La reunión ministerial del G20 sobre Transiciones de Energía y Medio Ambiente celebrada en Tokio ha sido el escenario elegido para que tres potencias se asocien a favor del hidrógeno. Así, Japón, la Unión Europea y Estados Unidos han firmado una declaración conjunta para impulsar la tecnología de pila de combustible en todos los sectores posibles.
Regulaciones, investigación, desarrollo...
El Ministerio de Economía, Comercio e Industria de Japón, la Dirección General de Energía de la Comisión Europea y el Departamento de Energía de los Estados Unidos han puesto sobre la mesa su intención de desarrollar un memorando de cooperación que abarcaría el estudio y evaluación del potencial del hidrógeno en todos los sectores para reducir las emisiones que causan el efecto invernadero.
El acuerdo también contempla la cooperación en la aplicación de tecnologías y la armonización de regulaciones, códigos y normas, así como el intercambio de información, investigación y desarrollo conjunto para garantizar la seguridad y la cadena de suministro de esta tecnología.
Desde el transporte hasta la industria, este principio de acuerdo pretende fortalecer la cooperación para que el hidrógeno deje de ser un combustible del futuro con una clara falta de infraestructura: en todo el mundo hay alrededor de 369 estaciones de hidrógeno.
Según un reciente informe de la Agencia Internacional de Energía, el costo de producir hidrógeno a partir de energía renovable podría reducirse en un 30 % para 2030 y el combustible podría reducir las emisiones en industrias como el transporte, los productos químicos y el acero.
Sin embargo aún se enfrenta a muchos retos. Según la agencia, la mayor parte del hidrógeno ahora proviene de combustibles fósiles y su producción es responsable de las emisiones anuales de carbono equivalentes a las del Reino Unido e Indonesia combinadas.
Aunque ya se está utilizando a escala industrial, se suministra casi en su totalidad con gas natural y carbón. Su producción, principalmente para las industrias químicas y de refinación, es responsable de 830 millones de toneladas de emisiones de CO₂ por año.
Además sigue siendo costosa y su adopción también se ve frenada por el lento desarrollo de la infraestructura, unido a algunos obstáculos regulatorios.
A pesar de que actualmente hay solo alrededor de 11.200 coches impulsados por hidrógeno en todo el mundo, algunas compañías han apostado fuertemente por esta tecnología. Los mejores ejemplos los encontramos en el Toyota Mirai y en su camión de hidrógeno, en el Nikola Tre, en el Honda FCX Clarity, en el Hyundai Nexo o en el Mercedes-Benz GLC de hidrógeno, que aterrizó a finales de 2018 en Alemania.
De hecho Toyota está tan inmersa en esta tecnología que augura que el precio de los coches impulsados por pila de combustible será el mismo que el de los híbridos de aquí a 10 años. Para poner esta afirmación en contexto, actualmente el Mirai se vende en EE.UU y Japón, y en Alemania por un precio que parte de los 66.000 euros sin impuestos.
Hace dos años nació el primer Consejo del Hidrógeno, un organismo formado por 13 grandes compañías, entre las que destacan Toyota, BMW, Honda, Daimler, Hyundai y Kawasaki.
Su objetivo es ofrecer recomendaciones a una serie de interlocutores, como políticos, empresarios y agentes del hidrógeno, agencias internacionales y la sociedad civil para intensificar la inversión en el desarrollo y la comercialización de los sectores del hidrógeno y la pila de combustible.