O sea, resulta que Alonso era un malo malísimo, un bocazas desequilibrado que no tenía razón y debía callarse. Y dos días después, a la FIA se le enciende la bombilla y recula como los toreros malos; era un “defecto de reglamento” que ahora se corregirá. Vamos a ver, Director de Carrera calzonazos, el reglamento hay que entenderlo e interpretarlo, y tú eres el único al que se le ocurría que algo así era penalizable. No le eches la culpa ahora a los de Ferrari que acudieron a tí para quejarse. Interviniste de oficio con muchas ganas, se te encendió el piloto rojo, pero te has llevado tal revolcón mediático que no te ha quedado otro remedio que dar marcha atrás. Pero has llegado tarde, ya has quedado retratado, y Fernando Alonso, reforzado.
Vía | Autosport