Anatomía de un accidente. Por qué Carlos Sainz no es culpable de su espectacular choque con Sergio Pérez

Anatomía de un accidente. Por qué Carlos Sainz no es culpable de su espectacular choque con Sergio Pérez
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Es uno de los accidentes más extraños que se recuerdan en los últimos años de Fórmula 1. Carlos Sainz y Sergio Pérez colisionaron en la penúltima vuelta del Gran Premio de Azerbaiyán mientras luchaban por el podio y, reconozcámoslo, la primera reacción que tuvimos todos fue: ¿¡Qué ha hecho Sainz?!

En un primer momento, parecía que Sainz había cometido un peligroso error de principiante que los mandó a ambos contra el muro. Pero los comisarios han dictaminado que solo ha sido un lance de carrera y lo han saldado sin sanciones. Por una vez, y sin que sirva de precedente, tienen razón.

El rebufo de Leclerc despistó a Sainz y Pérez hasta que ya era demasiado tarde

Para entender lo ocurrido en este accidente es fundamental atender a las cámaras onboard. Fue el primer recurso que utilizamos todos para descubrir quién había girado el volante en dirección al otro, pero nos encontramos con una sorpresa: ninguno de los dos lo había hecho. Ni Pérez ni Sainz giran el volante.

Lo que ocurrió en el accidente entre Sainz y Pérez fue mucho más sutil. Ambos van rectos, pero no en rectas paralelas. Sainz sale de la curva con el coche apuntando hacia su izquierda, mientras que Sergio Pérez apunta hacia su derecha. En el caso del mexicano su cámara onboard es bastante particular.

Al tomar la curva previa muy por el interior, Pérez tiene un trallazo de la parte trasera al acelerar, lo que le obliga a hacer un ligero contravolante. Una vez controlado de nuevo el coche, hace una pequeña corrección hacia su derecha. Es decir, levemente pone su coche en dirección al de Carlos Sainz.

Sergio Perez Baku F1 2024

Pero, si ambos iban en líneas rectas no paralelas, ¿Por qué ninguno evitó el choque? El motivo obvio es porque no se percataron hasta que ya era demasiado tarde. Pero la razón por la que tardaron tanto en percatarse es porque ambos estaban focalizados en el alerón trasero de Charles Leclerc y en su jugoso rebufo.

Y es que esa es la clave de todo. El rebufo de Leclerc fue lo que llevó a Sainz y a Pérez a tomar sus respectivas direcciones opuestas, y también lo que les hizo no darse cuenta del accidente hasta que ya era inevitable. Reglamento en mano, nadie hizo un cambio de dirección, por lo que los comisarios no han podido sancionar nada.

Pese al revuelo instantáneo, ambos pilotos acabaron reconociendo con elegancia que no fue algo demasiado grave. Y es que probablemente sea el accidente que mejor refleja qué es un lance de carrera.

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