'Nadie' esperaba este giro de guión por parte del candidato republicano a la presidencia de EEUU (nótese el tono irónico). Donald Trump, estrecho amigo de Elon Musk desde hace años, ha vuelto a arremeter contra los coches eléctricos y contra todos sus usuarios y restando algunos votos a su favor: "Elon Musk me apoyó y es amigo mío... pero estoy en contra de que todo el mundo tenga un coche eléctrico", ha dicho en declaraciones recogidas por Reuters.
Poco más se sabe de este arrebato, pero hace tan solo unos días Trump aseguraba que los coches eléctricos son "increíbles". Lo que está claro es que diga lo que diga Trump, Elon Musk no saldrá perjudicado.
Las claves de una política para acabar con la "estafa verde"
La Ambivalencia hecha persona. "Hablo constantemente de vehículos eléctricos, pero no quiero decir que esté en contra de ellos. Estoy totalmente a favor de ellos”, aseguró hace unos días en declaraciones recogidas por The New York Times. Unos momentos después, dijo: “Los he conducido y son increíbles, pero no son para todo el mundo”. Esta ambivalencia no es fortuita. El expresidente suavizaba el tono bélico relativo a la electrificación porque hacía poco que se había reunido con Musk. El fundador de Tesla asegura que incluso Trump es un "gran fanático de la Cybertruck".
Coches eléctricos, ok, pero sin la ayuda del Gobierno. Por entonces Trump defendió que todo el que quiera debería poder comprarse un coche eléctrico, pero no gracias a incentivos gubernamentales de hasta 7.500 dólares. Y eso a Musk le da igual porque algunos de los modelos de Tesla no cumplen los requisitos para ser subvencionados, por lo que solo perjudicaría a sus competidores. Hace poco aseguró que pondrá fin al “mandato de vehículos eléctricos desde el primer día”, aludiendo a esta política.
A los conservadores no le hace gracia el coche eléctrico. Lo cierto es que a pesar de la desaceleración a nivel global que está experimentando el vehículo eléctrico -sobre todo el EEUU- se han vendido en el país norteamericano cerca de 1,2 millones de coches 100 % eléctricos el año pasado, más del cuádruple que en 2019. Pero no seguirá esta senda si la polarización política no se suaviza.
Según una encuesta de Gallup, el 70 % de los republicanos dijeron que "no comprarían" un vehículo eléctrico en el futuro, en comparación con el 27 % de los demócratas, y los estudios de las universidades más importantes confirman que la intención de compra va ligada a las convicciones políticas. La idea de los conservadores es que el coche eléctrico representa la falta de libertad para elegir qué vehículo conducir, y su triunfo sería el de China.
Musk como asesor presidencial. Elon Musk es un gran donante de la campaña de Trump y una figura muy querida entre los republicanos, por eso el multimillonario fundador de Tesla ha tenido muchas papeletas para convertirse en asesor presidencial.
Lo que está claro es el rumbo que tomarán las políticas gubernamentales en torno al coche eléctrico si gana el republicano: adiós ayudas, hola extracciones petrolíferas, solo coches 'made in América' (puntualización geográfica: con América se refieren únicamente a EEUU) y adiós a la mayoría de regulaciones medioambientales de Biden. De hecho, en relación a las políticas proteccionistas, Trump ha expresado su intención de poner aranceles a los vehículos hechos en México, así que Musk ha detenido la construcción de su futura planta allí.
Además, se ha comprometido a redirigir el dinero de la "nueva estafa verde", en referencia a las políticas de Biden para financiar proyectos de energía renovable, a proyectos de infraestructura como puentes y represas. Por algo no se ha cansado de decir que el cambio climático es un invento chino.
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