
Una caída vertiginosa, eso es lo que nos viene a la cabeza cuando miramos los primeros resultados de Tesla para 2025. Las ventas de Tesla cayeron un 50% en Europa continental en el mes de enero y un 10% en Estados Unidos. Y a Elon Musk no le importa lo más mínimo. De hecho, su rol como máximo dirigente del fabricante de automóviles ha pasado a un segundo plano. Bueno, a un tercer o cuarto plano, más bien.
A Elon Musk ya no le preocupa Tesla. Está más interesado en desmantelar el gobierno federal estadounidense para enriquecerse a sí mismo y a sus amigos multimillonarios, en cambiar las leyes para su Inteligencia Artificial y acumular los contratos gubernamentales para Space X o en abandonar la Estación Espacial Internacional porque hay que ir a Marte, que en vender coches eléctricos. Elon Musk está presente en todos los frentes, excepto en el de Tesla. Hasta el punto que algunos accionistas quieren despedirlo para evitar que Tesla colapse.
Las ventas de Tesla en caída libre
Las ventas de Tesla están en caída libre en Europa. En comparación con enero de 2024, las matriculaciones de la marca en enero de 2025 han bajado un 63% en Francia, un 59% en Alemania, un 44% en Suecia y un 38% en Noruega, países en los que las matriculaciones de coches eléctricos han experimentado un crecimiento de dos dígitos.
En España, las ventas cayeron de 1.094 a 269 coches, un 75,4%, y también bajaron en Dinamarca (-40,9%) y los Países Bajos (-42%). En el conjunto de Europa, las ventas de Tesla se han reducido a la mitad. En otros mercados, ocurre lo mismo. En Australia, Tesla cayó un 33% en enero, mientras que en EE.UU. y China, la caída se situó en torno al 10%.
Mientras tanto BYD, el primer fabricante mundial de coches enchufables, va camino de superar a Tesla. Las ventas de BYD en 2024 ascendieron a 4,2 millones de unidades. Es la primera vez que BYD vende más de 4 millones de coches al año, pero sobre todo, de esos más de cuatro millones de coches, 1.764.992 fueron modelos 100% eléctricos. Tesla, por su parte, vendió 1.789.226 coches. Tesla conservó el primer puesto como fabricante de coches eléctricos por un escaso margen de menos de 25.000 coches.
La presentación del nuevo Tesla Model Y a principios de enero y el anuncio que el coche llegaría a Europa en primavera de 2025 han tenido por efecto de retrasar la compra del Model Y actual, que fue el coche más vendido en el mundo en 2023. Es un fenómeno típico en automoción, donde una parte de la clientela aplaza la compra de un modelo determinado cuando sabe que el nuevo está al caer. Es algo que todos los fabricantes contemplan.
Pero esto no explica por sí solo la debacle de Tesla. Los nuevos Model 3 y Model Y son simples restylings con ligeras actualizaciones técnicas. Los Tesla apenas han cambiado en 10 años en el mercado. La única verdadera novedad de Tesla ha sido la Cybertruck, la cual no es precisamente un éxito de ventas.
Mientras tanto, de Volkswagen a BYD pasando por Toyota, el resto de marcas se han despertado con propuestas cada vez más cercanas a lo que pide la clientela. Los clientes tienen ahora una amplia oferta de coches eléctricos y, cuando compran uno, se decantan cada vez más por marcas que llevan muchos años conduciendo. Simplemente les generan más confianza que los Tesla y su dudosa fiabilidad. Véase el ejemplo de Noruega donde el coche eléctrico más vendido es ahora el Toyota bZ4X.
“Lo lógico sería que se redoblaran los esfuerzos y trataran de aprovechar la ventaja que llevan sobre los demás [fabricantes]”, afirma Michael Lenox, profesor de negocios de la Universidad de Virginia.
Tampoco le importa mucho que Trump haya congelado un programa de inversión en puntos de recarga para vehículos eléctricos por valor de 5.000 millones de dólares, de los que se beneficiaba Tesla. Tesla ha recibido 31 millones de dólares en ayudas para instalar 539 puertos de carga rápida de corriente continua, lo que representa el 6% de todos los fondos distribuidos hasta ahora.
No solamente no le importa, sino que lo aplaude. Elon Musk considera que eliminar toda ayuda al coche eléctrico beneficiaría a Tesla y sería devastador para el resto de marcas. Las ventas, de momento, parecen contradecirle.
Tesla cada vez es menos Tesla
Elon Musk presenta ahora la compañía como una empresa de Inteligencia Artificial y de robotaxis, prometiendo desde hace años una conducción autónoma que no llega y presentando robots humanoides, que cuando no eran actores disfrazados eran marionetas controladas remotamente. Eso sí, ha desvelado en un estudio de cine el Cybercab, un robotaxi cuya base debía ser la del Tesla asequible que no veremos nunca.
También ha reinventado el autobús al mismo tiempo que desvelaba el Cybercab, y todo después de querer reinventar el metro con sus coches y The Boring Company. En cuanto al Tesla Semi, más allá de Pepsi y Lays, no tiene clientes y parece que no los va a tener. Al final, los coches, y los camiones, pasan a un segundo plano, con una gama congelada. Elon Musk tiene nuevos juguetes.
Elon Musk “parece haber perdido interés en el agotador negocio de desarrollar, producir y vender coches”, aseguran inversores y analistas en el New York Times.
“No tenemos un consejero delegado plenamente centrado en garantizar que Tesla siga siendo líder en el sector de los vehículos eléctricos”, afirmó Brad Lander, interventor de la ciudad de Nueva York, que supervisa los fondos de pensiones de los empleados de la ciudad y que poseen acciones de Tesla por valor de 1.250 millones de dólares. Los pequeños inversores de Tesla también están inquietos y piden directamente su dimisión o despido.
De Tesla, lo único que parece interesarle a Musk es su compensación salarial de 56.000 millones de dólares. Tras amenazar con desmantelar Tesla si no se le pagaba, obtuvo el beneplácito de los accionistas. Hasta que en 2024, un juez bloqueó su paquete de opciones sobre acciones de 2018, a pesar de que los accionistas volvieron a ratificar la compensación.
Ahora que a efectos prácticos forma parte del gobierno de los Estados Unidos, Musk simplemente quiere cambiar la ley para poder cobrar. Un bufete de abogados que representa tanto a Musk como a Tesla ha redactado un proyecto de ley para cambiar la Ley General de Sociedades del estado de Delaware, donde está la sede de Tesla por razones fiscales, para permitir a Musk obtener sus miles de millones, informa CNBC.
El estado de Delaware no tiene impuesto sobre sociedades, ni tampoco sobre la propiedad. Ni tampoco IVA, lo que explica que muchas grandes empresas, como Tesla o Amazon, tengan su sede central, es decir, poco más que un buzón de correo, en el diminuto estado.
Elon Musk no pudo comprar esas compensación salarial en opciones de Tesla porque controla Tesla. Con la nueva ley que quiere pasar, esto ya no sería un impedimento para cobrar los 56.000 millones de dólares.
Elon Musk está más interesado en la Inteligencia Artificial e ir a Marte
Los otros intereses de Elon Musk son mucho más lucrativos para él que Tesla, en especial Space X. El New York Times ha detallado de forma muy gráfica hasta qué punto Elon Musk ya influía sobre el gobierno federal antes de formar parte de él e intentar desmantelarlo con la excusa de “reducir el déficit de los Estados Unidos”. En 2023, las empresas de Elon Musk ingresaron 3.000 millones de dólares vía un centenar de contratos diferentes con 17 agencias federales.
Según datos federales analizados por ‘The Independent’, el gobierno estadounidense ha prometido o concedido a las propias empresas de Musk casi 21.000 millones de dólares desde 2008. Y este año, el dinero seguirá fluyendo con otros 76,7 millones prometidos desde la toma de posesión de Donald Trump.
La mayor parte del resto de los contratos de SpaceX son con el Departamento de Defensa, que ha prometido 5.600 millones de dólares y ha ofrecido un desembolso futuro de hasta 32.800 millones, así como con agencias de inteligencia para la construcción y puesta en órbita de satélites espías.
Al final, la realidad es que Elon Musk tiene Tesla prácticamente abandonada. O al menos, no como fabricante de automóviles. Lo de ser disruptivo y poner patas arriba la industria ya no le interesa. Ni tampoco lo ha conseguido, dicho sea de paso, pues lo está logrando China gracias a la obsesión de las marcas occidentales, sobre todo alemanas, por vender en China sin saber adaptarse.
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Fotos | Tesla, Space X, NASA y Motorpasión