Los cruceros contaminan demasiado. Una mezcla entre navegación medieval y tecnología punta podría ser su única salvación

El transporte marítimo es altamente contaminante, especialmente los cruceros: solo el año pasado, los cruceros que atracaron en puertos de la UE emitieron tanto óxido de azufre como 1.000 millones de coches.

Aunque el Mediterráneo se lleva la peor parte, Noruega ocupó el cuarto lugar de la clasificación e incluso registró el mayor tráfico de cruceros de todos los países. Para tratar de ponerle solución, ahora la naviera más prestigiosa del país (y una de las más antiguas), acaba de presentar su primer crucero turístico cero emisiones.

Un barco eléctrico con velas solares retráctiles

Sea Zero Hurtigruten

A punto de cumplir su 130 aniversario, la compañía noruega Hurtigruten Norway acaba de presentar los avances del que será su primer crucero turístico cero emisiones bautizado como “Sea Zero”. Este proyecto, que arrancó hace más de un año con la colaboración de 12 socios y el instituto de investigación SINTEF, se prevé operativo para 2030.

Por el momento, ya superado el estudio de viabilidad, el barco se someterá a una intensa fase de investigación, desarrollo y pruebas que se alargará hasta 2025 y que se aprovechará para implementar innovaciones tecnológicas pioneras. El objetivo es sentar las bases de una nueva generación de barcos eléctricos, empezando por los de tamaño más pequeños.

Entre otras cosas, el Sea Zero de Hurtigruten Norway “combinará un sistema de baterías de 60 MWh de potencia con la energía renovable que aportan las velas” y llevará un indicador en los laterales que mostrará el estado de la carga en tiempo real haciendo contraste con la tradicional librea negra y blanca de la compañía.

Según la naviera, “todas las baterías que se utilizan en el Sea Zero tienen una composición química que prescinde del cobalto y reduce al mínimo el níquel”, aunque no dan más datos técnicos por ahora. Respecto a las tres velas, que además de ser funcionales, son de los elementos más característicos del diseño del buque, son autónomas y retráctiles.

Estas velas “mejorarán la aerodinámica del buque, aspirando corrientes de aire hasta una altura de 50 metros para propulsarlo”. Además, estarán cubiertas de paneles solares, con una superficie total de 1.500 m2. Por ejemplo, en el verano noruego en el que no se pone el sol, esto podría ser una ventaja.

Asimismo, el barco va equipado con docenas de sensores y cámaras exteriores, y sus maniobras estarán asistidas por la Inteligencia Artificial de a bordo. La naviera también indica que “el tamaño del puente puede reducirse, teniendo una configuración parecida a la cabina de un avión”.

Esto no sólo ayuda a que el casco pueda ser más aerodinámico en la proa del buque, sino que también favorece más espacio habitable para los huéspedes y más amplitud en las cubiertas superiores. El buque tiene un tamaño similar al de la flota actual de la naviera noruega, pues cuenta con 135 m de eslora y 270 camarotes para 99 tripulantes y 500 pasajeros.

Estos, podrán regular la calefacción y/o el aire acondicionado de sus camarotes con un simple smartphone, lo que podría afectar al consumo total de energía del barco. También se ha incluido en el diseño una gran bodega de carga y la capacidad de transportar automóviles.

En la actualidad, aproximadamente solo el 0,1 % de los barcos en todo el mundo utilizan tecnología de cero emisiones, por lo que la llegada de propuestas innovadoras como esta, enfocadas a la descarbonización de un sector tan contaminante como es el del transporte marítimo, son buenas noticias para todos.

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