EEUU necesitaba llevar toneladas de suministros al fin del mundo en plena Guerra Fría. Lo consiguió con este loquísimo tren todoterreno de 85 metros que ahora está abandonado

EEUU necesitaba llevar toneladas de suministros al fin del mundo en plena Guerra Fría. Lo consiguió con este loquísimo tren todoterreno de 85 metros que ahora está abandonado
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Desde el punto de vista de la ingeniería, la Guerra Fría fue muy interesante porque dio pie a que los dos bloques enfrentados, el comunista y el capitalista, desarrollaran todo tipo de inventos, muchos de ellos en forma de medios de transporte.

Es el caso de los Ekranoplanos, pero también del “tren terrestre” o “tren sin vía” que diseñó la compañía LeTourneau Technologies para llevar suministros a una de las zonas más extremas del planeta: el círculo polar ártico. Este enorme vehículo se llama VC-22 Sno-Freighter y lo cierto es que no fue demasiado práctico, por eso está abandonado desde hace décadas

Dos motores diésel Cummins para alimentar 24 motores eléctricos

A principios de la década de 1950, Estados Unidos se propuso dar forma a un sistema de estaciones de radar que le permitiese detectar y anticiparse a posibles ataques de misiles soviéticos. Se llamó Línea de Alerta Temprana Distante o DEW (de Distant Early Warning Line) y se decidió que debería estar colocada en pleno círculo polar ártico, atravesando zonas de Alaska (Estados Unidos), Canadá, Islas Feroe, Groenlandia e Islandia.

El problema es que levantar las estaciones de radar que daban forma a la Línea de Alerta Temprana Distante no era nada fácil porque estaban ubicadas en lugares tan recónditos y con climas tan extremos que prácticamente no había forma de llegar hasta allí y, por lo tanto, era francamente difícil llevar suministros.

No se podía llegar por mar porque el agua estaba congelada, tampoco con avión porque apenas había sitios donde aterrizar, los trenes no eran una opción porque no existían vías y tampoco había carreteras. Lo que hizo EEUU contratar a la empresa Alaska Freight Lines para solucionar el problema.

En el contrato, el país norteamericano exigía desarrollar un vehículo todoterreno capaz de transportar 150 toneladas de carga, a temperaturas de hasta -56 °C, a través de ríos de hasta 1,2 metros de profundidad y con temporales de viento extremo.

Lo que hizo Alaska Freight lines fue dejarlo en manos de LeTourneau Technologies, una compañía estadounidense que se dedicaba a construir todo tipo de maquinaria. Su propuesta para llevar suministros a las estaciones de la Línea DEW fue un “tren sin vía” todoterreno, es decir, un tren que no circulaba sobre raíles y podía moverse por cualquier lugar.

En apenas tres meses, un tiempo récord, LeTourneau Techonologies entregó este vehículo a Alaska Freight Lines. Se llamaba VC-22 Sno-Freighter y fue un anticipo del TC-497 Overland Train Mark II que llegó unos años después para ser el todoterreno más bestia de la historia.

El VC-22 Sno-Freighter era un tren de carretera formado por una locomotora y cinco vagones. Cada vagón medía 12 metros de largo y 4,9 metros de ancho y, en total, todo el tren medía 85 metros de largo.

En la locomotora había espacio para que “viviesen” cuatro operarios, para el puesto de conducción y para dos motores diésel Cummins NHV-12BI V12 que desarrollaban 400 CV cada uno, es decir, una potencia conjunta de 800 CV. Estos motores servían para alimentar 24 motores eléctricos ubicados en las ruedas de los vagones y de la propia locomotora. De esa forma, el VC-22 tenía par suficiente para mover cargas de hasta 125 toneladas y motricidad para circular por cualquier terreno.

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Interior de la cabina. Imagen: YouTube Calum.

El mismo año que se estrenó completó su primera expedición (640 kilómetros) al círculo polar ártico con relativo éxito. Llegó al destino transportando más de 100 toneladas de suministros, casi todo combustible, pero su suspensión no estaba bien planteada y sufrió bastantes averías mecánicas. En cualquier caso, pudieron solventarse en ruta.

Su segunda expedición, sin embargo, no acabó bien. Un conductor (en realidad era el cocinero) no consiguió detener a tiempo el VC-22 en una pendiente llena de nieve, de manera que uno de los remolques golpeó la locomotora, perforando el tanque de combustible y originando un incendio que acabó con los motores Cummins y la mitad de la locomotora.

Durante un tiempo, los restos del VC-22 se trasladaron a varios sitios mientras se decidía que hacer con él y, finalmente, acabó abandonado en Fairbanks, Alaska, muy cerca de una autopista. Lleva décadas allí y la locomotora se puede ver fácilmente a través de Google Maps y de Street View.

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El VC-22 se puede ver desde la autopista.

Algunos curiosos se acercan al lugar para visitar este “monstruo” de la Guerra Fría, como el youtuber Calum, que ha hecho un vídeo muy interesante para mostrar lo que queda del VC-22 y contar con detalle toda su historia, como hizo el año pasado con el LeTorneau TC-497 Overland Train Mark II.

Cuesta entender que un vehículo tan singular como este, que es un trozo de historia de Estados Unidos y, en general, de la ingeniería, esté abandonado entre la maleza y cada vez se deteriore más sin que nadie haga algo por restaurarlo y llevarlo a un museo. Al menos, su hermano, el TC-497, está expuesto en una base militar del ejército de EEUU.

Imagen | Wikipedia, JKBrooks85

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