Esta es la Plymouth pickup de 1939 que quería ser un avión, con un motor radial y mucho más

Después de haber visto al Insanity con dos turbinas de avión y al Toyota GT 86 con un motor Ferrari, continuamos para bingo esta semana con otra creación tan fascinante como excesiva. La pickup Plymouth de 1939 recibe con los brazos (y el capó) abiertos los siete cilindros refrigerados por aire y 300 CV de un motor diseñado también en los años 30, pero de avión.

La adaptación de motores de avión a automóviles ha sido una constante en la historia del automovilismo, y en esta ocasión le ha tocado el turno a un motor de 12.4 litros Jacobs R-755 que, aunque buena parte esté fuera del vehículo, queda perfectamente integrado en una suerte de coche mitad avión, mitad furgoneta, mezcla de la estétita steampunk y Mad Max.

El origen del proyecto se remonta a hace tres décadas, cuando Gary Corns (Colorado Auto & Parts) compró una Plymouth pickup de 1939 con la que no sabía muy bien qué hacer. Finalmente, mientras contemplaba un viejo hidroavión, tuvo la idea de adaptar un motor radial a una pickup con unas formas que se prestaban a evocar la aviación.

Como cabe esperar, el trabajo fue arduo y hubo que fabricar la mayor parte de las piezas para poder adaptar un motor que en sus inicios poco tenía que ver con el automovilismo. Todo el chasis fue sustituido por una nueva estructura tubular a medida, más larga y resistente en la parta delantera, que fuese capaz de soportar el enorme motor y mantener el funcionamiento de la Plymouth como si fuera un vehículo normal y corriente.

Por suerte para el equipo, tras comprar un carburador específico a través de eBay, pudieron arrancar el motor sin mayores sobresaltos que una enorme nube de humo. Sólo tuvieron que ajustar el sistema de admisión y reglar las válvulas para que el motor volviera a la vida.

Tanto la carrocería como el interior han recibido un profundo tratamiento "aviónico" y ahora todo está cubierto de chapa y remaches. La línea exterior se ha bajado al máximo para pegarla al suelo, toda la carrocería se ha adaptado para encajar en el nuevo chasis, se ha carenado la cama dejando sólo a la vista el depósito de combustible que sale justo por detrás del habitáculo, las llantas se cubren y cada pieza se ha remodelado para evocar la aviación.

El interior se llena de espíritu aviador mucho más allá de la hélice colgada del techo. Todas las ventanas simulan ser las de un avión y los mandos se identifican hasta el extremo con los que necesitaría un piloto de caza de la época, incluso los del salpicadero y el cuadro de relojes frontal. Hasta se ha instalado un doble mando.

Desde la personal parte delantera hasta el parachoques trasero, los accesorios aeronáuticos y las luces consiguen que el resultado final sea impactante y llamativo, pero con un toque sutil al mismo tiempo. Cada detalle se ha cuidado al máximo, incluso con la adopción de una bomba de humo con la que escribir cosas en el aire, o despistar a los enemigos.

No os olvidéis de pasar un rato por la galería, merece la pena ver cada uno de los rincones que componen esta obra.

Vía | Silodrome

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