Si echamos la vista atrás hasta la historia sobre Josef Ganz, recordaremos que el proyecto de conseguir un coche popular era una prioridad en la Alemania de los años 30, que se materializaría en el ya famoso Volkswagen Type 1 de 1938, el llamado KdF-Wagen que se conocería como Käfer, Beetle, Escarabajo, etcétera. En cosa de un año estalló la Segunda Guerra Mundial, y la producción del Käfer se derivó entonces hacia los modelos militares Kübelwagen y Schwimmwagen.
Y hete aquí que nos plantamos en 2016 y nos encontramos con un Kübelwagen Porsche Type 82/3 que se vende en eBay por 21.100 dólares (18.900 euros, aproximadamente). Cuenta su propietario actual que este Kübelwagen está... "usado", sin especificar mucho más. Casi es mejor que no entre en detalles.
El Kübelwagen fue diseñado por Ferdinand Porsche a instancias del Tercer Reich para dotar a los nazis de unos vehículos de transporte básico que pudieran pasar ante los aliados como un tanque, sin necesidad de serlo. Por algo le llamaban el Panzerattrape, el simulador de Panzer, un carro de combate de mentira para engañar a los enemigos que lo divisaran en la lejanía y con algún que otro ligero problema de visión. Por su parte, los Schwimmwagen eran... pues eso, vehículos anfibios derivados del mismo chasis, pero con sus especificidades.
Estos vehículos —que recuerdan poderosamente a las carrozas de las fiestas del pueblo, con el tío Berengario a los mandos del tractor— eran trucos visuales muy baratos con los que se podía transitar dentro y fuera del asfalto, y ese aspecto económico resultaba crucial en la Alemania de la época para hacer frente a la deuda que acarreaba el país en aquel momento y para reducir los gastos que se les venían encima, con los que deberían financiar la contienda.
El Kübelwagen no fue el único Panzerattrape utilizado durante la Segunda Guerra Mundial (aquí tenemos una amplia recopilación de ejemplos), pero seguramente fue uno de los más ligeros y espartanos. Planteado sobre la base del Escarabajo, apenas unas láminas de metal permitían disfrazar el coche del pueblo en un genuino engaño popular. Ahora, puede ser tuyo por muy poco dinero. Ni siquiera podemos garantizar al cien por cien que se trate de un auténtico Panzerattrape de la época, pero... bien pensado, ¿qué más da? Mientras dé el pego...