"Llega más energía del sol a la Tierra en una hora que la que los seres humanos utilizamos en un año". Para el filántropo multimillonario Bill Gates, este hecho resulta fascinante, y así lo ha compartido con sus seguidores en Twitter. El profesor Nathan S. Lewis, al que ha visitado Gates en su laboratorio en Caltech, California, lleva investigando el campo de la energía solar más de 40 años. Busca que la comercialización de combustibles obtenidos exclusivamente con luz solar, agua y dióxido de carbono, sea una realidad.
Su equipo de investigación busca la manera de almacenar la energía del sol para cuando sea necesario, del mismo modo que lo hacen las plantas durante la fotosíntesis, pero de forma más rápida y barata y poder convertir esa energía en combustible líquido que mueva nuestros medios de transporte. Asumiendo que en España el gobierno acaba de vetar la eliminación del "impuesto al sol", podemos decir que se trata de una idea esperanzadora a la par que utópica.
Almacenar la energía para cuando no brille el sol
El proyecto de investigación de Lewis busca impulsar nuestros aviones, barcos y vehículos terrestres gracias al enorme poder de la energía solar. ¿Cómo? Transformando la energía del sol en combustible líquido a través de lo que las plantas hacen.
A mind-blowing fact…more energy from the sun hits the Earth in one hour than humans use in an entire year. pic.twitter.com/vs1OjxtXAJ
— Bill Gates (@BillGates) 15 de marzo de 2017
Durante años, los investigadores han estado estudiando cómo imitar el proceso de fotosíntesis de las plantas: la forma con que una planta puede capturar la energía solar y almacenarla en enlaces químicos mediante la división del agua y el dióxido de carbono.
Las baterías son una solución, pero aún mejor sería un combustible solar. Los combustibles tienen una densidad energética mucho mayor que las baterías, lo que es mucho más fácil de usar para el almacenamiento y el transporte. Por ejemplo, una tonelada de gasolina almacena la misma cantidad de energía que 60 toneladas de baterías. Es por eso que, salvo un gran avance en la tecnología de las baterías, es difícil imaginar un viaje transoceánico en un avión de baterías.
La compañía china Hanergy trabaja en la unión entre coche eléctrico y energía fotovoltaica, y ha trabajado en concept cars que han sido bautizados como Solar R, Solar O, Solar A, y Solar L. Es necesario todo un sistema de baterías para hacer funcionar los coches -de 35 a 44 kWh-, que en definitiva son vehículos eléctricos, con grandes paneles cargando sus pilas.
Por el momento necesitan encontrar la manera de almacenar la energía del sol y llevarla a donde las personas la necesiten. El equipo también está trabajando en una especie de césped artificial hecho de células de plástico que permitan capturar la luz del sol para producir combustible.
Cada célula de plástico contendría agua, absorbentes de luz, y un catalizador que aceleraría las reacciones químicas. Aún no disponen de esos materiales, pero eso trabajan en sintetizarlos y hacerlos tangibles a través de la investigación, aunque resulta un proceso costoso que precisa de inversión gubernamental.
Y por eso, niños, que los gobiernos inviertan y apoyen la investigación y a la comunidad científica, para que no tengan que emigrar y vean sus proyectos morir, es tan importante. Nuevas industrias, nuevos puestos de trabajo y el estímulo del crecimiento económico son ingredientes de la misma receta: obtener un modo de vida sostenible para todos.
Impuesto al sol y trabas a la electrificación
El sol es la fuente más fiable y abundante de energía renovable que tenemos, es más barata que la eólica y la que más ha crecido en los últimos 15 años. Europa y Asia han multiplicado por 75 su capacidad acumulada en una década, y China es ya el país con mayor potencia de energía solar instalada, por delante de Alemania.
La investigación del Instituto Tecnológico de California de la que nos hemos hecho eco, ofrece la posibilidad de implementar una fuente de alimentación fácil y sostenible para nuestra infrestructura de transporte: en vez de conducir vehículos que funcionan con combustibles fósiles, serían alimentados por combustibles hechos de la luz solar. Pero, ¿qué pasa en España?
En España somos un caso a parte. Aquí tenemos un "impuesto al sol", cuya prohibición además acaba de ser vetada en el Congreso. La nueva ley pedía favorecer el consumo energético compartido y colectivo, modificar el actual régimen sancionador y eliminar el impuesto al sol, pero el Partido Popular junto a Foro Asturias han votado en contra. Así los consumidores que recurran al autoconsumo tendrán que pagar por sus paneles fotovoltaicos estén en funcionamiento o no.
La secretaría de Estado de Energía subraya que se produciría una menor recaudación tributaria, especificando que de llevarse a cabo, se dejarían de recaudar 162 millones de euros anuales vía impuestos. España se ha convertido en el país europeo que más ha recortado en I+D durante la crisis, situándose el nivel de la ciencia al de 1998.
A España, donde vemos aún pocos eléctricos rodando, le queda mucho recorrido hasta que alcance las tasas de coches alternativos más altas. El apoyo a las infraestructuras de recarga se ve entorpecido por las trabas para que cada particular pueda producir su propia electricidad. Con todo esto sobre la mesa, ¿podemos deducir que estamos a años luz de acercarnos a lo que el profesor Lewis trata de conseguir?
Fuente | The blog of Bill Gates
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