Este 2024 ha comenzado pintando en bastos para Tesla: sus ventas han caído por primera vez en cuatro años. Para calmar a los inversores, Elon Musk optó por despedir a un 10 % de la plantilla de la empresa en todo el mundo: 14.000 trabajadores. "No hay nada que odie más, pero hay que hacerlo".
Se estima que incluso más ya se han hecho efectivos, incluyendo el polémico despido de todo el departamento de Supercargadores: uno de los negocios clave de Tesla y que explica parte de su éxito. Y se acaba de destapar el verdadero motivo de esta escabechina: la jefa del departamento, Rebecca Tinucci, osó contradecirle. Musk cortó por lo sano sin valorar lo que suponía cargarse una división al completo y ha tenido que recoger cable.
Una rabieta de Musk que casi acaba con una de las divisiones estrella de Tesla
Tinucci ya había despedido en días previos entre el 15 y el 20 % de la plantilla. Un recorte que entendía como suficiente para que la división siguiera funcionando tras apretarse el cinturón. La que es una de las pocas mujeres con cargo de alto rango en Tesla, y de los pocos directivos que reporta directamente a Musk, se reunió con el magnate sudafricano para presentarle el nuevo plan para los Supercargadores tras este recorte.
Las conclusiones de Tinucci no gustaron a Musk, que exigió más despidos en el departamento. Ella se negó, argumentando que reducir aún más el personal pondría en peligro este tan rentable negocio. Menos le gustó a Musk la apreciación de su empleada: es lo que le llevó a acabar de un plumazo con todo el departamento al completo, incluyendo la propia Tinucci. Unas 500 personas a la calle.
Así se lo habría confirmado a Reuters el testimonio de ocho empleados de este departamento (escuchado a su vez a varios gerentes) y el de uno de los contratistas, así como un correo electrónico al que ha tenido acceso el medio.
Empleados indispensables en un departamento esencial para Tesla. En pocos días se ha demostrado que la rabieta de Musk y sus consecuencias no han ido bien para la compañía. La de Palo Alto ha tenido que readmitir a parte de los empleados de la división de cargadores. Para sorpresa de nadie este departamento no puede funcionar sin personal.
El plan de Musk es que fuera el departamento de energía, encargados de la venta de paneles solares y soluciones de almacenamiento eléctrico, quien llevase también el trabajo de los Supercargadores y continuara con los contratos de expansión de la red de carga.
Esta división ya estaba bastante saturada de trabajo, pero es que además los anteriores empleados de los Supercargadores eran los que habían estrechado los lazos con proveedores, empresas eléctricas y otras muchas entidades.
Si bien a priori el trabajo de ambos departamentos puede resultar similar, los de energía tratan con empresas y particulares. Mientras, colocar estaciones de carga en la vía pública exige mucha más burocracia y negociaciones con empresas de servicios públicos, administraciones locales o propietarios de terrenos. El resultado es que no han podido hacer esta tarea y la consiguiente readmisión de los trabajadores de la división de carga.
A esto se añade que Tesla había conseguido hacer rentable su negocio de recarga gracias a recortar los costes lo máximo posible y escoger muy bien las ubicaciones. Algo que es mérito de este departamento con Tinucci a la cabeza. Entre las readmisiones, al menos de momento, Tinucci se ha quedado fuera.
Otro tiro en el pie de Elon Musk. En toda esta tormenta perfecta, y mediática, Musk volvió a tirar por la tangente. En un tuit publicado en Twitter, red social de la que es dueño, aseguró que Tesla iba a gastar 500 millones de dólares para ampliar la red de carga con "miles de nuevos cargadores este año".
Una aseveración a la que también han sacado los colores los ex empleados de la red de Supercargadores: este presupuesto es menor del planeado inicialmente para abrir nuevas estaciones este año. A lo que se añade que se necesitan cientos de trabajadores para hacerlo posible.
Según la firma de análisis de datos EVAdoption, consultada por Reuters, esa inversión de 500 millones serviría para levantar un 77 % menos de cargadores por mes en comparación al ritmo que ha llevado Tesla en estos años.
Hay que recordar que la red Supercargadores es la más amplia de todo EE.UU y además no es exclusiva de Tesla: pueden usarla coches eléctricos de otras marcas. Tanto es así, que su conector se ha convertido en estándar en Norteamérica. En definitiva, Musk ha vuelto a tirar piedras contra su propio tejado atentando contra uno de los pilares de negocio de Tesla. Y podría pagarlo caro.