los científicos y olvidarse de cosechar titulares, principalmente prohibiendo los coches de combustión interna. El automóvil es una fuente de contaminación, pero pensar que todo se va a arreglar atacando solo esa vertiente es un error.

En Motorpasión | Europa propone una media de 47,5 g/km de CO₂ en 2030: adiós al coche en propiedad y coches híbridos enchufables para el resto

También te puede gustar

Portada de Motorpasión

Ver todos los comentarios en https://www.motorpasion.com

VER 32 Comentarios